Capítulo 13

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Esa noche terminó en aquel restaurante con ambos chicos cenando y compartiendo una promesa. Hablaron tranquilamente el resto de la calída y tranquila velada, y al terminar fueron a casa otra vez. Ambos se ducharon y se fueron a dormir relativamente temprano, así comenzaría un nuevo día.
La mañana siguiente no fue diferente a muchas otras. Chifuyu se levantó temprano y se alistó para ir a trabajar mientras Kazutora aún dormía. Le dejó el almuerzo en la nevera y algo de dinero también.

Salió del apartamento directo a su trabajo, donde al entrar se encontró con Kokonoi, que lo regañó por no presentarse el día anterior. Chifuyu ya se lo esperaba, pero aún así le molestó que un ejecutivo que ni siquiera era parte de su unidad le regañara. Subió al penúltimo piso y fue a su oficina, donde ya habían cientos de carpetas de las que tendría que encargarse por el resto del día. Sería algo largo y pesado, pero ya se lo veía venir, así que se sentó en su escritorio para empezar a trabajar.

Las horas pasaron, en las cuales Chifuyu pudo concentrarse totalmente en su trabajo, o al menos hasta que empezó a oír fuertes golpes en el piso de arriba, como si alguien estuviera destruyendo todo a su paso. No lo pensó dos veces y corrió hacia las escaleras, pues no tenía tiempo de esperar el elevador y corrió hacia el último piso. Siguió el ruido, hasta llegar a la oficina de su mejor amigo, donde ya habían algunas personas afuera observando la puerta sin comprender qué pasaba allí.

Chifuyu lo entendió, ninguno de los que estaban allí observando tenían el valor de entrar ya que nadie quería interrumpir a un alto ejecutivo de ToMan, pero Chifuyu sabía que su mejor amigo estaba destruyendo su oficina y si seguía no sería bueno, así que apartó a todos, haciendo que siguieran con sus trabajos y dio un largo suspiro antes de entrar.

Lo primero que vio al abrir la puerta, fueron cosas rotas y tiradas por todas partes: cuadros, sillas, macetas con hermosas plantas que solían decorar el lugar, el librero estaba tirado y destruido, el costoso televisor hecho pedazos, hasta la lámpara estaba rota y tirada mientras Takemichi estaba en el centro del desastre.

— ¡Mierda, maldita sea!.— Exclamó el pelinegro mientras seguía rompiendo todas sus cosas. Chifuyu recordó la cámara que había puesto en la oficina, así que rápida y disimuladamente la encendió.— ¡AAAAH!.— Volvió a gritar mientras partía una silla contra el suelo. Chifuyu se acercó a él.

— ¡detente, Takemichi!.— Exclamó esta vez el castaño.

— ¡cállate!.— Chifuyu apretó los dientes, observando como Takemichi seguía destrozando todo.

— ¡¡no te desquites con las cosas!!.— Por un momento, Takemichi paró, tomando algo de aire con las lágrimas inundando sus ojos.

— ¡ME HA TENDIDO UNA TRAMPA, MALDITA SEA!.— Volvió a exclamar.— ¡¡Kisaki es el diablo!!.— Hanagaki apretó sus puños, tratando de contener su frustración.— ¡No lo sabía!.— Chifuyu seguía con esa cara de serenidad, entendiendo porqué su amigo estaba así.— No sabía que la asesinada sería ella...— Hinata Tachibana... a pesar de los años, Takemichi jamás dejó de amarla.

— Takemichi, cálmate, destrozar tu oficina no ayudará en nada.— Matsuno trató de acercarse a su amigo y éste cayó al suelo de rodillas.

— La maté, Chifuyu... maté a Hinata... y a Akkun...— Murmuró, destrozado por cada decisión que lo llevó a aquello.

Las lágrimas no cesaban y seguían empapando sus mejillas. Su cabello perfectamente peinado hacia atrás ahora era un desastre, revuelto como si se hubiera levantado de la cama hace unos minutos. Chifuyu se agachó frente a él y secó sus lágrimas con un pañuelo que traía en el bolsillo. La mirada azul de Takemichi parecía estar hundida en desesperación y culpa. Chifuyu se sintió culpable, porque, tal vez y sólo tal vez, podría haber hecho algo para impedir aquello. Ahora Takemichi estaba destruido, ese chico de gran sonrisa brillante y un corazón fuerte, se encontraba allí, frente a él y ahogándose entre lágrimas, dolor y culpa.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora