Capítulo 21

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El día nunca había sido tan largo y agobiante para Chifuyu. Desde ayer que había hablado con Naoto y habían acordado trabajar los tres juntos, tenía miles de cosas rondando en la cabeza, las cuales no le dejaban concentrarse en su trabajo. Tenía demasiadas cosas por hacer y no podía poner atención en ninguna, cada tema daba vueltas en su mente, igual que la culpa.

ToMan.

Takemichi.

Mikey.

Naoto.

Kisaki.

Los Black Dragons.

La muerte de Hinata Tachibana.

Hasta la desaparición de Mitsuya.

Todo era un cúmulo de cosas que sólo le daban estrés y ansiedad. Cada vez que le daba más vueltas al asunto, más se culpaba y más cigarrillos necesitaba fumar. Se había convertido en un manojo de nervios y ansiedad tan sólo por una estúpida charla con un oficial de policía, odiaba sobrepensarlo tanto.

Pero sin dudas, lo peor fue la llamada que recibió de Naoto por la tarde.

— ¿hola?— Respondió Chifuyu su celular. Había sonado tres veces antes de que finalmente se diera cuenta de que estaba sonando... y eso que estaba a su lado.

— Hola Chifuyu, soy Naoto.— Se escuchó desde la otra línea.— ¿conoces a Ken Ryuguji?— La pregunta lo desconcertó.

— Emm... si, supongo que si.— Respondió algo extrañado por la pregunta.— ¿por qué lo preguntas?

El silencio en la línea duró unos largos segundos.

— Fue ejecutivo de la Tokyo Manji ¿verdad? Eso dicen los expedientes.— Chifuyu tomó aire, empezaba a estresarse otra vez.— ¿eran cercanos?

— No mucho, pero algo así.— Respondió recargándose en el espaldar de su silla.— En serio Naoto ¿qué sucede con Draken?— Se oyó un suspiro en la otra línea.

— Pues... hace unas horas me informaron que lo ejecutaron...— Contó casi en un murmuro.— Lo mandaron a la silla eléctrica y... cremarán su cuerpo en unos días.

El frío y vil silencio duró largos y pesados minutos, en los cuales Chifuyu sólo se podía mantener mirando un punto fijo en la pared, sin terminar de procesar esa información y con el celular en su oído, estático, perdido, vacío.

Naoto se sintió algo incómodo por tanto silencio, a pesar de que ni siquiera estaba mirando a Chifuyu, pero sabía que seguramente le había caído mal la noticia. Aunque Chifuyu le haya dicho que no eran cercanos, Ken Ryuguji fue un importante administrativo de la Tokyo Manji, era de los pocos que no había cambiado tanto en todos esos años. Llevaba unos dos o tres años en la cárcel, esperando su condena que la recibió hace apenas algunos meses atrás.

Chifuyu sabía que estaba condenado a pena de muerte, pero jamás creyó que el día de su condena llegaría tan pronto.

Se sentía totalmente abatido y destrozado, quería llorar, gritar, fumarse una etiqueta completa de cigarrillos, lo que sea para calmar su ansiedad y estrés. Necesitaba un algo, no sabía qué exactamente, pero algo necesitaba. ¿Por qué Naoto debía decirle aquello justo en ese momento y por llamada?

Definitivamente, Chifuyu quería un abrazado, necesitaba un abrazo.

Al salir del trabajo condució con pereza, sin ganas de llegar realmente, no quería que Kazutora lo viera así de destrozado y cansado. Había aparcado a un par de cuadras del complejo de apartamentos y allí estuvo un rato, fumando algunos cigarrillos dentro del auto, no quería ir a casa, sólo quería estar sólo.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora