Chifuyu trata con todos sus esfuerzos que ToMan salga de ese pozo en el que está hundido para recuperar lo que era antes, para cumplir el sueño de Baji y que sea esa ToMan que solía ser. Sin aliados, sin ayuda, se verá obligado a recurrir a su últim...
La incómoda situación se prolongó por unos largos minutos, en los que ambos chicos se mantuvieron en un silencio que parecía matarlos por dentro. Chifuyu sentía su estómago retorcerse por la culpa de decir aquello, aunque en realidad no hubiera besado a Kazutora. La verdad, era que esa no fue la mejor forma de interrumpir el momento, y por otro lado, Kazutora moría de la vergüenza y la culpa por hacer sentir incómodo a Chifuyu.
— Deberíamos... preparar la cena.— Dijo Chifuyu evitando mirar los ojos de Kazutora, por más que se muriera por verlo a los ojos sólo unos segundos más.
— Si... tienes razón.— Murmuró alejándose del castaño.
Kazutora salió de la habitación y cerró la puerta tras su espalda, maldiciendo de mil formas su actitud tan insolente ¿acaso creía que iba a poder besar a Chifuyu? Y más importante ¿por qué quería hacerlo?
Su estómago se sentía revuelto por la gran cantidad de sentimientos que tenía dentro de sí. Nunca se planteó lo que podía sentir por Chifuyu. El chico era sumamente amable y lindo con él, lo ayudaba, lo cuidaba y lo hacía sentir bien cuando estaba cerca de él, Chifuyu era todo lo bueno en su mierda de vida, como la única luz en medio de una densa y profunda oscuridad que estaba consumiéndolo lentamente desde dentro.
Chifuyu era su salvación, su única salida de todos sus malos pensamientos que vivían atormentándolo. Nunca se planteó sus sentimientos hacia él, pero en aquel momento... realmente sintió la necesidad de besarlo y probar si sus labios eran tan suaves como parecían. Pero realmente se sintió como un completo idiota cuando Chifuyu dijo aquello.
Era obvio, Chifuyu sólo amaba a Baji, aunque ya pasaran casi doce años.
Con un suspiro se dirigió a la sala, resignado a entender sus propios sentimientos. Tal vez lo mejor era simplemente no pensar en eso y reprimirlo, no enamorarse de Chifuyu era lo más factible, después de todo, jamás podrían estar juntos, ni se atrevería a pensar de una forma romántica del chico que le gustaba a su mejor amigo. Definitivamente, no podía enamorarse de Chifuyu.
Los minutos pasaron, convirtiéndose en una hora. Chifuyu no había salido de su habitación y Kazutora se preguntaba si se había dormido, pero no se animaba a ir hasta su habitación para comprobarlo. Tubo que recalentar algo de lo que había en la nevera y eso comió sólo, sentado en la mesa de la sala y con el estómago aún revuelto.
En realidad no entendía porqué recalentó comida cuando en realidad no podía darle ni un bocado, se sentía muy frustrado por lo que ocurrió. Tal vez, la necesidad de comer la sintió por el vacío que sentía dentro de sí mismo, y recalentar la comida fue una manera de tratar de hacer otra cosa para distraerse de sus propios pensamientos e incomodidad.
— Me hubieras dicho que estabas cenando.— La voz de Chifuyu le hizo dar un pequeño salto por la sorpresa.
— L-Lo siento, pensé que te habías dormido.— Murmuró tratando de no quitar la mirada del plato.
— Iré a calentar un plato así cenamos juntos.— Dijo dándose la vuelta para ir a la cocina.
Kazutora observó la amplia espalda de Chifuyu alejándose, perdiéndose entre la puerta de la cocina. Sonrió bajando la cabeza, con sus mejillas rojas. Por un lado le alegraba que la situación no fuera incomoda y que Chifuyu hiciera como si nada hubiera pasado, pero también le hubiera gustado hablar del tema, aunque se pusiera incómodo y nervioso.
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