Capítulo 3

297 41 5
                                    

Chifuyu llevaba allí dentro todo el día. Desde las siete en punto de la mañana, hasta ya casi las seis de la tarde. No almorzó, no desayuno, apenas pudo dar un respiro en todo el día. Comenzaba a hartarse de sus días. Del mismo lugar. De los mismos problemas. Del mismo Takemichi que entraba a su oficina como si nada para hablarle de cosas que ciertamente no tenían importancia. Su mente estaba agotada, sólo quería irse de allí, pero... no sabía a dónde. Podría ir a recoger a Kazutora al penal, sólo faltaban unos minutos para que dieran las 18:00. Aún si iba, faltaba media hora más, pues le habían dicho que saldría entre las 18:30 y 19:00 hs. Y aunque aún faltaba, no estaba seguro de ir. ¿Con qué cara miraría al chico? ¿qué le diría? Después de tantos años, no sabía cómo actuar frente a él.

Suspiró el humo del cigarrillo mientras deseaba golpearse la cabeza contra la pared. Sentía mucha ansiedad y Takemichi dando vueltas sentado en su silla no le ayudaba. Volvió a ingerir más del humo del cigarrillo entre sus dedos mientras cerraba los ojos. Tenía que pensar en qué hacer: podía ir a buscar a Kazutora en unos cuantos minutos. Irse a casa y pasar el resto del día viendo alguna película en su sofá junto a Peke J, lo cual no sonaba como una mala idea. O simplemente quedarse allí y aguantar a Takemichi por lo que restaba de día... no, definitivamente esa última opción no.

— Oye Chifuyu ¿cómo se llama tu nuevo gato?— Preguntó Hanagaki de improvisto. Chifuyu lo observó sentado en su silla y mirando al techo mientras daba vueltas. En realidad la respuesta a aquella pregunta no le importaba en lo más mínimo, lo sabía.

— Oh... Al final no pude adoptarlo. Resulta que llegué tarde y alguien más se lo había llevado.— Mentira. Odiaba tener que hacer eso.

— Uhm... qué lástima.— Murmuró el pelinegro sin interés alguno. Matsuno inhaló por última vez el humo del cigarrillo, sintiendo como éste mismo pasaba por su garganta, por su faringe, laringe, tráquea, hasta por fin llegar a los pulmones. Lo mantuvo allí unos segundos, luego lo exhaló en un largo suspiro y procedió a dejar la colilla restante en el cenicero.

— Bueno, ya me iré.— Informó tomando la chaqueta de su traje sobre la silla en la que Takemichi estaba sentado.

— ¿eh? ¿ya? Pero aun es temprano.— Dijo el pelinegro haciendo un pequeño puchero. Se aburriría sin Chifuyu, aunque molestar a Angry y Smily podía sonar como una buena idea.

— Takemichi, son más de las seis de la tarde y llevo aquí desde las siete de la mañana.— Dijo con cierta seriedad.— No desayuné, no almorcé y todo el día estuve con todo el trabajo de ToMan. ¡Hoy la policía casi detiene a uno de los nuestros por préstamos de dinero ilegales!— Estaba estresado, se notaba, pero debía mantener la compostura.— No importa, mejor me voy.— Takemichi observó como suspiraba cansado mientras tocaba el puente de su nariz. Sabía cuando su amigo estaba en "esos momentos" y no quería hacerlo enfadar, así que no dijo nada más al respecto.

Chifuyu salió de su oficina, dejando a Takemichi allí adentro. Sabía que no haría nada ni husmearía en sus cosas, así que estaba bien. Otra vez se dirigió hacia el elevador y bajó para ir por su auto en el estacionamiento. Una vez en él, seguía sin saber qué hacer, a dónde dirigirse. ¿Estaba preparado para ver a Kazutora? Ni él sabía la respuesta a esa pregunta. Se dio un pequeño golpe en la frente contra el volante, odiándose a sí mismo por no saber qué hacer.

Al final optó por ir a comparar un refresco para despejarse, sería lo mejor. Condució hasta una estación de servicio más cercana y compró un refresco de limón, su favorito. Otra vez se subió a su auto mientras veía la lata sin abrir entre sus manos. Debía decidirse de una maldita vez, no tenía todo el tiempo del mundo.

Miró la hora en su teléfono, 18:34 p.m. Suspiró con pesadez y arrancó el motor auto para finalmente salir del estacionamiento. Condució por unos minutos mientras se mentalizaba. Vería a Kazutora. Sonaba como algo que no haría él, pues por años creyó que Hanemiya era el culpable de la muerte de aquella persona que tanto amaba, pero debía dejar el pasado atrás, eso es lo que Baji le diría, lo sabía. Lo conocía.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora