Epílogo

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(Me gustaría que escuchen la canción de multimedia mientras leen, así le da un cierto toque a esta última parte de esta historia y el cierre definitivo)

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Unos años después...

La cálida brisa de verano recorría por el atardecer cayendo en la ciudad de Shibuya, alegrando y haciendo más tranquila la ciudad. Las personas caminaban por las calles haciendo sus vidas, ajenas a las demás personas a su alrededor. Entre el gran centro de la ciudad, había una pequeña tienda, de donde salía una hermosa melodía de una guitarra. Los que pasaban por frente de la tienda no podían evitar quedar encantados por la dulce melodía, algunos hasta se quedaban unos segundos allí sólo para seguir oyéndola.

Whithout you, i'm on me own... Murmuraba levemente la letra de la canción que tocaba.— Am i'm gonna be alone... and if it's only, me myself and i. Will i be fine? Cerró sus ojos mientras rasgaba las cuerdas de la guitarra, sintiendo en su pecho una vez más esa sensación tan familiar.— So far from home. And i just don't know, am i gonna make it, brave enough to take this road... out on my own.— Terminó de rasgar las cuerdas mientras cantaba la última parte del estribillo de la canción.

Desde el otro lado de la vidriera de la tienda se oyeron aplausos de la gente parada en frente, que miraban al chico con una gran sonrisa. Las mejillas del chico se tiñeron de un leve rojo y una pequeña sonrisa se formó en sus labios, pues no se había dado cuenta de que tenía público. Cuando los aplausos cesaron, todos siguieron caminando, dejando ver otra vez hacia la calle, donde pudo divisar a un chico sobre una motocicleta, el cual movió su mano de un lado a otro en forma de saludo, el contrario le hizo una seña para que entrara, así que se bajó del vehículo y eso hizo.

— Hey ¿terminaste ya? Menudo espectáculo haz hecho.— Rió el chico de cabello algo largo, llegaba cerca de sus hombros y sus puntas estaban teñidas de anaranjado igual que sus ojos.

— Lo siento, supongo que me inspiré.— Dijo rasgando las cuerdas de su guitarra otra vez.

— Te he oído tocar la misma canción por un mes ¿por qué sigues con eso? ¿La has compuesto tu?— Preguntó acercándose al mostrador donde el chico estaba sentado con la guitarra en su regazo, éste simplemente se encogió de hombros.

— Tal vez.- Respondió vacilando un poco.— Estoy tratando de encontrar una buena letra.— Murmuró tratando de recordar lo que acababa de cantar, pues le había salido completamente espontáneo.

— Pff, tienes casi treinta y dos años ¿y quieres convertirte en cantante? Siento romper tus ilusiones, amigo, pero es tarde para ti, ahora sólo los jóvenes triunfan.— Bromeó palmeando su hombro con una pequeña risa.

— No seas ridículo, Junpeke.— Se quejó.— Sólo es una canción, jamás dejaría la tienda de mascotas.— Dijo volviendo su mirada a las cuerdas.— Ese era su sueño...— Murmuró.

— ¿hablas del de Baji o del de Chifuyu?— Preguntó dándose la vuelta para cerrar las cortinas de la vidriera del frente.

El pelinegro no despegó la mirada de la guitarra, rasgando sus cuerdas vagamente, pensando en la pregunta de Junpeke. Habían pasado años, pero seguía sin poder responder aquello. ¿Ese era el sueño de Chifuyu o Baji? Mantener todo eso en pie y trabajar allí ¿lo hacía por Baji... o por Chifuyu? No sabía exactamente la respuesta, pero aún dolía pensar en eso, en ellos, en lo que hacía actualmente y como podía vivir sin el calor de ninguno de los dos.

Subió su triste mirada hacia el chico delante de él, el cual estaba barriendo la tienda. Sonrió por el pequeño gesto de Junpeke. En todos esos años se habían vuelto más cercanos, solía contarle todo, como mejores amigos, hasta a veces Junpeke iba a la tienda cuando terminaba el día y luego iban por un café. La vida se sentía un poco menos solitaria con él cerca, un poco menos vacía. Al menos lo distraía por un par de horas de su soledad.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora