Capítulo 16

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El apartamento de la madre de Chifuyu era muy acogedor, eso fue lo primero que cruzó por la mente de Kazutora los primeros minutos. Madre e hijo se llevaban muy bien, aparentemente. Hablaban y se contaban algunas cosas, Chifuyu hasta le contó sobre Kazutora. Le había hablado antes de él por chat, pero ella se puso muy feliz al conocerlo en persona finalmente. Ella era muy dulce con él, casi como Chifuyu. Le preguntaba cosas, sobre él y sobre Chifuyu, preguntándole incluso si Chifuyu "se portaba bien" como si el castaño fuera un niño.

Los primeros minutos estuvieron hablando mientras los tres guardaban en la despensa las cosas que Chifuyu había comprado, luego la señora Matsuno hizo de cenar mientras Chifuyu y Kazutora iban a acomodar las cosas, pues esa noche la pasarían allí.

Caminaron por el pasillo hasta una habitación que tenía un cartel que decía "No pasar" en rojo, como la de un niño. Kazutora recordaba que de pequeño también quería decorar la puesta de su cuarto así, pero claro, su padre no se lo permitió.

Al entrar, la primero que Kazutora percibió fue un extraño olor a humedad, no muy fuerte, como si nadie hubiera estado allí por un largo tiempo. A un lado de la habitación, había un librero con varias cosas, al otro lado estaba la ventana y junto a ella habían más libros, y por último, al otro lado de la ventana estaba la cama, donde había algo de ropa encima. Chifuyu chasqueó la lengua mientas se acercaba a la cama y tomaba aquella prenda de ropa entre sus manos.

— Mamá realmente no ha entrado aquí desde que me fui.— Murmuró para sí mismo mientras doblaba la ropa.— Lo siento por esto, esta era mi habitación cuando era pequeño.— Dijo volteando hacia Kazutora.

— Oh, está bien, me lo imaginaba.— Kazutora sonrió tímidamente, aguantando las ganas de dar una vuelta por la habitación y ver todo en ella.

— Está algo vacía, pero sólo estaremos aquí una noche, no te preocupes.— Chifuyu también sonrió, cruzándose de brazos.— Podemos poner un futón y dormiremos bien.— Se sentó en el borde de la cama, echándole un vistazo a su propio cuarto.

— Uhm... ¿puedo ver tu habitación?— Preguntó el contrario tímidamente. Chifuyu asintió en respuesta a su pregunta.

Kazutora empezó observando por el librero en una esquina de la habitación, que estaba junto aparentemente el placar. Había varios libros, entre ellos algunos que Kazutora había leído de pequeño, pudo reconocerlos. Había de historias, muchos mangas y cómics, hasta libros de historia y geografía. Kazutora se preguntó si a Chifuyu le gustaba leer y estudiar de pequeño.

Siguió paseando su vista, hasta arriba del todo donde habían algunos juguetes para gatos, seguramente de Peke J. Y pensar que en casa había de esos juguetes en todos lados.

En el librero también había una caja arriba, Kazutora no supo de qué era, pero aún así tampoco se lo preguntó. A un lado del mismo librero había colgado una mochila, seguramente la que Chifuyu usaba para ir a la escuela. Se le hizo tierno pensar en un pequeño Chifuyu de doce años con una mochila. ¿Cómo habrá sido Chifuyu a esa edad? Fue lo que se preguntó internamente.

Siguió hasta el otro extremo de la habitación, donde había un pequeño banquillo y lo que era aparentemente un escritorio al lado de la ventana. Estaba ordenado y sobre la mesa había algo de polvo. Detrás de él oyó a Chifuyu abrir la ventana y se asustó al escuchar el sonido de repente. Se acercó a él, apoyándose en el borde junto al chico castaño. Ninguno dijo nada, sólo se escuchaban algunos perros ladrar, el sonido de algún auto pasando y la fresca brisa nocturna acariciando sus rostros.

— ¿qué se siente estar en casa otra vez?— Preguntó Kazutora mirando de reojo a Chifuyu, éste suspiró.

— No lo sé. Suelo venir a veces, al menos una vez al mes, para hablar con mi madre y mantenernos en contacto.— Chifuyu jugó con sus dedos, parecía nervioso, o tal vez ansioso.— Pero hace mucho no me quedaba a dormir, como puedes ver, y... es extraño.— Ambos cruzaron miradas. El rostro de Hanemiya estaba sereno, mientras Chifuyu tenía una pequeña y extraña sonrisa nostálgica.— Pero me alegra que hayas venido tu al menos.— Kazutora sonrió, no pudo evitarlo.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora