Capítulo 6

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La mañana estaba siendo tranquila para Kazutora. Había terminado de lavar los trastes que habían usado para desayunar con Chifuyu, los cuales no eran muchos, sólo dos tasas, un plato y la cuchara de cada uno. La taza negra de Chifuyu con el detalle de una pequeña pata de gato en el centro de color blanco seguía teniendo ese olor a café. Supuso que eso era lo que Chifuyu siempre tomaba, pues por más que la haya lavado tres veces, el aroma a café no se quitaba.

Se secó las manos y procedió ir al baño. Aún tenía algo de miedo de mirarse en el espejo, pero de una u otra forma debía asearse. Se lavó la cara, los dientes con un cepillo nuevo que le había dado Chifuyu y quiso peinarse, pero recordó que su cabello era corto, no podía hacerse una coleta. Extrañaría eso por un tiempo, el cabello largo que tapaba parte de su rostro que tanto asco le daba y le ayudaba un poco con su inseguridad... o la alimentaba más. De cualquier forma, sabía que con esos pensamientos, sólo se destruía a sí mismo.

Suspiró y procedió a salir del baño, encontrándose con una peluda bola de pelos viéndolo sentado en el suelo frente a la puerta. Casi pisó a Peke J y por esa razón casi cae al suelo, pero pudo apoyarse de la pared del pasillo. Le hizo un par de caricias y luego fue a la cocina otra vez. Chifuyu le dijo que, por esa mañana, le encargaba alimentar a su mascota, así que tomó la comida del gato de arriba del refrigerador, recordando como Chifuyu debía ponerse de puntillas para alcanzarla. Se veía tierno. Pensó mientras recordaba el momento. Llevó el pequeño plato con comida y lo puso donde lo había hecho el día anterior. Cuando Peke J se acercó para comer, acarició su suave lomo.

Caminó hacia la sala una vez dejó la bolsa con comida de nuevo en su lugar y se preguntó qué hacer. No quería aburrirse y se le ocurrió una idea, limpiar. Nunca en su vida había limpiado toda una casa o un apartamento en este caso, apenas recuerda haber limpiado su habitación algunas veces cuando era niño, pues poco lo hacía porque luego su padre entraba y echaba a perder todo ese esfuerzo. Pero esta vez era diferente. Si limpiaba, sería una forma de agradecerle a Chifuyu por todo lo que había hecho por él, así que se dispuso a eso.

Empezó por la sala, acomodando las mantas que le había dado Chifuyu la noche anterior para que durmiera. Dobló las dos que le había dado y las dejó dentro de la habitación del chico. Acomodó las almohadas del sofá y también algunas cosas que estaban sobre la mesa de cristal. Siguió con el cuarto de Chifuyu. Acomodó la cama, que tenía ese especial y característico olor a Chifuyu. No pudo evitarlo y terminó oliendo las almohadas, tenían un leve olor a shampoo y a perfume caro. Después de todo, si había ciertos lujos que el azabache se daba con el dinero. Terminó por acomodar también algo de la ropa de Chifuyu que estaba en un cesto que decía "ropa para guardar" y poniendo a lavar toda la ropa que estaba en el cesto del baño. Al final terminó barriendo y encerando todo el piso de la casa, yendo de un lado a otro mientras Peke J lo observaba desde el sofá.

— Uff, creo que terminé.— Dijo mientras pasaba su antebrazo por su frente, secando su inexistente sudor.— Peke J, ahora-.— Era estúpido hablarle a un gato, pero era la única compañía que tenía Kazutora. Vio al animal dirigiéndose a la puerta que estaba junto a la mesa y la empujó para entrar allí dentro.

Kazutora se cuestión si entrar allí estaba bien, pues esa puerta siempre estaba cerrada y había escuchado a Chifuyu llorar allí anoche. Al final, terminó frente a la puerta y con una mano en la perilla, aún dudando en entrar, pero cuando oyó el maullido del gato al otro lado, fue como un empujón que le dio para abrir la puerta. La habitación estaba sumamente oscura, apenas llegaba a ver un escritorio en una de las esquinas de la habitación. Se dirigió hacia la ventana que estaba cubierta por una cortina y levantó la persiana para que entrara algo de luz solar. La brillante luz de la mañana iluminó el interior, dejando ver a Kazutora lo desorganizada que estaba.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora