Capítulo 27 "El Trato del Demonio y la Estrella"

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"No puede escribir, no sabe cantar, lo único que tiene es saber dibujar. Bosqueja y boceta hasta anochecer... ¿Logrará trazar lo que debe ser?"

El sonido de tacones golpeando las baldosas del suelo resonaba en los enormes y altos pasillos del castillo, una mujer de cabello corto y oscuro junto con una piel morena caminaba apresuradamente hasta que llegó a una enorme puerta, desde afuera de esa habitación se escuchaba la discusión que se llevaba a cabo, la mujer suspiró, pero antes de abrir la puerta, una pequeña mano jaló de su vestido levemente.

La mewmana asustada se giró, pero se alivió al ver a una pequeña de cabello morado y mariposas en sus mejillas —ay pequeña, me asustaste— dijo mientras cargaba a la niña en sus brazos. 

—Mami, ¿podrías contarme un cuento para dormir— preguntó la niña haciendo ojitos a su madre. 

—Lo siento hija, pero mami tiene un reunión urgente ahora, tal vez mañana— respondió la mewmana apenada.

En eso, un hombre de piel clara con cabello y bigote color café llegó con ellas corriendo —Comet, te dije que mamá está ocupada— regañó el hombre. 

—Pero quiero que me lea un cuento, aunque sea uno cortito, por favor— suplicó la pequeña aferrándose a su madre. 

—Papá tiene razón Comet, ahora no puedo, pero te prometo que mañana te leeré el cuento que quieras— prometió la mujer entregando a la pequeña a su padre.

El mewmano recibió a la niña —suerte querido— le deseó la mewmana poniendo la mano en el hombro de él —suerte con esa reunión, cariño— respondió su esposo, el hombre se fue y ella finalmente entró en la habitación, los mewmanos dentro se callaron al verla entrar con expresión seria, ella tomó asiento en un extremo de la mesa y se cruzó de brazos.

Los otros mewmanos tomaron asiento también después de hacer una reverencia —muy bien, escuchen, espero que me hayan llamado para algo realmente importante como para que no pudieran esperar a la Alta Comisión de Magia— se quejó la reina. 

Al otro extremo de la mesa se encontraba un hombre viejo lleno de rasguños, marcas de pelea, moretones y vendas junto con una chica y un chico más jóvenes, pero igual de dañados —no majestad, esto es importante— replicó el anciano con seriedad.

Estrella relajó su posición y se mostró más interesada —majestad, durante toda la semana estuvimos batallando con septarianos, caballos marinos, monstruos y... y...— el hombre empezó a respirar rápidamente, la chica a su lado intentó tranquilizarlo. 

—¿Y qué? Necesito que hablen— exigió Estrella. 

—... Y mewmanos— respondió el chico que venía con el viejo. 

—¿Mewmanos? Eso es imposible ¿por qué un mewmano pelearía del lado de esos salvajes?— cuestionó un mewmano con armadura sentado en un lado de la mesa.

—Es la verdad, nosotros vimos a mewmanos de negro de su lado— insistió la chica —muchos los reconocimos, todos eran o fugitivos de las prisiones o gente muy pobre que desapareció en el último año, esos mewmanos están con ellos— la mewmana inmediatamente limpió las lágrimas que estaban por salir. 

—¿Por qué no pidieron refuerzos? Durante toda la semana no recibimos ningún llamado de ustedes— dudó el guardia sentado junto a Estrella.

El anciano se recuperó y decidió seguir —no sabemos cómo, pero los septarianos bloquearon las salidas de los guerricornios y usaron a un grifo para custodiar la torre de aves mensajeras, fue imposible pedir ayuda y por eso todo el pueblo tuvo que pelear, pero no nos funcionó, eran demasiados y más ahora que tienen mewmanos de su lado— explicó el anciano mientras intentaba mantener la calma.

Toffee: El Último Guerrero de Septarsis - El Legado de Mewni Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora