Capítulo 33 "Piel de Mewmano, Alma de Septariano"

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Aviso: este capítulo contiene escenas con temáticas sensibles, proceda con precaución.

—Búsquenlos y encuéntrenlos— fue el mandato que Estrella dio a sus soldados sobrevivientes, estos se abrieron camino por tan sólo un parte de todo el campamento, ni siquiera se acercaron al árbol al centro del campamento, pero en el terreno que recorrieron derribaron las tiendas que el fuego no llegó a tocar y destruyeron todo a su paso, sin embargo, los septarianos seguían sin aparecer y esto fue comunicado a la reina.

—Esto es demasiado extraño— dijo la mewmana. 

—¡Mi reina! ¡Encontramos esto! — una soldada llegó con Estrella, en su mano tenía un saco rojo cubierto de tierra y ceniza y con algunas costuras rotas. 

—¿Qué es esto? — preguntó recibiendo la prenda. 

—Alteza, ¿eso no es del demonio Azrael? — sugirió su general señalando el saco. 

—Sí, ¿qué le pasó?, sólo lo vi un par de veces durante la batalla— Estrella miró a su alrededor, la bruma no le permitía ver muy lejos por lo que, si Azrael seguía en algún lado, vivo o muerto, ella no sería capaz de verlo.

Estaba desaparecido.

Estrella y sus guardias finalmente se retiraron, si sus enemigos habían escapado, utilizarían eso a su favor. Quienes ganan la guerra siempre son quienes terminan contando los hechos y, muchas veces, cambiándolos en su favor. No era la primera vez que pasaba.

Al momento de contar una historia, la memoria histórica es uno de los mayores desafíos a superar, un mismo personaje puede ser recordado de distintas maneras, algunos pueden recordarlo como un verdadero héroe mientras que otros lo recordarán como un terrible villano. 

Pero solo aquellos dispuestos a conocer toda la verdad se aventurarán a investigar y se darán cuenta de que ese héroe o villano no es más que otro ser vivo, con sus cosas buenas y malas, pero que hizo algo que lo hizo destacar entre el resto.

En la historia y en la vida no hay blanco ni negro, sólo un sinfín de escalas de grises.

Los septarianos y los pocos sobrevivientes mewmanos caminaron por los pasadizos, no eran muy grandes por lo que tuvieron que andar en una sola fila e incluso algunos septarianos tuvieron que agacharse para no golpearse contra el techo o directamente no cabían manteniéndose rectos. Toffee no conocía muy bien esos pasadizos a pesar de que los tenía estudiados, sólo había estado ahí dentro una o dos veces y era muy distinto aprender un mapa a estar en ese lugar.

Por suerte, Angélica y Barker sí estuvieron ahí más veces, por lo que ayudaron a Toffee a guiarse hasta conseguir llegar al árbol, pasaron al lado de una puerta que Toffee y sus amigos reconocieron como el bunker que Seth les mostró hace años, antes de traer a los mewmanos.

Siguieron su paso y llegaron a una gran puerta sobre sus cabezas, Toffee intentó abrirla, pero parecía estar cerrada, la humedad combinada con el olor a sangre y sudor eran bastante insoportables, sumado a que John y otros más estaban al borde de la muerte si no se daba prisa.

La puerta fue abierta, pero no por él, Zulie logró llegar al árbol antes que ellos y fue quién abrió. Los soldados entraron de poco a poco pero los más lastimados eran los que entraron primero. 

—Mamá Zulie, tiene que salvarlo— suplicó Scarlett dejando a John en un lugar alejado, no quería que Sofía notará su llegada. 

—Esto es muy grave, Emerald, pásame mi maletín— mandó la anciana con angustia.

La septariana atendió su petición y rápidamente le llevó el maletín mientras los septarianos seguían saliendo de los pasadizos —¿qué le sucedió? — preguntó mientras sacaba un gran retazo de tela y le limpiaba el gran hoyo en su vientre. 

Toffee: El Último Guerrero de Septarsis - El Legado de Mewni Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora