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La alarma sonó, me giré y la apagué como pude.
Agarré la almohada y la abrazé para seguir durmiendo pero recordé que tenía clases.
Suspiré y me estiré, hoy sería un día largo.
Me levanté y cogí lo primero que vi en el armario para luego dirigirme al cuarto de baño.

Llevaba un pantalón un poco ancho negro y una sudadera gris larga con los botines de Nike blancos.
No era mucho de comprarme cosas de marcas pero no podía rechazar un regalo de mi madre.

Me vestí y me miré en el espejo, tenía unas ojeras de no haber dormido.
Me enjuagué la cara y me peiné.
Miré la hora de mi móvil y aún era temprano así que decidí ir despacio. Cogí mi mochila y me la coloqué en el hombro saliendo de la habitación.

La cafetería se encontraba casi vacía, mejor para mi, todo estaba en silencio.

Me dirigí a la máquina de comida y compré un descafeinado, con eso me despertaría lo suficiente para soportar la primera clase.

Me dirigí a la puerta de la universidad mientras tomaba mi café tranquilamente hasta que vi al típico coche de niño rico pasando delante de mi. No se quien es porque sinceramente todavía no he socializado con nadie pero parece el típico cliché; un chico rico con la novia perfecta, estudios pagados y notas altas.
No es que tenga envidia porque no me gustan las chicas, y mis notas son buenas; puede que no sea rico pero tengo dinero suficiente para vivir y darme mis caprichos de vez en cuando.
Y tampoco me gustaría ser popular. Creo que no soportaría pensar que todos me están mirando y vigilando cada movimiento que hago para luego criticarme por la espalda.

Salí de mis pensamientos y me di cuenta que me había quedado parado. Niego con la cabeza y empiezo a andar de nuevo hasta llegar a la puerta de entrada.

Miré la hoja que puse ayer después de salir de clases para el club y vi que se habían apuntado dos personas, eso me alegró un poco el día, faltan 2 más para que seamos cinco.
Conseguir a dos personas más no creo que sea tan difícil.

Terminé mi café y lo tiré a la basura. Hora de empezar mi segundo día.

Las tres primeras clases fueron aburridas, nada fuera de lo normal. En la hora del descanso me vine a la sala de baile para empezar a quitar el polvo, solo son 30 minutos así que me tenía que dar algo de prisa.

Empecé por los espejos, le quité bastante polvo, se nota que esto no se a utilizado en mas de un año.
El director tenía razón cuando dijo lo del club de baile.

El timbre sonó y bufé, no había hecho mucho pero después vendría otra vez para acabarlo, no creo que me tarde más de dos horas.

Dejé las cosas a un lado y me fui a clases.
Todo estaba tranquilo hasta que llegó la hora de educación física.
Algo que odiaba era esta asignatura, ya estaban los clubs de deportes para hacer cosas. ¿Entonces qué significado tiene esta asignatura en esta carrera? Creo que es para torturar a las personas, no le encuentro otro sentido.
Te hacen correr alrededor del campo de fútbol durante cinco minutos para luego hacer estiramientos y jugar a un juego absurdo.
Creí haber dejado esta asignatura en primero de bachillerato, que suerte la mía tenerla este año. Menos mal que solo era una hora a la semana.

El profesor se presentó y nos hizo correr diez minutos por ser el primer día para ver nuestro rendimiento.
A los cinco minutos bajé mi ritmo porque estaba comenzando a cansarme; no iba a resistir más.
Quedaba la mitad de tiempo y sentía que me iba a desmayar, soy bailarín, no deportista.

Puedo bailar durante horas y no cansarme pero no puedo hacer una maratón.
No se que se piensa este maestro ¿Acaso no tiene sentimientos? ¿Corazón de piedra? Es nuestro primer día, como se le ocurre...pienso que no nos llevaremos muy bien.

—Mcloth más rápido, deja de ser nenaza.

Salí de mis pensamientos y gruñí para mis adentros, definitivamente no me caía bien.
Si no fuera profesor ya le hubiera pegado un puñetazo para cerrarle esa boca.

Mis piernas estaban templando, no iba a aguantar más. Escuché el silbato y paré de correr.
Quería sentarme pero solo me agaché y respiré profundamente.

—Bien alumnos, ya sabéis como serán mis clases, aquí nadie descansa, esta asignatura no es para escaquearse por ahí. Aquí todos trabajan y me da igual si están enfermos o a punto de morir ¿Entendieron?

—Si —dijimos al unísono.

—Así me gusta, ahora a estirar para empezar a hacer las pruebas de resistencia.

¿Resistencia? ¿Que la clase aún no termina? Creí que nos dejaría después de esto pero no, al imbécil se le ocurre comenzar con las pruebas el primer día de educación física.
Creo que esta asignatura será un infierno.

Hicimos un círculo y empezamos a estirar de pies a cabeza.

—Todos atentos porque lo diré solo una vez —todos nos giramos a verlo— haremos la prueba de Ruffier ; se hará de la siguiente forma, a los que yo vaya llamando vendrán aquí y tomarán su pulso por quince segundos, harán treinta sentadillas en cuarenta y cinco segundos y descansan durante un minuto, después de eso se volverán a tomar el pulso. ¿Alguna pregunta? —negamos y se sentó en el suelo— bien los primeros de la lista; Jana, Ben, Catherine y Mia.

Los nombrados se acercaron e hicieron todo lo explicado.
Al menos esto no es tan difícil como pensé. Al ser resistencia creía que habría que correr más pero al parecer hoy decidió que era suficiente con los diez minutos que hicimos al principio.
No se en que momento pasó pero ya me tocaba a mi, me levanté del suelo y cuando dio inicio me tomé el pulso.

—Ya, ahora me decís los números.

—20 —dijo una chica a mi derecha.

—16 —dije de lo más normal.

—Vaya, que bajo, ya tienes que hacer mucho deporte para tenerlo así.

—Solo bailo —dije encogiéndome de hombros.

—¿Y me bailaras algún día pecas? - dijo uno de los chicos del fondo lo cual me hizo enfurecer.

—Claro, si quieres también te doy una paliza —dije dándome la vuelta para enfrentarlo.

—¿Tú enano? —dijo riéndose.

—Paren los dos, Mcloth, a lo tuyo, no quiero perder clase.

Puso el cronómetro e hize las sentadillas mientras maldecia al chico de antes.

Una vez terminé nos sentamos y esperamos el minuto para volver a tomarnos el pulso.

Una vez que todos terminamos la campana sonó y empezamos a caminar a por las mochilas, al fin ya había terminado el día de hoy.
Pero al parecer el chico de antes quería tener pelea.

—¡Pecas! ¿Cuando estás disponible? —no lo mires, sigue caminando, me dije a mi mismo— ¡te estoy hablando! -me agarró del brazo y me giró.

—¿Qué quieres imbécil?

—La nena se está enfadando Dick —soltó uno de sus amigos que venían con él.

—Será mejor que calles tu bocaza idiota —dije mirándole mientras me deshacía del agarré de Dick— y tú no me vuelvas a tocar.

—Oh vaya, ¿fuí muy brusco? O es que te gusta que te den más lento —dijo riéndose.

Oh no, hasta aquí se queda el asunto maldito hijo de puta.

Solté mi mochila y le pegué un puñetazo, esto no lo dejaré pasar.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora