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—Ten cuidado o podrías... —no me da tiempo a terminar cuando Nora ya se había tropezado dejando caer la caja con todo lo necesario para la venganza— Genial , ahora a recoger todo del suelo.

—¿Perdona? —Se levanta y se sacude la ropa—. O si estoy bien, gracias por preocuparte Oliver.

—No hay problema —digo soltando una risita.

—Eres un idiota —afirma pegándome en el hombro— encima que os ayudo.

—¿Qué dices? —pregunta incrédulo Liam entrando por la puerta— Si no dejabas de preguntar, decías que te ocultabamos algo y cuando te lo contamos nos amenazaste porque no te dejábamos ayudarnos.

—Estas exagerando las cosas —dice rodando los ojos— yo no soy así —ambos alzamos una ceja y levanta las manos en señal de inocencia— puede que un poco...pero sois unos dramáticos.

Ruedo los ojos y me agacho a recoger algunas cosas que se han caído, Nora me ayuda y cuando creo que esta todo agarro la caja y me levanto.
Las dejamos en una de los estantes que se encuentran allí y miro a Liam para que nos indique lo que tenemos que hacer.

—Bien, escucharme atentamente porque no voy a repetirlo —nos advierte antes de empezar— Nora, agarra el bote de espuma y échale la pintura y Oli coge las cuerdas finas de la caja y pasa una por el asa del cubo que está allí —me señala una esquina de la sala y me giro para comprobar que el cubo está donde señala— y la otra te ayudaré a ponerla yo una vez que esté todo preparado.

Asiento y Nora me pasa las cuerdas de la caja, me doy la vuelta para ir a la esquina donde se encuentra el cubo de un color azul marino, me agacho y coloco una en el asa, la otra no la suelto.
Me levanto con el cubo en una de mis manos y ando hasta llegar a Nora y colocarlo frente a ella.

Veo la mezcla que esta haciendo y por un momento me arrepiento, si todo sale como esperamos los del club de fútbol tendrán pintura durante una semana o creo que solo tendrán eso porque algo me dice que no me fie de Liam en estas cosas... Claro que si se enteran que fuimos nosotros no saldremos vivos pero merece la pena.
Puede que Ryan hiciera el desastre del club pero los del equipo de fútbol no son unos santos y según Liam, cada uno de ellos merece esto.
No los conozco mucho porque soy de primero y ellos son de tercero pero si él lo dice yo le creo, de todas formas no pierdo nada.

Miro a Liam y este está colocando varias cosas en las estanterías, no se que es porque no quiso decírmelo pero sea lo que sea no es nada bueno.
Vuelvo mi vista a Nora y ya tiene lista la mezcla, le ayudo a verter todo en el cubo intentando no derramar nada pero parece ser que no sale como queremos ya que en un mal movimiento lo que queda de espuma y pintura me cae en la camiseta negra creando una mancha de color violeta.
Miro a Nora y no tarda en reírse, Liam nos ve y no evita que una risa suave se escape de sus labios.

—¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? —digo quejándome— tendré que tirar mi camiseta favorita.

—Tienes más del mismo color —afirma Nora sin parar de reír.

—Si, pero me encanta el logotipo que tiene en la espalda y me costó demasiado cara para que termine de esta manera.

—Creo que el karma no está de tu parte —maldito Liam.

—Cállate Liam y tu Nora para de reírte o tendrás que tirar también tu chaleco.

—Ya, ya paro —dice fingiendo limpiarse una lágrima— es mejor que te limpies antes de que te vea alguien y sepa que hemos sido nosotros.

—Eso pensaba hacer Nono —digo para burlarme de ella.

—No me llames así Oliver —su queja hace que suelte una risa un poco alta haciéndola perder la poca paciencia que tiene, aunque a veces dudo que tenga— ¡Mcloth!

Salgo corriendo mientras me rio y me dirijo al baño de la universidad pero al llegar la puerta está cerrada. Recuerdo que los de fútbol están en el entrenamiento ya que los vi antes entrenando. Tienen vestuarios así que camino hasta llegar allí.
En el camino solo escucho mis pies chocar con el suelo y a los pájaros piar, se nota que a esta hora no hay nadie en la universidad, tan solo nosotros y los que estaban jugando.

A Liam se le ocurrió la idea de venir después de almorzar porque según él no habría nadie y nos daría tiempo a preparar la venganza sin que nadie nos notara, cosa que no estaba saliendo muy bien. Si alguien me veía se camino a los vestuarios y con la camiseta llena de pintura sabrían quien a sido el culpable.

Al llegar entro rápido para que no me vean y me quito la camiseta al llegar al lavamanos y abro el grifo haciendo caer el agua a los pocos segundos.

Froto varias veces la camiseta y vigilo de que nadie entre.
La levanto y la mancha sigue igual que antes solo que en un tono más claro, de un tono lila.
Me empiezo a poner nervioso, la mancha no se quita y en cualquier momento pueden entrar los del equipo. Y no es extraño ver a una persona en los vestuarios, pero el caso es que no soy futbolista, los cuales son los únicos que entran y por otro lado hoy no se ensaya por lo que es bastante inapropiado que me encuentren aquí. No tenía ninguna escusa preparada en el caso de que me pillaran.

Me concentro en quitar la macha pero nada sirve.
Cuando me doy por vencido escucho unos pasos cerca. Mierda. Estoy jodido.
Miro por todos lados buscando una forma de esconderme pero mi mente me traiciona y no encuentro ninguno. Me giro quedando de espaldas, solo espero que no me noten o que pasen de largo ignorandome.

—¿Mcloth?

Su voz cae como valde de agua fría, preferiría que me ignoraran pero no que viniera quien menos quiero ver en este momento vergonzoso.

No me giro con la esperanza de que crea que se ha equivocado pero eso no parece convencerle porque se acerca agarrandome del brazo para girarme quedando cerca de su cara.

—¿Hola? —pregunto inseguro.

—¿Qué haces aquí Mcloth? —pregunta levantando una ceja.

Me quedo en silencio intentando crear una escusa perfecta para no quedar mal pero mi mente no piensa. Ahora me vendría bien la imaginación de Liam para salir de aquí.

—Yo...estaba corriendo y...¿se me manchó la camiseta y vine a limpiarla? —intenté sonar lo más seguro posible pero más bien intentaba convencerme más a mí mismo que a él— si eso, eso pasó.

—¿Debería creerte?

—¿Por qué no? —me doy cuenta que sigue agarrando mi brazo así que lo muevo un poco, agacha la cabeza hacía el suyo y ve que aún sigue agarrandome, aparta su mano con delicadeza y se cruza de brazos apoyándose en la pared.

—Porque es imposible que estuvieras corriendo y no te haya visto, a parte la mancha de tu camiseta es morada y no hay algo de ese color en este lugar.

—Mierda...—susurro— eres observador.

—Siempre lo soy, por ejemplo ahora te estoy observando —agacha su mirada a mi torso desnudo y desvío mi mirada a la camiseta que tengo en mis manos mojadas.

—Para —digo en tono de súplica.

—¿Por qué?

Porque mi corazón está empezando a latir por ti, algo que debería de ser todo lo contrario.

—¿Qué haces tú aquí si se puede saber? —digo evitando su pregunta— ¿no tienes entrenamiento?

—Quizá vine porque te vi entrar —levanto la vista y veo que se encoge de hombros— no creo que sea para algo bueno el que te encuentres...

—¿Lo dices por mi venganza? —pregunto antes de que termine su frase— ya me ocupé de eso —digo para ver su reacción.

Sus ojos se abren en grande y frunce el ceño durante unos segundos con una mirada penetrante, como si estuviera pensando en si debería decir o hacer algo, pero son solo eso, segundos.Ya que cambia su mirada a una de curiosidad y su rostro se relaja.

—¿Tan pronto Mcloth? Te veía más lento —preguntó tranquilamente como si se tratara de algo que no tiene nada que ver con él.

—Ya ves que nada es lo que parece Berners, querías ver mi venganza y cumpliré tu deseo.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora