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Esto es un desastre. No tiene otra palabra.

Llevamos una semana ensayando y no hemos logrado absolutamente nada.
Cada uno baila a su manera e individualmente haciendo tropezar a los demás, no vamos coordinados.

Me gustaría ser positivo , optimista pero queda seis semanas  y esto va de mal a peor.

Esta semana nos hemos estado conociendo, nuestras edades, que por cierto me sorprendí ya que no me esperaba que Mara tuviera veinte años. Liam dijo que había repetido el año pasado , pero no explicó nada del porqué.
También nos contamos cosas que nos gustan y cosas que odiamos, que en mi caso odio al profesor de educación física.

Me di cuenta que nos hicimos muy cercanos en tan solo una semana y algo que necesitaba en mi vida era algo así, tener un grupo, uno donde se es visible y que te hechan cuanta cuando hablas sin ser juzgado. Y en el caso de no querer contar algo o no entrar en detalles ellos no insisten. Eso es algo que me gusta.

Creo que podríamos llegar a ser buenos amigos con el tiempo.

Respecto a Dick, lo vi algunas veces durante la semana y aunque me mira con cara de odio, no hice nada. Vine a ganar y a darle prestigio al club de baile nada más. No me metería con un idiota que solo busca atención, a no ser que acabe con mi paciencia.

Me quito los auriculares y pauso la música de mi móvil cuando me tocan el hombro , me giro encontrándome a Liam el cual tiene una mueca en su rostro.

—¿Pasa algo?—pregunto al ver que el no iba a hablar primero.

—¿No lograremos entrar verdad?

—Liam...hasta que no llegue el momento no lo sabremos —intento calmarle pero es cierto que pienso lo mismo que él—. Nos toca esperar —advertí empezando a caminar de nuevo—. A lo mejor si ensayamos lo suficiente logramos pasar.

—Ya...pero no soy idiota, se que somos pésimos —se acerca a mi lado caminando al mismo ritmo que yo.

—Si pero solo necesitáis más práctica y...

Iba a seguir hablando pero unos chicos nos interrumpen acercándose a nosotros mientras ríen.

—¿Mcloth? —dice uno de ellos alzando una ceja.

—¿Si? —digo algo inseguro.

—¿Qué te parece si hablamos en privado? —justo cuando me pasó el brazo por el cuello sentí un escalofrío recorrerme, estaba incómodo y él lo notó pero no se apartó—. Sin tu amigo.

Liam me miraba dudoso, y luego miraba a los demás con una expresión seria, como si los conociera de antes. No me había hablado de ellos pero si los miraba así era por algo, y al parecer no era muy bueno.

Asiento con la cabeza una vez que me vuelve a mirar y me da un apretón en el hombro con su mano para darme apoyo, su expresión se volvió un poco más suave.
Veo como se marcha para luego mirar al frente.
El chico de la izquierda es un poco más bajo que sus amigos pero por muy poco. Su pelo es rubio y su cara es de pocos amigos.
El de la derecha parece ser el más alto y su pelo es castaño. Por último el chico del medio, tiene el pelo negro y me permito fijarme en sus ojos, cosa que no hize con los demás. Sus ojos son verdes, un color bastante claro pero te atrapa de una forma oscura, como si quisiera absorberte.
Los tres chicos tienen cuerpos bien formados así que supongo que serán del equipo de fútbol.

—¿Por qué? —suelto sin darme cuenta.

—¿Por qué qué? —alzo una de mis cejas cuando escucho la pregunta del rubio y parece comprender mi pregunta—. Ah, este no es lugar para hablar de cosas privadas, vayamos a un lugar...más seguro.

Algo me dice que no vaya, que huya pero mi curiosidad está apoderándose de mi, no creo que sea malo saber que quieren. Aunque ahora que caigo Liam dijo algo sobre una persona llamada Dylan Berners, ¿y si es alguno de ellos? Su rostro mostraba todo lo contrario a algo bueno, o tal vez los conozca y no le caen muy bien. De todas formas me quedo con la primera hipótesis por si acaso.

Llegamos a la parte de atrás de uno de los edificios, un sitio escondido a simple vista.
No hay mucho más allá que las paredes, parece ser que nadie anda por aquí.

El chico rubio me estampó contra la pared haciéndome soltar un quejido. No me lo esperaba.
Iluso de mi por no prestar atención a mi intuición.

—Bien...Mcloth —la forma en que dijo mi apellido hizo que mi cuerpo sintiera escalofríos pero no les daré el gusto—. Deja el club de baile

—No —mi respuesta no tardo ni dos segundos en abandonar mis labios, fue corta y precisa. Estaba decidido, no dejaría que nadie se entrometiera.

—¿Qué has dicho? —preguntó agarrándome de la camiseta para acercarme a él, quedándome a solo unos centímetros de su cara.

—Que no, ¿estás sordo? —pregunto con sarcasmo quitando bruscamente su mano de mi camiseta—. ¿Para eso queríais hablar? ¿Para decirme que deje el club? ¿Para amenazarme si no lo hago?

—Si —responde el chico de pelo castaño—. Si hace falta si —respondió alzando los hombros con las manos metida en los bolsillos.

—¿Cómo que si?

Esta vez se acerca el chico de pelo oscuro y sus ojos hacen que desvíe los míos hacia otro lado pero luego recuerdo que no me dejaré pisotear por unos imbéciles, no dejaré que crean que soy débil. No caigo tan rápido.
Vuelvo la mirada a su rostro, su cabeza está levemente ladeada hacia un lado y su mirada expresa curiosidad.

—Deja el club —me dice en un susurro cerca de mi cara—. No es importante, no lograrás nada.

—Si es importante, lograré entrar en la competencia si es lo que temías —dije firme ante mis palabras cosa que le hace reir.

—¿Entrar? No lo creo, pero si es verdad que sueñas a lo grande, deberías de bajar de esas nubes que tienes en la cabeza —dice ahora un poco molesto—. No lograréis ni pasar la primera ronda —ahora era el pelinegro quién dio unos pasos al frente, era unos centímetros más alto que yo pero eso no me hizo retroceder.

—Tengo la cabeza en su sitio, y no sueño a lo grande, solo digo realidades, cosa que ustedes no podréis decir porque dudo mucho que lo consigáis  —miré directamente a sus ojos, se me hizo eterno los segundos que estuve observándolo, me aparto lo suficiente para mirar a los tres—. No dejaré el club —alzé la voz para que me escucharan bien—. Es mejor que os hagáis la idea de que seremos vuestros rivales.

El chico de cabello rubio se acercó y me dio un golpe en la mejilla derecha cerca del labio haciéndolo sangrar.
Me apoyé en la pared y levanté la mano para tocarlo, echaba un poco de sangre pero no era grave. 

—Ryan, James vamos —dice el chico de pelo oscuro sin apartar la mirada de mi.

—Dylan, no hemos acabado.

Dylan... Mi hipótesis acaba de ser confirmada por el chico rubio, no se si es Ryan o James así que se quedará con el mote de chico rubio por un tiempo.

—Tengo cosas importantes que hacer en casa James, así que vámonos creo que ha tenido suficiente por hoy —dice en tono demandante girándose al chico castaño—. Y tú Mcloth —me señala con el rostro serio—. Hablaremos a solas después, no dejaré que un estúpido club llegue a la competencia.

—Eso ya lo veremos Berners -aseguro serio sin apartar la mirada de él.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora