16 /DYLAN

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No sabía en qué momento me había metido en todo esto pero no iba a ir marcha atrás.
Oliver Mcloth en poco tiempo había conseguido agradarme y eso no lo hace cualquiera.
Quería que fuera mi amigo, aunque a veces al pensar de esa forma me enojaba porque no lo veía como un simple amigo.

Mcloth no dijo nada más, solo asintió y cruzó sus brazos por delante de su pecho.

—Y ahora... —parecía estar pensando las palabras correctas antes de hablar— ¿Cómo estás?

—¿Eh?

—Por lo del accidente.

—Ah, bien, se podría decir que sigo vivo.

—Ya bueno, ¿Qué pasó exactamente? ¿Dolió? —preguntó preocupado, haciendo que me sintiera mejor.

—Me dolió un poco, pero no fue tan grave —pasé saliva por mi garganta y pasé mi mano por la nuca— Solo... Te lo contaré mejor en otra ocasión, creo que no es el momento.

—No lo sé —bufó desesperado— quiero creerte, pero a la vez no puedo... es complicado.

—Ya no me duele —Dije encogiendome de hombros ignorando sus palabras.

—Comprobemos —se acercó y lo miré sin entender a qué se refería, pues hasta hace un momento ni siquiera quería verme. Lo miré fijamente hasta que posó una de sus manos en el chaleco, encima de una de las cicatrices, precionando un poco.

—Joder —gruñí y di un paso atrás.

—¿Ves como te sigue doliendo? —dijo elevando una ceja— ¿Por qué no estás en reposo?

—Debería de estarlo, pero vine a aclarar las cosas contigo, no quería que nuestra poca interacción se viera reducida a nada por culpa de un malentendido.

—Puede que tengas razón —asintió con la cabeza y quedó unos minutos en silencio para luego chasquear los dedos—¡Oh cierto! —se gira y camina hacia el armario para coger una camiseta. Mi camiseta y dármela.

—Gracias, ya la hechaba de menos —expuse guardándola en la mochila.

—Necesito que sepas que aún no estoy de acuerdo con que hagas cosas moralmente ilegales y que por otro lado... Me costará demasiado asimilarlo —su rostro mostraba la seriedad de la situación— necesito algo de tiempo...

—Lo entiendo —la felicidad que me había entrado antes desvanece al escuchar esas palabras, aunque no lo culpaba de su reacción— entonces... debería irme —digo incómodo metiendo mis manos en los bolsillos.

—Si, deberías, he perdido ya mi primera clase, no quiero perder nin...

—Ya te he entendido...bueno...

—¿Vamos?

Asiento y salgo de la habitación, segundos después sale él y cierra con llave.
Camino por delante y aunque quiero girarme, no lo hago.

Salgo del edificio y aunque pienso en entrar a clases me resisto, pienso bien las cosas y se que si he venido a sido para aclarar lo que tenía pendiente con Mcloth.
El equipo entrena más tarde así que me decido por ir a casa y volver a la hora del entreno.

Me dirijo al coche y lo arranco. Se que no debería de conducir, pero esta vez no voy bebido ni drogado, solo herido.

En todo el camino pienso en lo idiota que puedo llegar a ser. Sabía perfectamente que me quería ir a casa ese día ¿por qué tuve que aceptar?
También se que no debería de haber cogido la moto, podría haber llamado a alguno de mis amigos o podría haber buscado otra solución. ¿Pero que más da ahora?

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora