22/OLI

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Las personas de alrededor solo parecían aumentar mientras los minutos pasaban.

Ryan pegaba fuerte y el labio ya le estaba comenzando a sangrar demasiado. Nadie impedía ni se metía por medio para defenderlo; Liam no aparecía y Mina parecía haberla visto entre la multitud estática.

No había mucho que hacer a parte de dar y recibir patadas y puñetazos, al parecer no iba a acabar hasta que uno de los dos se diera por vencido.

No sabía en qué momento había pasado pero Ryan estaba tumbado en el suelo y Liam a mi lado. Enfrente estaba Bernens y no parecía estar contento.

Las personas se dispersaron lo más rápido que pudieron, temiendo lo que iría a pasar.
Si Dylan había parado la pelea era por algo y no se quedarían para averiguarlo.
Incluso Liam que acababa de llegar a mi lado, se fue, dejándome a solas.

—Bernens —dije escupiendo sangre de la boca—. Puedo defenderme.

—¿Por qué no avisas que estás en problemas? —preguntó enfadado—. sabes que puede llegar a matarte y tú solo piensas en humillarlo frente a todos.

—¿Me estás echando la culpa de lo que ha pasado? —dije frunciendo mis cejas—. Eres un imbécil

—Imbécil es el que se mete en la boca del lobo sabiendo que lo morderá —sus palabras sonaron muy cerca de mi cara y fue cuando me di cuenta que estábamos demasiado cerca—. Será mejor que dejes las cosas como están y te largues.

—¿Y que la fiesta acabe tan pronto? —dije apoyándome en la mesa—. Será mejor que esperes sentado si crees que me iré así.

—Quitate del medio Bernens —la voz de Ryan hizo que se girase hacia él.

—Ryan será mejor que te apartes si no quieres que te vuelva a lanzar al suelo —la amenaza era cierta y al ver que no funcionaba se acercó al oído y le susurró una frase que no logré escuchar, fuera lo que fuese hizo que se largara de la cocina, ahora solo quedábamos Dylan y yo—. Y tú, vete y curate eso antes de que se infecte.

—Claro —dije acercándome a él—. Que no —finalicé—. No me iré, es temprano.

—¿No tenías que ir a la competencia el lunes?

—A la mierda la puta competencia —dije arrugando mi nariz—. Vamos a perder de todas formas, ¿por qué ir?

—Oliver, ¿has bebido?

—No.

—Si —respondió acercándose.

—No —mis pasos dieron a parar con la pared y ya no tenía más para retroceder—. ¿P...puedes apartarte?

—No —Su voz se escuchaba más ronca que de costumbre y su tono todavía sonaba a que estaba molesto—. ¿Me harás caso?

—No soy un perro.

—No digo que lo seas —acercó su cara más a la mía—. Pero se que la competencia te importa solo que estás borracho para pensar en ello, así que será mejor que te vayas, te cures y duermas para que mañana no estés de resaca, y por lo tanto no estarás quejándote ni molestándome.

—No tengo coche, no tengo como irme a no ser que avise a Liam o a las chicas.

—Te llevaré en el coche de James.

—No tienes por qué hacerlo.

—Solo cállate y has caso por una vez en tu vida porfavor.

No dije nada más solo salimos y nos montamos en el coche, 20 minutos más tarde estábamos subiendo las escaleras para ir a la habitación dónde me quedaba en el campus.
Aunque no niego que no quería que Dylan me acompañara aún así lo hizo, solo porque es un testarudo que al parecer le ha entrado la vena de caballerosidad.
Tenía apoyado mi brazo alrededor de su cuello y él me agarraba de la cintura. Las escaleras me daban vértigo de repente, si Dylan me soltaba dudaba que me pudiera mantener de pie.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora