25/DYLAN

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Había pasado un tiempo. No sabía con exactitud cuanto porque había perdido la noción del tiempo.
No sabía que hacer, del móvil a la cama y de la cama al móvil, parecía una buena rutina, pero cada día me levantaba más cansado.

La universidad la había dejado un poco de lado, no estaba de ánimos para estudiar aunque había hecho los exámenes para no suspender, no iba a dejar la carrera cuando me quedaba unos meses para terminarla.

Hoy era nochebuena y aunque era el único en mi casa que quedaba, Oliver me había propuesto ir con él y sus padres, cosa que era imposible rechazarle.
Me había dicho que su madre llegaría a las ocho de la tarde así que ya hace dos horas que había llegado.

Estaba listo para irme, y tras advertirme Mcloth que no debía comprar nada por mensajes fui directo a por mi moto.
Si iba en coche el guardaespaldas que me había puesto mi madre me vería y no sería una cena agradable si un desconocido no para de mirarnos mientras comemos.

Llegué en menos tiempo de lo que esperaba, era suerte que las carreteras estuvieran casi vacías a esta hora.

...

La cena había sido buena y la charla que había tenido con Oliver me había gustado. Sabía que no me podía quedar mucho tiempo. Me acababa de despertar y estaba observando el rostro de Mcloth.

Cuando la película terminó a las tres de la madrugada miré a mi lado y Oliver estaba dormido. No me había dado cuenta cuando lo había echo, pero estaba cansado así que no le di demasiada importancia.
Apagué el ordenador y lo coloqué en la mesita de noche para luego tumbarme y acariciar la cara de Mcloth.
Tenía la piel suave como si se hubiera bañado hace solo unas horas. Le di un beso en la frente, no se daría cuenta pero necesitaba dárselo. Hacía tiempo que no lo tocaba ni lo besaba.

Sus cejas eran finas y las pestañas largas, tanto como las mías. La boca estaba entreabierta y los labios estaban resecos.
El pelo lo tenía revuelto, tenía algunos mechones rebeldes que caían sobre su cara como una pequeña cascada.
Fui cerrando los ojos hasta que me quedé completamente inconsciente.

...

El móvil sonó despertándome de mi sueño. Cogí la llamada entrante al ver que era uno de los trabajadores.

—¿Ha pasado algo? —pregunté serio.

Dylan, Ryan se ha colocado y tu amiguito esta sufriendo las consecuencias.

—Estaré allí dentro de veinte minutos, intenta apartarlo —colgué y lo solté—. Mierda... ese cabron...

—¿Ha pasado algo? —giré sobre mis talones y lo vi estirándose en la cama.

La voz de Oliver me asustó por unos segundos, no sabía que estaba despierto.

—No nada, todo está bien.

—No creo que nada vaya bien cuando estás insultando a primera hora de la mañana —respondió sentándose en la cama—. Dime que esta pasando.

—Solo ha habido unos problemas, no es nada grave.

—¿Tiene que ver con el tema de drogas y tus amigos?

—No —negué rápidamente—. No es nada, de verdad.

—Dylan... ¿Qué me estas ocultando? No soy tonto, me doy cuenta de las cosas —respondió cruzandose de brazos.

—¿Por qué tendría que ocultarte algo? —insinué.

—Dylan Bernens —su rostro y su voz ronca de recién despertado se volvieron serios—. Se que tu padre ha muerto y no estás bien. Pero eso no significa que tengas que ocultarme como te sientes, porque se que no estás bien.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora