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Di la vuelta a la cama y caí al suelo dándome un gran golpe.
Estaba sudando y mi corazón latía más rápido de la cuenta. Había tenido una pesadilla.

Todo lo que pasó horas antes, desde que salí de la cafetería hasta que había caído inconsciente se veía borroso, las imágenes aparecían desordenadas, unas tras otras.

Deseaba que no fuera cierto, deseaba que hubiera sido realmente una pesadilla.

Me levanté del frío suelo y me volví a tumbar a la cama, mi cama...¿En qué momento había llegado? ¿Me había traído él? De solo pensar que hizo eso me entran escalofríos.

Miré la hora en el reloj del móvil el cual marcaba las tres de la mañana. Aunque debía dormir, no podía. El insomnio ganaba mis únicas ganas de escapar ahora mismo de toda esta situación.

No solté el móvil en ningún momento, sería la distracción hasta que sonara la alarma para ir a clases.
Miré los mensajes y no tenía nada importante, excepto, un mensaje suyo.

"Siento que te desmayaras, no era mi intención llegar tan lejos. Espero que estés mejor".

Le dejé en visto ¿Cómo podría contestarle? No sabía ni por donde empezar, tal ves un, "no te preocupes, estoy bien". No, simplemente no.

Sabía lo que era y aunque me hubiera negado que había matado al chico, no podía creerle, ¿y que si es uno de sus juegos? Seguramente intenta convencerme para ponerme de su parte y cierre la boca, ¿y si me mata también? Se algunas cosas que no debería y no me negó que trabajaba en algo ilegal o por lo menos así entendí. Así que...¿Por qué no matarme para silenciarme?

La noche se me hizo más corta de lo que habia imaginado y aunque no tenía ganas de ir a la universidad, así hice.

Me levanté y me vestí con lo primero que había pillado en el armario, me Miré al espejo y mojé un poco el pelo para peinarlo. Solo faltaba terminar de atarme el cordón del zapato.
La puerta sonó y me alarmé un poco ¿Quién viene a esta hora?
Mi respuesta no tardó en aparecer en mi mente, ¿será él? El nerviosismo me ganó y me quedé paralizado ¿Y si viene matarme? aunque sería difícil estando aquí, pues seria complicado sacar mi cuerpo sin ser visto.

Suspiré y tragué para deshacer el nudo que se formaba en mi garganta. Tenía que enfrentar la  realidad y no esconderme.

Me levanté despacio y andé con cuidado. Mi mano se encontraba ya en el pomo de la puerta pero era incapaz de girarla.

Me dije a mi mismo que no pasaba nada, que seguro era Liam o alguna de las chicas que había venido a verme para ir juntos a clases.
Me armé de valor y la giré pero todas las expectativas que había creado de las personas que podían ser, cayeron en picado cuando lo vi apoyado en la pared, mirándome.

—¿Cómo... —dudó un poco en qué decir pero su vista seguía fija en mi— ¿Cómo estás?

—...

No podía hablar, simplemente me quedé paralizado.
Sus ojos me miraban con culpabilidad y por su voz realmente parecía arrepentido pero no iba a caer tan rápido. No podía asimilar lo que él es de un día para otro.

—Se que no quieres hablar, lo entiendo —se acercó hasta quedar a centímetros de mi por lo que retrocedí unos pasos— Puede que me odies pero de verdad que yo no lo maté.

—No puedo creerte —dije sincero negando con la cabeza.

—Estuve en el hospital —soltó de repente— tuve un accidente.

—Ya me lo dijiste.

—¿Y eso no es suficiente para creerme? —preguntó cruzándose de brazos.

—No es tan fácil —respondí rápidamente.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora