Llevaba sin ver a Dylan un par de semanas y no tenía fé en cuanto a que contestara el mensaje que le había enviado esta tarde, pues desde que había fallecido su padre no echaba cuenta al móvil.
Cuando me enteré que su padre había fallecido no sabía cómo reaccionar, pero lo único que pensara era que necesitaba verlo.
Quedabamos todos los días tanto en el rato libre de la universidad como después de clases, pero ya llevaba varios días sin verlo.
Me contestaba de vez en cuando afirmándome que estaba bien, pero sabía que no le llegaba a creer del todo.No tardó más de dos horas en responderme, lo que crei que sería negativo, fue positivo.
Estaría aquí a las diez, justo a la hora de comer. Le avisé de que no trajera nada así que seguramente vendría con las manos vacías.Me miré en el espejo una última vez, estaba dudando si quitarme la chaqueta y cambiarla por otra, no me acababa de convencer del todo. La camisa que llevaba debajo era de un color blanco, algo bastante simple.
—¿Se puede? —pregunta mi madre entrando al cuarto—. Oh vaya, estás genial.
—No lo sé mamá —contesté mirándola—. No me convence —respondí haciendo una mueca.
—Te queda demasiado bien, ¿Quieres impresionar a ese amigo tuyo? —preguntó sonriendo.
—¿Qué? —pregunté nervioso—. No no...Yo no... bueno quiero decir que... —suspiré y trague saliva, sentía como mis mejillas se teñian de rojo—. Me gusta un poco.
—¿Un poco nada más? —dijo riéndose—. Dime, ¿cómo es?
—Es un rival bastante bueno —dije lo primero que se me vino a la mente—. Es... Era el capitán del equipo de fútbol, bueno era. Después de fallecer su padre le dejó el cargo a su amigo Ryan. Es buena persona aunque no lo parezca a simple vista, aunque un poco serio. —recordé el día que dormí con él y mi tenía la imagen de su rostro en mi mente—. Tiene el pelo oscuro, se puede decir que negro con unos ojos verdes, dos piercing en la oreja, tiene el cuerpo bien formado y un tatuaje en la espalda algo raro, pero es bonito. Y creo que eso sería todo.
—Oh vaya, me parece que me quedé corta cuando dije que te gustaba un poco —dice riéndose—. Me alegro que por fin tengas a alguien en tu vida, ya vamos a poner la mesa, ¿vienes?
—Claro, me pongo los zapatos y voy —dije buscándolos con la mirada—.
Estaba terminando de ponérmelos cuando el timbre de la puerta sonó. Respiré profundo y solté el aire. Había llegado.
Bajé rápidamente y una vez que llegué a la puerta me puse bien los pelos y abrí intentando aparentar estar tranquilo.
—Hola.
—Hola Mcloth —me hice a un lado para que entrara y cerré una vez que estuvo dentro—. ¿Dónde pongo el chaquetón?
—Dame, lo pondré en el perchero del salón.
Lo dejé justo donde le había dicho y me di cuenta que estaba mirando mis detalles de la casa, como hice cuando fui a la suya. Parecía que nada había ocurrido, como si fuera normal todo lo que estaba pasando. Dos chicos normales pasando las navidades juntas, sin pensar en exámenes, sin problemas familiares. Sólo estando juntos y fingiendo que estas semanas atrás no había pasado nada.
—¿Vamos?
—¿Qué hay de comer? —preguntó intentando sacar conversación—. Espero que no sea pavo porque no lo soporto.
—Es lasaña —respondí—. Y ensaladilla aunque hay alguna que otras cosas más.
—Entonces creo que me gustará.
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•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°•
Teen FictionUn chico nuevo decidido a cumplir su sueño de entrar en UNIÓN DE DEPORTES Y DANZA , una competencia donde solo entran los mejores , no dejará que nadie lo trate de menos y dará todo de sí para conseguir lo que quiere. Un popular que sólo piensa lle...