EPÍLOGO / DYLAN

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En la primera oportunidad que tuvo de girar para volver a casa lo hizo sin mirar atrás.
Si Nick era Alan y buscaba venganza significa que tenía a Oliver.
Había conocido a Nick y sabía lo que sentía James por él. No esperaba que se pusiera de su parte por ser su amigo, no quería hacerlo elegir porque si estuviera en su lugar hubiera elegido a Mcloth por mucho que lo intentara negar.

Llegó a la casa y aparcó rápidamente, no se paró a mirar nada más.
Salió disparado hacia la casa, la puerta estaba de par en par así que no tuvo que buscar las llaves.

Llegó a la sala principal y allí estaban. Los que esperaba con tanta ira contenida... intentó relajarse como había dicho James, una pelea ahora no vendría nada bien.

James y Ryan estaban de pie, Ryan mantenía sus manos en puños por si había que pelear y James intentaba mantener la calma.
Mike estaba rodeado de varios guardaespaldas y Nick estaba a su lado.

—Al fin llegas —sonrió Mike mirándome—. Has tardado más de lo que esperaba.

—¿Qué quieres? —pregunté yendo a donde estaban los chicos—. No te invité a mi casa.

—A mi no, pero a él si —respondió haciendo una seña con la cabeza hacia Nick.

—No me creo que él sea Alan —aclaré cruzándome de brazos.

—Dylan... si es, es tu hermano —mi madre habló desde las escaleras bajando a paso lento sin poder creer lo que veían sus ojos. 

—Dylan... —mencionó Nick ignorando a mi madre—. ¿Entonces como me acordaría de cuando papá te pegó por primera vez porqué me corté y tuve que ir al médico?

—Alan... —susurré—. Eso no significa nada, esa información podría habértela dicho cualquiera.

—¿Quieres más detalles? —me enseñó la palma de la mano mostrándome una cicatriz ya curada— Seis puntos, seis jodidos puntos por tu culpa.

—Bien, puede que lo seas pero no te aceptaré como hermano —dije aliviado por el hecho de que siguiera con vida y estuviera bien—. Se que si estas aquí es por Mike y no por que yo sea tu hermano, además no se que has hecho con Oliver.

—Creo que debería salir para dejar que la familia tenga una calurosa bienvenida —expuso Mike con una sonrisa perversa.

—¿Dónde has estado todo este tiempo? —advirtió nuestra madre acercándose a él—. ¿Qué te ha pasado? —sus ojos estaban cristalinos, su salud era tan delicada ahora mismo como sus emociones.

—Sabes... no iba a aparecer pero tuve una oportunidad anoche de robarte a tu debilidad así que aproveché, además que mejor día de aparecer de nuevo ante la vida si no el día de tu cumpleaños —dijo ignorando de nuevo a la mujer que estaba en frente de él.

—Serás... —suspiré y contuve el aire unos segundos para luego soltarlo, debía calmarme—. ¿Qué quieres?

—Quiero todo lo que tienes, dinero, respeto y todo lo que se me negó desde que me abandonasteis.

—No te abandoné —dijo con un nudo en la garganta—. Te buscamos por toda la ciudad, incluso tu hermano colgó posters en las farolas para que te reconocieran, pero no fue suficiente. No, no lo fue, porque nunca pudimos encontrarte —su voz se rompía cada vez más—. Lo siento tanto, siento no haber echo nada por ti —un sollozo se escuchó en toda la sala dejando a todos en una tensión fácil de romper.

—Nadie vino, nadie me salvó cuando estaba en apuros así que no vengas ahora a decir estupideces —dijo alzando la voz y apartandola.

—Ella tiene razón, te buscamos por todos lados.

•°MI PEQUEÑA PERDICIÓN°• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora