⛧ 𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟮𝟰 ⛧

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𝑻𝒉𝒆 𝒇𝒊𝒈𝒉𝒕

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The confusion

Era uno de los días más fríos que alguna vez había recordado, el viento otoñal hacia que los árboles se movieran y chocarán contra el vidrio del enorme ventanal. La taza de café que llevaba entre mis manos, logró calentarme un poco de lo que era mí cuerpo. Y mientras terminaba de leer el libro escuché como Adrik entraba apagando su cigarrillo.

─ Buenas noches, Driki ─ mencioné mientras cerraba el libro y dejándolo sobre la mesa mire inocente al pelinegro

─ No te lo diré

Desde el otro día que ninguno estuvo dispuesto a hablar conmigo, no había dejado de tocar el tema. Aegan entro detrás de Owen, e ignorando la mirada de Adrik volví a lo que anteriormente estaba haciendo.

─ Buenas noches. ─ habló mientras caminaba a la cocina

Lo ignoré, si él no me hablaba yo a él tampoco lo haría. No era su sumisa... ¿O tal vez si? No, no lo era. No iba a permitir que Aegan gane, por más que me esté muriendo por dentro para abrazarlo. No lo haría, me iba a correr la cara y esa no era exactamente mi idea.

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Esa noche no podía dormir, todavía me temblaban las manos. El recuerdo de la última pesadilla todavía daba vueltas en mi mente. Mire el techo, y suspiré pesadamente. Capaz si miraba la pared podría consolar el sueño, lo hice. Pero no, era imposible.

Me levanté de la cama, y me mareé al hacerlo tan rápido. Necesitaba respirar un poco y tratar de relajarme. La noche, como casi todas del otoño, era oscura, a pesar de la tenue luz de la luna que entraba por el ventanal, y se colaba por las pocas hojas de los árboles.

Camine hacia la cocina en busca de un vaso de agua, luego de acabarlo respiré y mire el movimiento de los árboles, y como las nubes comenzaban a tapar la luna . logrando que así, aquella poca luz, comenzará a desaparecer lentamente. Volví a mí cuarto, y me choque con lo que creía en mí mente ser Adrik.

Al levantar la vista, el rostro del mayor de los Cash, me tomo por sorpresa. Debajo de sus ojos había grandes bolsas, y su rostro parecía preocupado.

─ ¿Donde estabas? ─ pregunto rompiendo el silencio entre ambos

Lo ignoré, así como hoy a la mañana. Pasando por su lado, mirando un punto fijo en la pared, sentí como su mano toma suavemente mí muñeca y me vuelve a colocar en el mismo lugar. Frente a él.

Era complicado tratar de concentrarse teniéndolo en frente, con solo unos pantalones negros, su cabello todo desprolijo y su cara cansada. Mirándolo indiferente me solté de su agarre.

─ ¿Podes responderme? ─ comenzaba a desesperarse ─ ¿Donde estabas?

─ Así que ahora me hablas ─ lo mire fijamente por primera vez ─ Es curioso


─ ¿El que es curioso? ─ pregunto soltando mí mano suavemente

─ Fuiste el primero en decir que no vuelva a hablarte, y ahora lo haces... ¿Tan poco duró esa faceta de chico malo?

─ Nunca dije eso, tú te alejaste porque quisiste. Me presionabas para que te contará todo, con lujo de detalles ─ fue el primero en alzar la voz

Si fueran las cuatro o tres de la tarde, podía entender que ambos estemos discutiendo en el medio del pasillo, casi a los gritos. Pero no, eran las dos y media, y mí mente no estaba preparada para comenzar a discutir.

─ ¡Y si! ¿Que esperabas? ¿Que te vea lleno de cables, con ayuda de una máquina para respirar y que no preguntará qué había sucedido?

─ ¡Te dije! ¡Millones y millones de veces! ¡No te preocupes por mí, nunca lo hagas! ─ exclamó

─ ¡No me pidas eso sabiendo que no lo haré! ─ confesé dejando fluir las lágrimas que había retenido hasta ese momento.

Por un instante me sentí como aquella niña de 10 años a la cuál acababan de castigar. Aegan llevo una de sus manos hacia mí brazo y me corrí ante el tacto del contrario. No quería que me tocará.

Se oyó su suspiro, y levanté la vista limpiando mis mejillas. El mayor tenía su entrecejo arrugado. Era vergonzoso, por más que no sea la primera vez que Aegan me veía llorar, aún así tenía cierta vergüenza al demostrar mis sentimientos hacia el mayor de los Cash.

─ ¿Que sucedió, Aegan? ¡Háblame! ─ me límite a mirar en silencio durante unos breves minutos el rostro del mayor.

Aegan parecía estar pensando seriamente en si contarmelo finalmente o no. No quería quedar pesada, pero necesitaba saber. Quería poder ayudarlo de todas la maneras posibles.

─ Es... Es muy pronto ─ murmuró

Suspiré mientras las lágrimas continuaban descendiendo por mis mejillas. De repente sentía el sabor salado de las mismas, y cerré mis ojos para tratar de detenerme.

─ Y no es tan difícil tratar de saber en donde estaba, es un departamento súper silencioso. ─ recordé ─ Si me quería haber ido, hubieras escuchado la puerta. ─ lo mire obvia y el solo me dedico una pequeña sonrisa, la cuál decidí pasar por alto ─ Estaba en la cocina. Descansa.

Dicho eso, lo pasé por al lado, recordando perfectamente su fragancia. Cerré los ojos para tratar de recordarla y me encerré en mí cuarto.

Acostándome mientras apoyaba mí cabeza en la almohada, creando todos los escenarios posibles de lo que había sucedido aquella noche. Si Aegan no quería hablarlo, mí imaginación era la única que me ayudaba a buscar una posible respuesta.

Le di la espalda a la pared y cerré mis ojos, dejando de lado los escenarios y recordando las veces que Aegan trató de tocarme y que yo me aleje. A su mismo tiempo, la cara de Adrik apareció en mis pensamientos. Lo cual me confundió, demasiado.

Algo en mí me decía que está madrugada sería verdaderamente larga. Y que no conseguiría dormir, y menos teniendo el rostro de ambos hermanos Cash en mis pensamientos.

Cαsh, Cαsh, CαshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora