☆ 03

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Después del desayuno, y dado que Tristán se había marchado antes de que yo terminara me toco dejarlo todo para seguirlo, el frio suelo hizo que me diera escalofríos, estaba descalza porque no tenía más que un par de zapatos lodosos y mojados, al igual que mucha de mi ropa. Así que ni modo seguí a mi maridito, para cuando lo alcance estaba frente a una puerta, supongo que era su habitación si mi memoria no me falla.

-General Sigfred - le llamo y lo veo detenerse y girarse a mi encuentro.

-¿Qué es lo que quieres? - su voz suena plana, es clara la aversión que siente por mí.

-No quitare mucho de su tiempo, seré breve - pido poniendo ojos de cachorro.

Su expresión es desganada, pero aun con ella es innegable cuan atractivo es, realmente Marjory tiene un exquisito gusto y maldita Bela que se comió a tremendo hombre, pero descuida pronto sabrás lo que es realmente que te devoren papasito. Su mirada pasa de mi a su habitación, la puerta esta abierta y un rico aroma a rosas se filtra desde su interior.

- Hablaremos en mi oficina dice y me hace un gesto, vagamente escucho que son solo cinco minutos y para mi es tiempo suficiente ya que solo hare valer el contrato firmado antes de nuestro matrimonio. Mientras lo sigo hecho un ojo a la habitación que estaba mirando, esta llena de rosas, desde las ventanas donde están dos macetas con flores hasta las mesas con floreros, las cortinas son blancas con bordados en plata y las sabanas son de color rosa, hay pinturas y adornos, además de dos alargados sillones junto a una mesa con varios cojines y estoy segura de que era para Isabela, realmente las cajas de regalo no son importantes sino lo que representa su devoción por Isabela.

-¿qué es lo que quieres? su rostro con hermosas y duras fracciones, con el cuerpo musculoso y una mirada azul fija aceleran mi corazón, incluso su voz es tan rica.

-Firmamos un acuerdo, así que dado que mi equipaje se ha dañado por las lluvias de ayer y he extraviado mi maleta con mis zapatos necesito vestidos y zapatos nuevos - explico, directo al grano y fijo mi mirada justo a tiempo en el hombre junto al escritorio.

Se forma un silencio entre nosotros

- Darlian- su voz es seria y su mirada azul pesada.

- Mi señor, siguiendo sus instrucciones anoche acompañé a la señorita en el segundo carruaje, es posible que, para los estándares de la hija del Conde, nuestro transporte no haya sido el más adecuado, respecto a su equipaje envíe a la señorita Lucía a ayudarla - explica con tranquilidad. Es interesante la manera en como acomoda todo a su conveniencia. - la llamaré enseguida

-No es necesario - intervengo y sonrió con diversión mirándolo - si quieres, General puedo mostrarte mi ropa y zapatos - veo a los hermosos ojos azules y sonrió con timidez - estaré encantada de mostrarte el camino hasta mi habitación, es solo que me temo que no conozco adecuadamente como llegar desde aquí - comento avergonzada.

Noto el nerviosismo en el mayordomo y contengo mis ganas de reír.

-No tengo tiempo para eso - Tristán suspira y mira a su mayordomo - entiendo que quieras comprar nuevos vestidos o al menos usarlos de excusa para que yo no esté cerca de Bela pero debes entender que ella es la mujer que amo y solo a ella pertenezco - su voz es baja y peligrosa y su mirada azul brilla con advertencia.

Sonrió con arrogancia y muerdo mi labio dando un paso al frente y puedo ver que nota la desnudez de mis pies - ¿Y estas seguro de que tienes a la pelirroja correcta? - pregunto con una sonrisa inocente.

Él me mira con confusión y antes de que haga o diga algo más salgo de su oficina dejándolo con el peso de mis palabras, oh si, estaba pensando en comenzar a plantar la deliciosa semilla de dudas en él, después de todo no esta mal ser codicioso de vez en cuando, y si es por mi esposo estoy segura de que incluso la diosa no se molestaría de que lo reclame para mí.

Lα Lεccισ́и dε lα SαитαDonde viven las historias. Descúbrelo ahora