Lα Lεccισ́и dε lα Sαитα

☆ 13

Desayune con calma y aproveché a comer todo lo que pude, sabía que este día sería cansado para mí y lo que menos quería era desmayarme.

Después del desayuno, Leticia me informó que los medicamentos que pedí estaban preparados, era todavía temprano, pero me sentía con energía, agradecía mi rutina matutina de ejercicio, eso sin duda me estaba ayudando.

— Podemos comenzar — La Marquesa Morgana dijo, pero su voz sonó más a una orden que a una petición.

— Sí — contesté tranquila. Agarro entre mis manos la botella de agua bendita y me la empino "Piensa en Coca-Cola" me digo cuando el sabor extraño invade mi boca.

El agua tiene un brillo azulado y me deja una sensación cálida a su paso, ese calor se extiende por todo mi cuerpo y mi piel emite un pequeño destello.

La Marquesa Morgana me mira de forma extraña, las tres personas junto a ella el médico anciano, el guardia, Gerald y la ama de llaves, Leticia, los tres retroceden. Sé la razón, acaban de darse cuenta que soy la Santa y este es el momento en que usaré las cosas a mi ventaja.

— Podemos empezar — digo con calma, tragandome los nervios.

Toco sus manos con ligereza y con un cuchillo hago un corte en su dedo medio, Gerald lleva su mano a la empuñadura de su espada, la Marquesa lo detiene y yo continuó con mi trabajo.
Luego de hacer el proceso la sangre comienza a gotear.

Es complicado.

Admiró a Marjory porque para ella fue sencillo, pero la concentración que requiero se debe a que no estoy del todo acostumbrada a este cuerpo.

La sangre sigue escurriendo sobre su dedo hasta llenar un pequeño vaso, el color negro y el hedor a podrido lo hacen ver más grotesco de lo que es.

He terminado, me ha tomado más tiempo de lo que ha la original le tomó, pero me siento satisfecha, este es mi logró, treinta minutos es buen tiempo para mí, sabiendo que a Mar le tomó solo veinte.

Me concentro y envío una oleada de mi fuerza vital cubriendo así el cuerpo de la Marquesa, la herida en su dedo se cierra sin dejar cicatriz, su semblante se ve menos pálido, las arrugas bajo sus ojos se esfuman, su cabello canoso se vuelve más negro y brillante, las manchas en sus manos desaparecen y sus venas ya no son tan visibles.

— Listo — digo soltando su mano.

Ella mira sus manos, luego manosea su cara, el médico se da prisa para revisarla y después de revisar todo lo que pudo asiente — a primera vista, su salud está mejorada, sobre ese asunto. — me mira de reojo.

— Los siguientes tres días su cuerpo estará en la mejor disposición para quedar embarazada — explicó mirándola con calidez, una media sonrisa llena mis rasgos y lucho por reprimir la satisfacción.

Realmente se siente bien sanar a alguien.

La Marquesa asiente — Revisalo a él — me indica señalando a Gerald.

Él tiene la sorpresa impresa en su rostro y casi me rio por lo gracioso que luce, él que siempre se ve tan rudo, cuando logra reaccionar pone una rodilla sobre el suelo.

— Mi señora, no soy digno — murmurar y casi puedo sentir la timidez en sus palabras.

— ¿No dijiste que obedecerías todas mis ordenes? — cuestiona la Marquesa.

Él la mira con confusión.

— ¿De qué me sirves entonces? — ella lo mira con el ceño fruncido.

Camino hasta Gerald tomó su mano e inundó su cuerpo con mi energía vital, hago un escaneo en su cuerpo, y todo apunta a que su hombro derecho está lesionado, tiene heridas en sus brazos, marcas en la espalda, golpes en la cabeza y una pierna lastimada.

Gerald realmente esta jodido, hago un corte pequeño en su dedo y dejo que la sangre dañada salga, una vez termina de salir curó todas las heridas que encontré en mi recorrido, después de unos minutos siento lo espeso y el hedor de la sangre dañada.

— Listo — informó y busco a la Marquesa.

Todos siguen viéndome con extrañeza.

Miró a Gerald su piel es más clara, ya no hay cicatrices en ningún lado, sus ojos están simétrico, incluso sus rasgos se ven encantadores, es un hombre maduro atractivo.

Ese niño será hermoso.

El silenció se vuelve extraño y sonrió con incomodidad — Bueno, ahora que saben mi secreto le pido que lo mantengamos de ese modo, en secreto.

Todos parecen contener el aliento.

— Entonces lo sabes — la Marquesa Morgana lo dice en un tono afirmativo.

— Sí — acompaño mi respuesta con un asentimiento —, pero mi historia es un poco peligrosa y por eso busque su compañía — explicó con un suspiró.

— Buscas una alianza para tu protección — el brilló en sus ojos me dice que ahora entiende realmente la situación.

Asiento con seriedad conociendo parte de lo que va a pasar necesito personas poderosas, gente en la que pueda confiar, que si me secuestran estarán en pie de lucha para rescatarme.

— Bueno, eso cambia un poco las cosas — la Marquesa dice en un tono serio — estoy dispuesta a apoyarte — sonrie — pero nada en este mundo es gratis — entrecerró sus ojos — ¿Estas dispuesta a unirte a los traidores? — cuestiona.

— Lo estoy — contesto con seriedad.

— Bueno, por ahora es suficiente puedes retirarte, aunque espero que ya sepas que no puedes abandonar esta casa hasta que se confirme mi embarazo — explica con calma.

Todos siguen viéndome con cautela.
Como si no pudieran entender por qué el templo les mentía a todos en la cara.

Me retire después a mis aposentos temporales y me tire en la cama, después de salir de esta mansión tendría que hacer muchas cosas.

Planeo comprar una casa grande, elegante y bonita, y si no me gusta ninguna, comprar un terreno y diseñarla. Con el dinero que gane con el agua bendita me aseguraré de abrir una tienda de ropa, es tiempo de cambiar la moda de este lugar y me aseguraré de tener éxito, además de poner una tienda de bebidas y postres.

Hay algunas cosas de mi mundo que necesito traer a este, estoy segura de que podré aumentar mis ganancias y tener buenos ingresos para vivir cómodamente.

Me pregunto si a Tristán le dará un infarto cuando sepa que vendí sus rosas y su hermosa casa del lago. Sonreí con malicia al saber que la idiota de Isabela jamás podrá volver a pisarla.