Estamos de regreso en el salón dónde inicialmente estábamos, la hoja permanece en la mesa donde una palabra a medio escribir esta plasmada, me vuelvo a la mesa y termino de agregar todo lo que hace falta en esa lista. Una vez terminó, le extiendo la hoja y Gerald la toma, yéndose.
Una vez solas la Marquesa llama a Leticia. — Leticia, prepara una habitación para la señora Sheridan y envía un mensaje a esa mujer para informarle que su nuera se quedará a dormir en mi mansión — indica.
— Como ordene, mi señora— Leticia se inclina y se marcha.
El silencio nos atrapa una vez más.
— ¿Basta con el agua bendita? — Ella pregunta de manera directa y lo agradezco.
Niego con calma — Necesito comer, dormir y darme un baño — comentó, mi voz es baja y suave.
— No será problema — ella contesta resuelta.
Y yo admiro el poder y la dignidad con la que está mujer se envuelve. Mis ojos buscan de inmediato el techo de la mansión y me maravilló con el arte sanguinario que se me muestra, ahora entiendo porque la pobre Marjory se sintió asustada, en mi caso he visto cosas peores a lo largo de mi vida.
Habían películas muy gráficas.
Ladeo la cabeza maravillada del realismo que estas pinturas representan — No sé quién lo dibujo, pero realmente es un gran artista — murmuró maravillada.
La risa de la Marquesa Morgana es ligera, su rostro no sufrió mucho cambio, pero ella incluso luce más relajada — Debes pensar que soy extraña — dice y guardo silencio centrando mi atención en ella, no quiero que me regañe como lo hizo con Mar — Cualquier otra mujer en mi condición ya se habría rendido y optado por la adopción — me dice viéndome a los ojos.
Y lo sé, conozco sus razones, su historia y es por ello que siempre fue uno de mis personajes favoritos, era fuerte, temperamental, digna y orgullosa.
— Todos piensan que soy una mujer tiránica que dejará a sus seguidores caer en la desesperación por el capricho de convertirse en madre — frunce el ceño y una mueca de disgusto se forma en su rostro — adoptar a un niño, educarlo y criarlo para que siga mis pasos, todos los que me han visitado lo mencionan como si fuera igual a levantar un gato de la calle — su mirada se vuelve indignada — ¿Qué importa que no lleve tu sangre? — bufa — ¡Lo amaras igual! — alza un poco la voz — ¡Debes darte la oportunidad! — su sonrisa sutil se hace presente.
Asiento ante sus palabras, entiendo su punto, tenía amigos que pasaban por una situación similar, solo que era él quién tenía el problema y ella no se rendía, lo amaba tanto que aún cuando Jonathan se había dado por vencido le pidió un último intento, para someterse a un tratamiento y por suerte o destino, ella finalmente quedó embarazada, ah, mi amiga, Dayana, cuanto la extraño.
— Llevo años escuchándolos y no me he rendido, ¿Sabes por qué? — me pregunta y toda mi atención se centra en ella nuevamente.
Asiento y ella me ve esperando mi respuesta.
— Es porque su heredero no puede ser alguien de la calle, él o ella llevará la sangre de su padre y la suya corriendo por sus venas, un linaje que han forjado, como los villanos de una gran historia — mis palabras son serías y mi mirada es solemne o almenos trato de que así sea.
Ella me ve con auténtica sorpresa, sus ojos brillan con algo desconocido y me preguntó si me habré equivocado con decir justamente lo que ella quería decir, claro que mis palabras o mejor dicho, mi respuesta ha sido modificada.
Ambas nos quedamos en silencio por un momento, esta vez no es inquietante por alguna razón se siente cómodo.
— Mi señora, la cena está lista — Leticia llama nuestra atención sacándonos del silencio en el que estábamos — y la habitación de la señora Sheridan esta preparada — me mira de reojo y puedo ver que ha escuchado mi respuesta.
— Bien, llévala a su habitación — pide con voz seria, neutral y me mira por última vez.
— Cómo ordene, señora Sheridan por aquí — Leticia me pide y yo la sigo no sin antes hacer una ligera venia a la Marquesa y agradecerle.
Siento sus ojos pegados a mi espalda, pero no me vuelvo hacia ella, por alguna razón tengo miedo de haberla cagado, ya no me siento segura.
Mientras camino por el pasillo miro las altas paredes y el como la oscuridad envuelve en un abrazo el techo, es muy alto, pero se ve algo tétrico, las largas ventanas le dan un aire gótico y sus pinturas solo influyen en su aspecto.
— La Marquesa es en el fondo una mujer muy leal y muy amable — dice Leticia quien me ve con una mirada meditativa —, pero también muy vengativa, si le sirves bien, te recompensará de formas más allá de tu imaginación — me mira de reojo, dado que ambas seguimos moviéndonos — y si la traicionas, te castigará de una forma similar — expresa con calma.
La miró con seriedad — Lo entiendo — asiento y ambas nos detenemos en una habitación — gracias por la advertencia — digo con calma, mirándola de reojo.
Ella asiente — Esta es su habitación, el baño ya está preparado, al igual qué su ropa para dormir, qué pase una buena noche — se inclina con brevedad.
Le devuelvo el saludo, ingreso a la habitación y me maravilló por lo amplia que es, sobre todo me centro en la exquisita que se ve la cama, el ambiente es cálido, me quito los zapatos y los lanzó cerca de la cama, mientras me muevo por la habitación descalza sintiendo la suavidad de la alfombra bajo mis pies.
En la mesa, hay comida, y mi estómago gruñe cuando el rico aroma alcanza mi nariz. No me molesto en seguir la etiqueta y me alimento como la plebeya que llevo dentro. El rico sabor del pato asado baña mis pupilas y casi siento una epifanía por lo sabroso que esta.
Suspiró contenta y me dejo embriagar por los sabores de los ricos platillos que hoy se me fueron servidos, mi cuerpo me agradece por haberlo alimentado.
Después de comer me desparramo en el sofá que también es cómodo y suspiró, se siente bien estar en calma. Esperare un tiempo para poder tomar un baño.
Una hora pasa con rapidez en la que aproveché para caminar un rato, eso también ayuda a mi cuerpo. Me siento lista para bañarme así que me dirijo a la puerta que creo es la del baño, para mi sorpresa me equivocó, los tres espejos del probador me reciben como burla de mi mala decisión, bufo y me muevo hasta llegar a la otra puerta y encuentro el baño.
Apreció la diferencia entre esta belleza y la porquería de la mansión de mi suegra, sin ofender a mi suegro.
El baño es enorme, tiene una tina de piedra que me causa desconfianza –porque nunca me bañe en una– su forma es cuadrada y en efecto parece más una piscina, hay una fuente que hace el efecto de una cascada.
— Diosa, ¿Por qué aún no hay duchas? — me quejó, me siento un poco sacada de lugar, tanto lujo me deslumbra.
Cuando al fin logró meterme me siento relajada, aseo mi cuerpo con rapidez porque realmente no me gusta estar sumergida –tampoco me gustan las piscinas– y después de un rico baño salgo, me pongo la ropa que me fue dada y hago una mueca ante el camisón, nunca pensé que usaría uno.
Aunque la seda se siente bien en mi piel y el aroma a durazno me tranquiliza, debo decir que necesito urgentemente buscar la comodidad en lo que uso.
Extraño terriblemente mis pijamas y mis jeans. Quizás le haga una visita a algún sastre. Me acuesto en la cómoda cama y sin luchar morfeo me reclama entre sus brazos.
ESTÁS LEYENDO
Lα Lεccισ́и dε lα Sαитα
Hayran KurguFanfic basado en la exitosa novela "La petición de la mujer malvada" escrita por la maravillosa Dragonstea19. Todos los personajes y sus escenarios le pertenecen a la escritora, salvo los personajes agregados que son de mi imaginación. Esto es para...