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— No importa si la Santa es hermosa, debiste ver a la esposa del General, realmente podría ser su esclavo sexual si ella me lo pidiera — uno de los hombres se rió entre dientes

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— No importa si la Santa es hermosa, debiste ver a la esposa del General, realmente podría ser su esclavo sexual si ella me lo pidiera — uno de los hombres se rió entre dientes.

Y Tristán ya no pudo más. Caminó a tropiezos hacia la mesa que estaba desnudando con sus sucias mentes el cuerpo de su esposa, miró al hombre de barba canosa y lo levantó del cuello de la camisa para golpearlo.

El sonido de golpes seguido de la mesa siendo volcada y los vasos rompiéndose en el suelo retumbaron por el lugar con fuerza, todos los clientes, desde los que bebían en las mesas hasta los que estaban en la barra miraron a los dos hombres que se daban golpes.

— ¡Repite lo que dijiste! — Tristán le gritó loco de furia al hombre canoso.

— ¡Maldito loco! — el hombre le gritó lanzando un golpe en represalia.

La pelea siguió un rato más, el cantinero trató de detenerlo y tuvo que apartarse cuando el segundo y tercer hombre que habían estado hablando atacaron a Tristán y entre los tres tuvieron mejor oportunidad, pero Tristán a pesar de estar mareado les dio buena pelea.

Otros hombres al ver que la pelea no era justa se metieron en la pelea apoyando a Tristán, algunos se apartaron para no ser atrapados en la refriega y después de que las cosas solo parecían empeorar el cantinero fue por oficiales que le ayudarán.

Todos acusaron a Tristán de haber iniciado la pelea y al estar ebrio se lo llevaron, no sin antes haber tomado la pipa del hombre que lo ayudó sosteniendo sus cuerpo para que no cayera.

El Duque Bruno Daigo había ido temprano en la mañana a buscar a Tristán hasta la cárcel, pero después de enterarse sobre el nombre y el cargo que el joven desempeñaba se marchó buscando ir hasta su casa

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El Duque Bruno Daigo había ido temprano en la mañana a buscar a Tristán hasta la cárcel, pero después de enterarse sobre el nombre y el cargo que el joven desempeñaba se marchó buscando ir hasta su casa.

— ¿Sabes algo sobre el General Sigfred? — Bruno preguntó a uno de sus soldados.

El soldado lo pensó un poco — Solo los rumores sobre su esposa — se disculpó de inmediato — quiero decir, no mucho, alteza — habló con nerviosismo

— Esta bien, puedes decirlo, ¿qué pasa con esa pareja? — preguntó curioso.

Marjory estaba en su oficina revisando las cuentas con Ignacio, las cifras eran altas, tenían muy buenas ganancias e Ignacio había encontrado nuevos locales para expandir las tiendas a otros lugares

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Marjory estaba en su oficina revisando las cuentas con Ignacio, las cifras eran altas, tenían muy buenas ganancias e Ignacio había encontrado nuevos locales para expandir las tiendas a otros lugares.

Marcus entro en ese momento — Mi señora, tiene visitas, es un joven, dice que su nombre es Cristopher Terran — explicó.

Marjory lo miró con sorpresa, su hermano había llegado, sonrió con cariño al saber que finalmente lo conocería — Es mi primo, hazlo pasar — pidió con una sonrisa.

Marcus se inclinó y se marchó, tiempo después apareció con Cristopher, ambos nos sonreímos con cariño.

— Marjory, me da gusto verte, felicidades por tu boda — se detiene a una distancia adecuada de mi escritorio

— Es bueno verte Cris, y gracias por tus felicitaciones — agradezco poniéndome de pie y guiándolo hasta los asientos.

Una vez instalados se ríe — Te busque en la ceremonia de purificación, pero creo que no me reconociste — sonrió.

— El joven que le dio el mensaje al General, eras tú — suelto con sorpresa al recordar su rostro — lo lamento.

El niega con calma — Yo me disculpo, no sabía que el General era tu esposo — suspiró con pesar.

Hago una mueca — ¿Por qué se quedó tu familia en la capital hasta ahora? — preguntó cambiando de tema.

— Nos quedamos por el desastre del agua bendita y después por la celebración de Bela, partimos hoy — contestó.

— Ah, escuche que todo se arruinó, es una pena que dejen a los nobles como prioridad — hago una mueca.

Discutimos un rato, entre risitas y bromas sobre las santas.

— ¿Eres feliz? — Cristopher pregunta mirándome a los ojos.

Miró hacía abajo y niego — Todavía no soy feliz, pero tengo la certeza de que lo seré pronto — sonrió brillante.

Cristopher asiente. Saca algo de su bolsillo es un prendedor con la forma de una araña, las patas son de oro al igual que la cabeza, los ojos tienen pequeños diamantes y el cuerpo lleva un rubí, es hermosa, pero me congeló.

Mi miedo a las arañas amenaza con hacerme gritar.

— Ella quería que tu lo tuvieras — Cristopher agregó después de una explicación que me perdí por mi miedo a las arañas.

— Lo aceptaré, pero a cambió debes tomar mi regalo — sonrió con calma.

El me mira curioso, llamo a Ágata y ella trae cinco botellas de agua bendita, con una bolsa de unas camisas y pantalones para él, no tenía las medidas, Patrick me las dio así que ya estaba preparada para este momento, es bueno que Tristán no halla estado en casa.

Cris me mira aturdido por los regalos que le he dado, cinco botellas de agua bendita es mucho más de lo que reciben al año.

Cris me mira aturdido por los regalos que le he dado, cinco botellas de agua bendita es mucho más de lo que reciben al año

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La casa está totalmente limpia, la limpieza es importante y la organización es clave para el éxito.

Mientras veo a los niños que ahora crecen saludables y están aprendiendo no sólo para ser caballeros, si no también a leer y escribir, sonrió.

Estiró mi cuerpo un poco, el trabajo ha terminado por el día, mientras deambulo por la casa pensando en los nuevos prototipos, la forma en que todo va bien por la bendición de la diosa Ameritia, me hace sentir en paz.

Mi reserva de agua bendita no había sufrido daños, en todo caso aún tenía muchas y el dinero no era un problema por lo que la usaría con sabiduría.

— Señora, llegó una carta — Ágata se acerca a mí con un sobre diferente que mi esposo envía, esa carta tiene el sello de la familia imperial.

Tomo el sobre y lo abro, un pequeño corte en mi dedo índice me hace rodar los ojos, es la primera vez que me corto con papel, reviso el contenido y asiento.

Es una invitación para la familia Sigfred y como tal, yo estoy incluida.

Suspiró sabiendo de los acontecimientos a venir, no estoy nerviosa, por el contrario es una oportunidad para ganarme la voluntad y confianza del Duque Bruno Daigo y quizás no se una a Bianca para secuestrarme en el futuro.

Lα Lεccισ́и dε lα SαитαDonde viven las historias. Descúbrelo ahora