Siempre vuelvo a ti

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Mar POV

¡No puedes estar hablando jodidamente enserio! —exclama Nazaret mientras entra a mi despacho, cerrando la puerta de un golpe tras ella—

Si no tengo ni la más mínima idea de lo que me hablas no puedo decirte si hablo enserio o no. —digo, haciendo una mueca—

¡No puedes pedirle el divorcio a Ron! —grita Nazaret mientras apoya ambas manos en sus caderas—


Suelto la pluma y abandono la mirada de los papeles que estoy firmando. Mi mandíbula se desencaja, algo que ella parece notar. Me levanto, tomando mi varita y poniendo un hechizo para que nadie pueda escuchar la conversación desde fuera vuelvo a encararla. Lo que menos necesito ahora es que todos corran el rumor de que voy a pedirle el divorcio a Ron. Aunque me queme en el alma, siento que es lo que debo hacer.


Es lo mejor que puedo hacer. —digo, autoconvenciéndome a mi misma— Él no merece seguir en mi vida y mucho menos en la de mi bebe.

¿Y Draco si merece seguir en mi vida? —pregunta Nazaret, cruzándose de brazos— Te recuerdo que él también la cago, pero demostró que se había equivocado y que quería seguir en mi vida y en la de sus bebes. Tu me apoyaste para que le perdonara, así que ahora yo te digo lo mismo con Ron.

Draco y Ron no son iguales. —suspiro, sujetando mi cabeza entre mis manos— Draco tenía una buena razón por no querer hijos, por su pasado. Ron no tenía ninguna, simplemente no quería ser padre, no se encontraba preparado. ¡Demonios! ¡Nadie esta preparado para serlo!

Lose, te he visto llorar cuando crees que nadie te mira. —dice Nazaret con un rostro que refleja tristeza— Se como te sientes, créeme. También lloro cuando nadie me ve porque siento que no estoy preparada para ser madre, que seré una madre horrible, pero lidio con ello.

¿Cómo lo haces? —pregunto, dedicándole una leve sonrisa—

Porque tengo a Draco. Perdonarle ha sido una de las mejores cosas que hice en la vida. —sonríe Nazaret y puedo observar que sus ojos aún muestran ese brillo que siempre han mostrado cuando habla de él— Ambos estamos asustados y muchísimo, pero Draco se esfuerza cada día en demostrarme que seremos buenos padres, que podremos con ello. Él es mi ancla.


El problema residía en eso. Quizás yo ya pensaba que Ron no era mi ancla, sino alguien más de la larga lista de personas que me habían dañado. Mi corazón me decía que le diese otra oportunidad, que era el amor de mi vida, mi marido, el padre del bebe, la persona que me hizo creer que toda aquella literatura romántica si existía en la vida real...pero mi cabeza gritaba que no, que el la había cagado, que había perdido su oportunidad, que no merecía que le perdonase. Y ese era el problema, que a veces mi cabeza gritaba más alto que mi corazón.


Mira, hermanita, seré más clara aún. Si le pides el divorcio a Ron estarás cometiendo el mayor error de tu vida. El error más nefasto y catastrófico de la historia, porque no encontraras a nadie como él. —dice Nazaret, acercándose a mi y poniéndome bien el pelo— No encontrarás a nadie que te ame como él, que te mire como él, que de su vida por ti como lo haría él. Hoy en día nadie quiere a la otra persona tal y como es, pero Draco y Ron nos aman tales y como somos. Nos ayudan a seguir con lo que sea por muy loco que suene y no nos piden que renunciemos a nada, al revés, nos ayudan a conseguirlo. 


La miro sin poder decir nada. Ella tenía toda la razón. Yo la había ayudado con Draco cuando el cometió el mismo error, pero mi mente sigue gritando que Draco tenía una buena razón, que tenía miedo de ser padre por su pasado, por todo lo que le causaría a ese bebe llevar su apellido. Pero Ron no tenía ningún problema, él simplemente no quería ser padre. 

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora