Involucrados en problemas.

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Este capítulo contiene escenas explicitas de sexo, por lo que si lees lo harás bajo tu propia responsabilidad.

Mar POV.

Me subo el pantalón y tiró de la cadena. Salgo del lavabo y me lavo las manos, secándolas en un abrir y cerrar de ojos con el seca manos. Escucho como la puerta se abre y, sin siquiera girarme, se a ciencia a cierta que Ron es el causante de ese sonido y también del sonido de un pestillo cerrando la puerta. Me giro, encarando a Ron con una sonrisa. Su pelo está revuelto y sus ojos están más oscuros que de costumbre, dejando claro que el deseo está corriendo a través de el. Quería provocarle y lo he conseguido sin siquiera esforzarme al máximo. Lo miro con una sonrisa, conectando sus ojos con los míos y quedándome en el mismo sitio en el que he estado desde que ha entrado.


¿Querías provocarme? —pregunta Ron mientras camina hacía mi. Las palabras no salen de mi boca, así que me limito a asentir— ¿Puedo saber porque querías ponerme tan caliente en este preciso momento? 

Simplemente porque te deseo, Weasley. —respondo, captando mi labio inferior entre mis dientes— Te deseo muchísimo en este momento.

Que casualidad. —sonríe Ron, acorralándome entre la pared y él— Porque yo también te deseo muchísimo en este momento.


Mis palabras se atascan en mi garganta cuando siento como sus labios presionan contra mi cuello, mordiendo y succionando la piel con deseo. Seguramente se me quedará la marca pero, en este momento, no me importa una mierda. Tiro del pelo de Ron, separándolo de mi cuello y uniendo mis labios con los suyos. Su lengua se mezcla con la mía y no puedo evitar soltar un pequeño gemido. El deseo recorre cada parte de mi cuerpo y no puedo ocultarlo por más tiempo. Lo deseo aquí, justo en este momento y en este lugar.

Cambio las tornas, girando a Ron y dejándolo acorralado entre la pared y yo. Mis labios se deslizan desde su cuello hasta su nuez. Desabrocho lo botones de su camisa con bastante habilidad y dejo al descubierto su trabajado y fornido abdomen, el cual recorro con ayuda de mis labios y mi lengua. Ron gime ante mis actos y sus manos se aferran en mis caderas. Ron echa su cabeza hacía atrás en cuanto nota como mi mano se introduce en sus pantalones, sobando su pronunciada erección. Sus labios están entreabiertos y gemidos escapan de su boca al sentir mi mano tocar toda su longitud. 

Sus ojos están cerrados y su respiración aumenta cuando toco el glande lentamente con mis dedos. La imagen de tener a un Ron tan vulnerable y sumiso me excita a niveles que él nunca podría comprender del todo. Sus ojos se abren y se conectan con los míos. Sus pupilas están dilatadas y su respiración es entrecortada. 


Ahora es mi turno, muñeca. —dice Ron con una sonrisa picara— 


Vuelve a dejarme entre la pared y él, atrapando mis labios entre los suyos mientras me baja el pantalón con bastante destreza. Sus labios dejan los míos, bajando por mis pechos hasta llegar a mis caderas. Ron besa mi estomago mientras sus dedos se enrollan en mis bragas de encaje y las baja mis tobillos. Sus labios vuelven hacia arriba, pero sus dedos se entretienen en mi parte baja, consiguiendo que arquee la espalda y muerda mi labio ante el placer de sentir sus caricias justo ahí. 


Si querías jugar, vas a jugar. —dice Ron cerca de mi oído, mordisqueándolo suavemente a la par que mete dos dedos dentro de mi—


Gimo ante la sensación y agarro su pelo fuertemente, deleitándome de las miles de sensaciones que corren por mi cuerpo en este momento. Él sabe como tocarme y donde para conseguir lo que quiere y es un arma que usa con bastante habilidad. Sus dedos tocan mi parte más sensible y noto como ese cosquilleo me recorre toda la columna vertebral. Mis piernas tiemblan y siento como la parte baja de mi vientre se contrae.

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