Ron POV
¿No lo sabes? ¿No te lo han dicho tus queridos amigos? —me pregunta Jack con un tono demasiado sarcástico — Mar está hablando con un abogado para que le prepare los papeles del divorcio
La frase se repite en mi mente una y otra vez mientras atravieso el ministerio, saliendo tan rápido de este como mis pies me permiten. Siento como si todo me diese vueltas. Me falta el aire y siento como si una daga me atravesase el pecho con todas sus fuerzas, pero en lugar de hacerme sangrar me hace que arda todo mi interior. Camino todo lo rápido que puedo, secando todas las lagrimas que no pueden evitar salir de mis ojos y intento mantener la calma. Me meto en el primer bar que veo y pido una copa doble de Whisky. Así, copa tras copa, intento entender en que momento Mar ha dejado de amarme tanto como para hacerme esto. Entre copa y copa observo mi teléfono.
Todas tus fotos me están torturando
La principal me rompe aún más el alma, si es que eso era posible. En la foto, Mar se encuentra mirando libros en una librería preciosa a la que ella había decidido ir para así conocer nuevos sitios. Sus suaves y delicadas manos sostienen dos libros y recuerdo perfectamente como ella estaba intentando decidirse entre uno de esos libros, aunque al final se llevo los dos. Sus labios se curvan en una fina línea, su nariz esta algo arrugada y sus ojos no se despegan de los libros.
Yo no te he olvidado todavía y jamás lo haría, así que no se quien te ha dicho esa mentira
Siento como mi pecho se hunde aun más cuando mi cabeza vuelve a divagar entre todos nuestros recuerdos, tanto buenos como malos. Recuerdo la primera vez que nos besamos, como ella siempre me ha defendido, como hemos estado unidos a pesar de todas las adversidades y como hemos llegado tan lejos. Yo la había cagado, había cometido el mayor error de mi vida aquella noche, pero jamás habría pensado que ella llegaría tan lejos.
Pensé que podíamos arreglar las cosas al igual que Draco y Nazaret. Ambos se veían totalmente felices ahora mismo y yo me alegraba muchísimo por ellos, pero también les tenía envidia, de la sana, obviamente. Envidiaba no poder estar con Mar como ellos estaban ahora. No tengo ni la más mínima idea de cuanto llevo en el bar o cuantas copas he bebido, pero se que necesito ahogar todo este dolor. Voy a pegar un sorbo de otra de las tantas copas que he pedido y veo como una mano se posa sobre mi vaso, impidiéndome beber.
Creo que has tenido suficiente. —dice Draco suavemente, apartando el vaso de mis débiles y frías manos— Es hora de que vayas a dormir, campeón.
¿Tu lo sabías, verdad? —pregunto, suspirando y mirándolo de reojo— Tu sabías que había hablado con ese abogado para lo del divorcio, ¿Verdad?
Ron....yo....—suspira Draco, evitando mi mirada—
¡No me vengas con mierdas! —espeto, levantándome y encarándolo— ¿Lo sabías o no?
¡Si que lo sabía! —exclama Draco con un tono lleno de tristeza y dolor— Yo pensé que no tenía que meterme en vuestros temas matrimoniales, era demasiado privado. Además, ella jamás me lo conto. Lo supe porque escuche una conversación que se supone que no debí escuchar.
No se que me duele más, si el hecho de que no me lo contase o el hecho de que encima estuviese aquí recriminándome que parase de ahogar mi dolor de la mejor forma que sabía. Cada una de sus palabras fueron como una pequeña brasa de fuego que encendieron esa bomba que ya estaba apunto de explotar. Tambaleándome un poco por el alcohol, me lanzó contra Draco y, como está desprevenido, consigo que ambos caigamos al suelo.
ESTÁS LEYENDO
Sempiterno
RandomTras la segunda guerra mágica, Nazaret, Draco, Mar y Ron tendrán que enfrentarse a otra nueva lucha; su futuro.