¿Nos casamos?

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Draco POV.

Los días se me pasaban rápidamente entre el trabajo y el prepararle la sorpresa a Nazaret para pedirle matrimonio. Su hermana, a la que le debo la mayor parte de todo, había dedicado también parte de su tiempo a ayudarme con mi sorpresa. Como todo había sido planeado, Mar nos obligaría a irnos antes del trabajo con la excusa de que no había nada más que hacer en el Ministerio. Al principio, Nazaret se había negado rotundamente, pero tras la convincente insistencia de Mar, Nazaret se dio por vencida y asintió ante las palabras de su hermana.

Le sonrió a Mar mientras observo como Nazaret toma su bolso y su abrigo sin decir nada. Nos despedimos de su hermana y, con las manos entrelazadas, nos dirigimos hacía el ascensor que se encuentra frente a nosotros. Tras bajar del ascensor y introducirnos en una de las chimeneas, aparecemos en la calle, sintiendo como el frío nos golpea tan fuerte como una cachetada. Me cierro el abrigo hasta el cuello mientras Nazaret se pone la bufanda. Vuelvo a entrelazar nuestras manos mientras disfrutamos de nuestro paseo hasta casa.


¿Qué te apetece cenar esta noche? —le pregunto a Nazaret mientras cruzamos un paso de peatones—

No tenía nada en mente. —responde Nazaret encogiéndose de hombros— ¿Tu tienes algo en mente? 

Podríamos ir a cenar al chino ese que tanto te encanta. —respondo inocentemente, como si no hubiese movido ya mis hilos— Ya sabes, donde tuvimos nuestra primera cita real al trasladarnos aquí.

Me parece perfecto. —sonríe Nazaret, con ojos brillosos y una enorme felicidad— Aunque antes necesito un baño.

Necesitamos un baño. —la corrijo, pasando mi brazo por su cintura y atrayéndola a mi— Esta vez lo preparo yo.

¿Me prometes que esta vez no saldrá espuma hasta llegar al salón?—pregunta Nazaret, mordiéndose el labio para aguantarse la risa—

En mi humilde defensa, debo decir que solo fue una vez. —comento, haciéndome el ofendido— Ya he aprendido la lección.

Mejor dicho, yo te enseñe la lección. —dice Nazaret, dándome con su dedo índice en el pecho—

Como sea. —digo rodando los ojos, obteniendo una risa por parte de Nazaret—


Sonrió al escuchar su risa, esa dulce melodía para mis oídos. La atraigo hacía mi con ayuda del brazo que rodea su cintura y atrapo sus labios entre los míos, disfrutando de la sensación de tener sus labios sobre los míos. Nazaret pasa sus manos por mi cuello y las entrelaza detrás de mi nuca, profundizando el beso. Muerdo su labio inferior y tiro suavemente, obteniendo un gemido por parte de Nazaret, la cual está tan roja como un tomate. Sonrió y entrelazo nuestras manos para volver a continuar con el camino hacia casa, ya que si nos quedamos aquí no podremos parar.

En cuanto entramos a casa, Nazaret mueve la mano con maestría y enciende la calefacción, consiguiendo que un suave calor rodee la casa y nos haga sentir mejor. Ayudo a Nazaret a quitarse el abrigo y lo cuelgo en el perchero junto a su bolso y mi abrigo. Deposito un beso en su frente y subo hacía el baño mientras me quito la corbata. Lleno la bañera de agua caliente y hecho las sales que tanto le gustan a Nazaret. Pongo unas cuantas velas alrededor de la bañera y apago la luz, dejando el baño únicamente iluminado por las velas, creando un ambiente de relajación.


Si que te lo curras, Malfoy. —dice Nazaret, abrazándome por la espalda y depositando un beso en mi hombro—

Para ti siempre, nena. —digo con una sonrisa, acariciando sus manos, las cuales reposan sobre mi estomago—

Ya he dejado lista la ropa que me voy a poner para la cena. —comenta Nazaret mientras se desnuda— Y la tuya también.

SempiternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora