Sempiterno

El tío y sargento Andy.

Ron POV.

Termino de arreglarme la corbata y observo a Mar, quien está en un rincón de la habitación. Hace apenas unas horas que hemos llegado a la enorme casa de sus tíos, por lo que hemos elegido habitación rápidamente y hemos comenzado a arreglarnos para el evento. Observo a Mar detenidamente; lleva una falda negra que se ajusta a su cintura y baja hasta sus rodillas, una blusa de color plateado abierta hasta un poco antes de su ombligo y metida en la falda y, para terminar, unos tacones de color negro. Lo único que odio del atuendo es de la blusa, que deja muy a la vista su escote, lo que seguramente hará a muchos hombres girar su cabeza. Su pelo, perfectamente peinado, cae sobre su espalda formando delgadas ondas que hacen resaltar su belleza. Por mi parte, he optado por ponerme unos vaqueros de color gris desgastado, unos mocasines negros y una camisa de color azul oscuro, la cual hace resaltar mi corbata de color negro.

Estás preciosa, nena. —alago a Mar, agarrándola de la cintura y deleitándome de su dulce aroma—

Tu tampoco te quedas atrás, cariño. —sonríe Mar mientras termina de meter unas cosas en su bolso de color negro con perlas—

No quiero cagarla, así que te lo preguntaré ya... ¿Tu tío Andy es muggle? —pregunto, recordando la charla en la que se menciono que trabajaba para la policía, algo que me recuerda únicamente a los muggles—

Si, pero sabe que somos magos y todo eso, así que puedes estar tranquilo. —responde Mar, colgándose el bolso sobre su brazo derecho— Se conocieron en una cafetería, cuando Andy trabajaba de camarero para pagarse las oposiciones a policía. Tenía que atender a mi tío y, sin querer, acabo derramándole el café encima. Una cosa llevo a la otra y, gracias a eso, llevan muchísimos años juntos.

Es bonito saber que aún queda gente que nos comprende. —le digo con una sonrisa— Estoy seguro que es una gran persona. Espero caerle bien, sino me derramará mañana el café en el desayuno.

Mar aparta la barra de labios de sus dulces labios y se ríe de mi comentario que, aunque sea chistoso en su mayor parte, también esconde algo de verdad. No puedo evitar que mi corazón lata ferozmente. A pesar de que llevo muchísimos años con Mar, no dejo de conocer a su familia. Yo pensaba que tenía muchísima familia, pero al parecer Mar tiene un árbol genealógico más largo que el mío. 

Le caerás genial, amor. —dice Mar tras terminar de pintarse los labios de un ardiente rojo— Solo se tu mismo y relájate. Todo va a ir genial.

¿Y como lo sabes? —pregunto, notando como se forma un nudo en mi garganta al pensar en las miles de cosas que pueden hacer que esto vaya mal—

Porque toda mi familia te adora y Andy será uno más. —responde Mar, pasando su dedo índice por mi espalda— Confía en mi como siempre lo has hecho y verás que todo va genial. 

Sonrió y asiento ante sus palabras, soltando por el camino todo el aire que había estado reteniendo ante su lenta caricia. Mar se echa perfume, me pasa mi chaqueta y coge su abrigo, colgándoselo sobre el brazo mientras salimos de la habitación y subimos las escaleras hasta el recibidor, donde los demás se encuentran esperándonos. Draco y Nazaret están perfectamente arreglados, hablando de a saber que y riéndose. Ryan y Steve hablan de deportes, pero en cuanto nos ven llegar se callan y fijan su mirada en nosotros.

Bien, dejaremos claras unas cuantas normas antes de irnos. —dice Steve, frotando suavemente sus manos—

Nada del mundo mágico. —dice Ryan— Las varitas se quedan aquí y la magia está completamente prohibida a no ser que sea en caso de vida o muerte. Integraos con los muggles y no deis indicio de nada más, ¿entendido?