La noche ya había caído y las estrellas y luna se asomaban entre las nubes que se esparcían por el viento, el bosque se hayaba silencio, en calma, los animales alrededor seguro ya descansaban.
-¡Aah!- gritó con voz afónica, sentía la garganta seca de tanto gritar y gemir, sus piernas ya no le respondían del cansancio y no sabía cuánto tiempo ya llevaba en esa posición.
Otra embestida más se hizo presente junto a una mordida en su mano derecha, Rusia siguió embistiendo tan rápido como pudo, igual que a México, sus piernas y manos temblaban por el sobre esfuerzo que hacía para mantenerse en movimiento.
Llevaban alrededor de cinco hora haciéndolo, Rusia parecía no tener fondo, habían estado en diferentes posiciones ya y las sábanas estaban desordenadas e incluso regadas en el suelo.
-¡Grr!- dió un gruñido cual animal y término corriéndose dentro del menor, se dejó caer sobre la espalda de éste, ambos respiraban de manera irregular.
Un silencio se instaló entre ellos, era tranquilo y relajador, México como pudo se dió la vuelta y Rusia y el quedaron cara a cara, ambos con el sudor empapando su frente y cuerpo.
Rusia mantenía sus ojos cerrados pero aún así se acercó y beso a México, quién gustoso lo recibió, sus labios se movieron lento y sin prisa, atrás había quedado toda la lujuria y pasión, ahora solo estaban cansados.
-¿Estás bien?- dijo en un tono bajo el mayor, sus orejas de oso se sacudieron.
- s-si - respondió con voz grave, apenas podiendo mantener los ojos abiertos - s-solo...e-estoy cansado -
Con una mano acarició el cuerpo del menor, podía sentir las mordidas que había dejado en algunas partes, el vello de sus brazos estaba erizado seguramente por el frío que entraba a la cueva, así que se acercó más a el y con su propio cuerpo lo cubrió; México solo se quejó por el movimiento pero se mantuvo así por la calidez del otro.
México colocó sobre su cabeza su mano y comenzó a acariciarlo, tocó suavemente sus orejas y las acarició sintiendo lo suave de su pelaje además de lo fría que estás se sentían .
Rusia dejó escapar pequeños suspiros satisfecho por los mimos que recibía, mientras sentía como la cola de serpiente se enredaba alrededor de el haciendo sonar su cascabel.
No dijieron más palabras y el cansancio les ganó a ambos haciendo que sus ojos se cerraran y calleran en un sueño profundo y tranquilo.
...
La primavera por fin había llegado en su plenitud y no había rastros de nieve, el viento aún era algo frío pero el sol ya calentaba más con su esplendor.
Los días pasaron y se convirtieron en tres semanas, después del celo de Rusia pudieron aclarar un par de cosas y pudieron establecerse como una pareja "no oficial" por el momento.
Siguieron quedándose en la cueva, ya ninguno se acercaba al pueblo por precaución y preferían no correr riesgos, mientras, todas las noches se sentaban junto a la fogata a conversar sobre lo que hicieron antes de encontrarse, incluso México le contó más a detalle sobre sus padres y hermanos; a Rusia solo le gustaba escuchar lo feliz que el menor se veía platicando de ello, asi que la mayoría del tiempo se quedaba callado.
Pero desde hace una semana que México no se sentía bien, había veces en las que se mareaba y tenía que recostarse hasta qué pasará, la comida a veces le daba asco y otras comía demaciado.
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•|El oso y La serpiente|• Rusmex
Короткий рассказLas personas le temen a lo que es diferente, no se abren a nuevas posibilidades y lo nuevo es peligroso para ellos. Los híbridos son personas que nacen con características animales, no precisamente tiene que ser hijo de su especie, puede nacer vinie...