•UNA NUEVA VIDA•

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Un nuevo amanecer se vió, el sol salió de entre las montañas alumbrando todo a su paso, las aves empezaron a volar y su canto se oyó por todos lados.

En el puerto, los barcos comenzaban a zarpar o llegaban de otros lados, las personas bajaban las cajas y subían nuevas para que fueran transportadas a otro lugar del otro lado del mar.

-¡Hey! ¡Despierta!- gritó un hombre mientras golpeaba los barrotes de la celda.

México abrió los ojos alarmado y miró a todos lados mientras se sentaba, se hallaba aún en la jaula a la que había sido metido hace horas, miró al hombre que se iba y le dejaba ver que estaba frente a un enorme barco, que en un costado tenía un símbolo raro "龙" (El dragón). Sintió un peso sobre su cola y vió como esta se hallaba inmóvil por unas cadenas, incluso había unas sobre sus manos y pies.

- veo que ya has despertado - China se acercó a el a paso lento, detrás venía Japón luciendo triste igual que la noche anterior -¿Sabes que te irás, cierto?-

-¿A dónde?- China lo analizó de pies a cabeza

- te vendí con un socio mío, el está del otro lado la del mar, al este, ahí las tierras son más cálidas y te venderán a un mejor precio - México reprimió un jadeó sorprendido mirando al chino.

México miró de reojo a Japón y esta evitó verlo, suspiro triste y volvió a ver a China, en su mirada no se vió el temor a pesar de que temblaba, infló el pecho un poco y se acercó más a los barrotes.

-¿Y dónde está Rusia?- el otro levantó una ceja viendo sin interés al menor

-¿Quién? ¿El oso?- México asintió - ah, el ya murió -

De pronto todo el valor que había reunido se esfumó como niebla que se la llevaba el viento, un escalofrío recorrió todo su cuerpo y sus manos temblaron.

-...el...- susurró siendo incapaz de decir más, se dejó caer de espaldas y miró el piso, sintió sus ojos picar y como de apoco las gotas caían y manchaban el suelo.

China ya no dijo más y dió vuelta sobre sus talones llendose de ahí, Japón miró con lástima a México, camino a la jaula pero antes de decir algo China le gritó.

-¡Japón!- no le quedó de otra más que obedecerle e irse de ahí.

- perdón - susurró antes de alejarse.

México abrazó su estómago y se hizo bolita, la punta de su cola se sacudió y un leve tintineo del cascabel sonó, rompió en llanto a los segundos y comenzó a preguntarse...

¿Qué es lo que pasará ahora?

A la par que todo eso pasaba, lejos de ahí, del otro lado del frondoso bosque a cientos de kilómetros del puerto pasaba una carreta, un caballo jalaba de ella mientras alguien con un grueso abrigo tiraba de las correas para guiar al caballo, la parte de atrás la cubría una manta color blanco que no dejaba ver lo que llevaba.

-¡Es hora de irnos! ¡Suban todo!-

Los hombres ahí obedecieron y comenzaron a subir las jaulas que llevaban híbridos, los acomodaban uno encima del otro y cubrían con una manta.

México levantó la cabeza y miró como alguien se acercaba a el con un arma, se asustó y se hizo lo más para atrás que pudo mirando asustado al hombre que le apuntaba.

-¡Alto! Aún no - China bajó el arma y ordenó que se fuera, el hombre le hizo caso y se fue de ahí para ir con los demás.

México miró desconfiado a China y éste le regreso la mirada - eran dardos tranquilizantes, no pensaba matarte, eres valioso - México permaneció en silencio - por este lado del mundo no se ven mucho los híbridos de serpiente, ¿De dónde vienes?-

•|El oso y La serpiente|• RusmexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora