Capítulo 3. Erróneo encuentro

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Crystal se dio la vuelta y observó al atractivo hombre que ahora está frente a ella, demasiado cerca como para sentir su rica fragancia. Sus profundos y fríos ojos la miraban con fijeza, estaban tan próximos uno del otro que sentía el calor proveniente de él y que inexplicablemente incrementa su propia calor.

Este hombre proyecta masculinidad, arrogancia, imponencia y sexualidad a flor de piel que ella sentía hasta hacer que su entrepierna ardiera y se humedeciera.

¿Qué le estaba pasando? nunca antes había reaccionado así, ¿o es que nunca había visto a un hombre tan guapo y sexy?

—Es hermosa, si fuera tu lo reconsideraría —dijo el asistente que al estar detrás de él dio un paso hacia adelante para apreciarla.

—Lo es pero esta ebria. —afirmó contemplando a la rubia que se veía perdida frente suyo.

Lucas Rousseau detesta las mujeres ebrias, es en este estado que las mujeres se descontrolan y se comportan de la peor manera no permisible.

Los berrinches, las escenas que hacen, sus caprichos, detesta eso comportamiento típico en las mujeres alchólicas. Y la mujer que tiene frente a él lo está.

—No parece una mujer de esa clase —dudó el asistente de Lucas después de observar a la joven con detenimiento. —creo que es me.....

—Me la quedo —lo interrumpió —Que no me moleste nadie hasta mañana.

El asistente no estaba seguro del todo, pero no le quedó de otra más que asentir. Se retiró.

—Si vienes a mi..... —la recorrió con la vista haciendo que Crystal se sienta una presa.

Las amantes que ha tenido han sido mujeres de su mundo, mujeres que saben comportarse de acuerdo a su estatus. Y esta rubia, que más parece una muñeca de porcelana, con las mejillas sonrojadas, con una fragancia a vainilla, con un aliento a licor y con la respiración agitada, es claramente como las mujeres superficiales que detesta, agregando que está bastante ebria, sin embargo, consiguió ponerlo duro, su erección es dolorosa y ahora la necesita para apagar el fuego que le provocó.

A simple vista, no es como las mujeres a las que está acostumbrado a estar, pero como solo será una noche y no sabrá de ella después, se la follará.

— ¿Qué? —preguntó ella perdida, su mente parecía divagar, parecía estar confusa.

—Que te daré lo que viniste a buscar —contestó con un oscuro brillo en los ojos y sacó su tarjeta del bolsillo.

La deslizó sobre la máquina abriendo la puerta en la que Crystal se apoyaba haciendo que pierda el equilibrio, pero él reaccionó primero y la sujetó con firmeza de su pequeña cintura.

Su cercanía hace que ella inhale el delicioso aroma que emerge de él, su abrazo es fuerte. Su poderoso cuerpo la rodea y ella se impregna de su aroma masculino.

Sin embargo, a pesar del estado en que se encuentra algo tiene de conciencia, algo no está cuadrando bien. Repensó en lo que él dijo al principio, él había dicho que esta es su habitación, no es la de ella.

—N-No..... espera estás equi......

Las palabras se le atoran en la garganta. Su cuerpo no le obedece y el calor que la atormenta empieza a abrumarla. El contacto cercano de él la turbaba, e impedía que su cuerpo y sus piernas obedecieran.

—No, yo me me equivoqué de....

—Cierra la boca —ordenó con rudeza —Lo único que me interesa que abras son tus piernas.

La Tentación Prohibida Del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora