Capítulo 21. Ser algo más que un amigo

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El ambiente en el avión era pesado, no había pasado ni diez minutos desde que alzaron vuelo cuando la azafata derramó una copa de cóctel sobre el vestido de Crystal.

—L-Lo siento señorita —se disculpó la mujer mientras cogía una servilleta —Perdí el equilibrio por la....

—No quiero tu lamentación —la cortó y se levantó evitando la intención de la auxiliar de vuelo de tocar su ropa con un paño —Una disculpa no arreglará tu ineficiencia tampoco mi vestido.

Miró con desprecio a la azafata cuando sintió el hielo y el líquido de la bebida enfriar su cuerpo, manchó unos de los mejores vestidos que adquirió en Roma y que combina con el collar de zafiros que eligió usar hoy día.

—Haré que te despidan y que ninguna compañía aérea te contrate  —exclamó y bajó sus largas pestañas reparando en el nombre que sobre salía al lado derecho del escote de la azafata  —Yessica Mitchell Larenci.

—Ve a la habitación y cámbiate —él ordenó observando el vestido mojado.

Lucas estaba en el bar siendo informado por su asistente de los contratos concluidos por Leonard durante su estancia en Roma cuando escuchó la voz de Crystal subida de tono a pesar del ruido aeronáutico.

—Si tú no la despides le diré a mi padre que lo haga cuando regrese —expresó Crystal con molestia y pasó de largo.

Y no es que le obedezca, concluye el casual accidente con su estúpida orden de ir a la habitación porque está mojada y no quiere resfriarse, se niega a creer que con una simple orden obedece como una chica buena.

—No fue mi intención derramar el cóctel sobre la señorita, ella removió su brazo siendo consciente de mi presencia a lado suyo y chocó contra la bandeja que sostenía a propósito  —se excusó Yessica con una voz y mirada lamentable.

Es imposible que la rabia y la envidia no la rodeen como una serpiente venenosa al ver a su jefe abordar el jet con su acompañante, la rubia que subió como si fuera la misma reina de Suecia llevaba puesto un precioso vestido de encaje y ceñido al cuerpo que hacía juego con el invaluable collar de diamantes y el azul zafiro de la piedra.

A pesar de la envidia, comprende que no puede dañar una joya tan importante como la que Crystal exhibe, no obstante, el vestido del reconocido diseñador italiano Chaqué Frenelli que confeccionó especialmente para una desconocida clienta lo esta usando la mujer que acompaña a su jefe.

Salió en los medios que el diseñador elaboró un increíble vestido y que se lo vendió a una mujer desconocida, lo que no salió en las revistas es quién era esa misteriosa mujer.

¡La rubia es esa desconocida mujer! Adivinó Yessica.

En cuanto a lo otro, ¿Qué  tan importante debe ser como para ser merecedora de portar la joya el corazón del océano de los Rousseau?

— ¿Sugieres que Crystal es la culpable de derramar una bebida sobre el vestido que ha cuidado que no se arrugue durante el trayecto del hotel hacia el aeropuerto? —preguntó Lucas.

—No sé cuál es su intención... pero estoy segura que no le agrado a su acompañante como para echarme la....

—No me interesa tus explicaciones —la interrumpió con fastidio —Lo único relevante para mi es que la molestaste.

No es un imbécil para creer en las palabras de una empleada antes que la de Crystal, desde que la conoce, se mantiene alejada de los trabajadores, se da su lugar manteniéndose al margen a las personas que trabajan a su alrededor.

La ha observado y ha sido informado de los movimientos de ella, notando que se mantiene alejada de las personas de clase social baja a excepción de los sirvientes que merecen su atención como Doris, o Monic la supervisora que la acompañó todo el día durante su paseo por Roma y que la sirvió durante la estancia en el Hotel.

La Tentación Prohibida Del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora