Capítulo 12. ¿No puedo salir?

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Para cuando Crystal salió de su habitación ya había pasado el medio día.

No es que el baño que se dio fuera largo, el problema fue que su cuerpo le duele, también sus brazos y su cintura. Está macurcada, siente cansancio y un sueño inexplicable como si no haya dormido toda la noche y un camión le hubiese pasado encima.

Y aunque no podía recordar lo que soñó anoche tenía la sensación de a ver tenido un agradable sueño.

Era raro también que desde que despertó siente su cuerpo extremadamente cansado, no es de hacer ejercicios pero amaneció agitada.... cansada como si fuera un atleta.

Quizás el hambre la despertó porque cuando bajó fue directo a la cocina, no faltaba nada, podía comer lo que quisiera ¿lo malo? es que no sabía cocinar.

Nunca tuvo la necesidad de cocinar, el vivir en una mansión rodeada de sirvientes hacia que se dé el lujo de ordenar lo que deseara comer.

Ahora era distinto, estaba sola y sin nadie a su alrededor que la atienda o le haga al menos compañía.

Refunfuñó, él probablemente esté en la empresa en medio de una junta directiva o disfrutando de un paseo en su yate con seguramente bellas compañías femeninas.

¿Por qué no nació hombre? Se preguntó decepcionada Crystal a la vez que cogía unos panes del almacén, y jamón de pavo de la heladera.

El privilegio del que gozaría al ser un Rousseau seria mil veces mejor que ser una Rousseau.

Comenzaba a entender a su madre, era mejor nacer fuera de una aristócrata familia para no seguir las convencionales reglas.

El inter comunicador de la puerta sonó cuando cortaba en rebanadas el pan.

Dejó lo que sostenía en las manos y fue hacia la puerta principal, al llegar a la puerta una mujer perfectamente arreglada entraba junto con sus asistentes que traían cajas y una colección de conjuntos.

Unos hombres espléndidamente en trajeados de negro dejaron pasar a las que ayer se encargaron de vestirla antes de que ella misma abra la puerta.

Crystal los reconoció, esos hombres eran obviamente guardias, escoltas o lo que sea que fueran.

No importa el lugar, mansión o departamento al parecer está destinada a ser controlada y vigilada.

Casi al mismo tiempo llegó Doris abriéndose paso de entre los escoltas y se encargó de llevar a las mujeres al dormitorio de Crystal para acomodar la nueva colección de ropa y accesorios recién adquiridos en su espléndido vestidor.

Tenía una bata de baño que la cubría, no quería ponerse otra camisa de Lucas y tener impregnado a su cuerpo el olor de él, por muy agradable que su masculino aroma fuera para sus fosas nasales.

Los guardias ni siquiera miraron en dirección de ella, que extraño. Tampoco le hablaron, se supone que al menos deben saludar a la persona para la que trabaja, 'un buenos días' o 'tiene visitas', pero de los labios de ellos no salió ninguna palabra.

Era como si la ignoraran.

Ignoró el comportamiento irrespetuoso de los escoltas y se alegró que llegara Doris a tiempo, tenía hambre como para encargarse de guiar a las mujeres.

Volvió a la cocina, desplegó un par de jamón y lo puso entre medio de las rebanadas de pan, se sirvió un vaso de jugo de frutas, terminó de colocar todo lo que preparó en una bandeja y fue al comedor.

— ¿Debería decirle que contrate una sirvienta? —se cuestionó y dio un mordisco a su emparedado.

No se va a preparar sándwich cada día, es muy trabajoso, es la primera vez que agarra un cuchillo y ella misma se preparó comida.

La Tentación Prohibida Del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora