Capítulo 9. Cena con la prometida

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Lucas se marchó majestuoso y arrogante, mientras que ella quedó con la boca abierta como una 'O' mirando la puerta cerrada.

— ¿Quién se cree que es?  —se preguntó aún más molesta.

Es el primer día y la trata así, no quiere ni imaginar como la tratará en todo un mes. Es sólo un mes, lo soportará sólo un mes, de ahí se irá con su padre y no lo volverá a ver, suspiró y se dijo para sí.

Cuando sea reconocida y aceptada como una Rousseau, lo despreciará, se las cobrará su mal trato. Oh si, Crystal juró que cuando ingrese al mundo de la alta sociedad él tendrá que respetarla cómo respeta a las demás mujeres de la familia.

¡Lo ignorará! Él puede irse al demonio que a ella no le va a importar. Ojalá que ni vuelva y se vaya a otra de sus tantas propiedades. Y le deje está para ella.

Sería genial, los azules ojos de Crystal brillaron como el mar cristalino ante lo grandioso que sería aquello, todo el penthouse para ella.

— ¿Señorita? —preguntó Doris volviendo hacia Crystal cuando notó que Lucas se fue y atrayendo su atención pidió —Sígame le mostraré su habitación.

—No, es necesario. Elegiré mi habitación yo misma —dijo Crystal cortante pero con cierto grado de educación.

No es una simple invitada para que la empleada de Lucas le ofrezca una habitación.

El penthouse es enorme casi como una casa promedio y lujosa, sino supone mal debe tener cuatro o cinco dormitorios.

Y el mejor dormitorio será para ella.

Recorrió la que será su nueva, temporal por supuesto. Y para su pesar admitió ser magnífica, cómoda y hermosa.

— ¿Y si le pido que me la regale? —se preguntó a sí misma en voz alta haciendo que Doris pensara que es igual a demás mujeres interesadas.

Ahora comprendía porque los jóvenes millonarios casi no viven en mansiones. Un departamento lujoso, espacioso y reducido a la vez, es más cómodo y se adaptan a sus exigencias.

Sin mencionar que residir en el centro de la ciudad es más conveniente para un empresario con una vida ajetreada y movida, que tener una enorme residencia en zonas residenciales y alejas.

Subió las escaleras y caminó por un pasillo que conduce a las habitaciones, abrió la primera puerta y detalló una elegante habitación, acto seguido la cerró no le gustó, el aire que desprendía aquella habitación era demasiado aristocrático, por no decir aburrido, es bonita pero tiene el toque elegante y aburrido de la aristócrata que Crystal aborrece.

Siguió y encontró las demás habitaciones similar a la primera que vio, hasta que al final del pasillo llegó a una oscura habitación, prendió la luz observando la habitación con claridad, las cortinas también eran oscuras de un color tan oscuro como el negro, y no eran negras en sí, eran un extraño color que jamás había visto.

La colonia y el aroma masculino tan viril que exhala en el interior de la habitación es el mismo aroma que desprende Lucas. ¿Cómo no darse cuenta después de tenerlo tan cerca?... demasiado cerca y profundo para su pudor.

Esta era su habitación, ella dedujo, lujosidad con extravagancia pero sin la peculiar brillantes que el lujo exhibe. Una característica oscuridad que le daba un toque siniestro. Tan... Tan como él, pensó.

—Es la habitación del joven Lucas —replicó la empleada de edad madura —Él no permite que nadie ingrese a su dormitorio.

Aunque Doris quiso sonar amable sin parecer igualada, Crystal lo tomó así.

La Tentación Prohibida Del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora