Capítulo 6. La hija de la amante.

847 65 0
                                    

Ahí fue que Crystal abrió los ojos por completo y agarró de las esquina de la sábana para cubrirse. Su vista se dirigió hacia la esquina de la habitación, hacia la dirección de dónde provino aquella voz, una voz que sonó exquisita a sus oídos y que erizó su piel desnuda.

— ¿Q-Quién eres? —preguntó aterrada.

Él estaba sentado sobre aquel elegante sillón, y la miraba fijamente. Ella sostuvo su profunda mirada pero los azules y oscuros ojos del extraño finalmente la intimidaron.

Desde aquel asiento y bajo las sombras que las cortinas proyectaban sobre él, parecía un rey en su trono, la oscuridad hacía de su cabello negro un tono más oscuro que la noche misma junto con sus espesas cejas, sus facciones eran elegantes, finas....Él era un atractivo hombre que quitaría el aliento a cualquiera mujer con sólo mirarlo, y ella sintió que le quitó hasta el más mínimo aire de su necesitada respiración.

—El hombre con quién estuviste anoche..... Toda la noche. —él recalcó con una fría voz.

Crystal sostenía con fuerza la sabana que la cubría, pero aquella sabana no cubría los chupetones de su cuello y de sus hombros. Lucas reparó en cada marca que él mismo dejó en ese bello cuerpo, en vez de sentirse asqueado y arrepentido, le gustó, extrañamente no le disgustó, no acostumbraba a besar y succionar con desenfreno a las mujeres con las que se acuesta. Sin embargo con ella, fue diferente.

— ¿T-Tú y yo? ¿Qué fue lo que hicimos? —son las palabras más difíciles que hasta ahora ha pronunciado, si estaba desnuda eso sólo significa lo obvio—No, debe haber un error, dime que todo es una ilusión, que despertaré en mi casa como cualqui...

Irritado la interrumpió,

— ¿Ilusión? Te desvirgué, te follé y disfruté de tu cuerpo hasta que los rayos del Sol avisparon que la noche se terminó.

—......

Ella estaba en shock, palabras fuertes que hasta ahora jamás se imaginaría que escucharía.

— ¿No lo recuerdas? —preguntó molesto, ninguna mujer olvidaría que tuvo una intensa y ardiente noche con él. — ¿o necesito recordarte como llegaste, ebria y drogada a la puerta de mi habitación?

— ¿Tu habit.....?

¿Ebria? ¿Drogada? ¿Puerta? Entonces, su mente se le nubló y el dolor de cabeza junto con un flashback de shockeantes escenas le detallaron lo que ocurrió anoche.

—Mi suite.

Recordó todo, imágenes entrecortadas, desde rechazar a aquel joven que insistía en bailar con ella, hasta que Mary llegó y se deshizo de él, a partir de ahí las imágenes se volvían confusas por el mareo y el calor que se apoderó de ella haciendo que su cabeza de vueltas y apenas llagara a su habitación, no, es la habitación del hombre que ahora tiene de frente, se corrigió Crystal.

El resto también lo recordó como él la metió a su habitación y como ella intentaba hacerle saber que estaba equivocado y que no era la mujer que él pensaba, pero él no la escuchaba, estaba concentrado observando y tocando su cuerpo, e intentó nuevamente hacerle notar su error pero se vio impedida ya que una pieza de tela le cubrió la boca, a partir de allí sólo recuerda cómo se resistía y recibía sus furiosas embestidas hasta que cayó desmayada.

—Supongo que la droga que te inyectas te ha provocado lagunas mentales, o quizás el alcohol te ha hecho olvidarlo.

—Abusaste de mí. —su voz sonó tan débil que él apenas alcanzó a escuchar.

— ¿Abusar de una drogadicta? —con desprecio él dijo.

Se levantó del sofá de cuero tapizado, se acercó hasta donde Crystal aún permanecía sentada y la miró recorriendo cada parte de su cuerpo tontamente cubierto por una fina tela, que no dejaba nada a la imaginación, sin mencionar que ya conocía a perfección cada parte que ella pudorosamente intenta cubrir.

La Tentación Prohibida Del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora