Capítulo 10. La primera vez de Eleonor

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—Si es lo que mi prometida opina de ella no la contradeciré —respondió Lucas mirando a sus futuros suegros y separando sus manos de las de Eleonor.

Eleonor sonrío encantada, él se refirió a ella como prometida, el sonrojo en las mejillas y el hormigueo que sintió en el estómago la hizo sentir como en las nubes, tanto que no tomó atención ni le dio importancia al momento en que él separó sus manos de las de ella.

Stefan y Melani observaron el semblante feliz de su hija, como padres siempre han querido lo mejor para su hija, y aunque el compromiso empezó de una forma diferente, son conscientes de que el matrimonio de su hija es de conveniencia.

Un contrato matrimonial que los beneficia a ambos, tanto a Eleonor como a Lucas, él obteniendo una refinada esposa de clase alta, y ellos, obtendrán el beneficio de emparentar y conseguir millonarios contratos con una de las mejores familia de Suecia.

Stefan sabe que no cualquier familia logra asociarse y emparentar con los Rousseau, y su hija será muy pronto parte de esa aristócrata familia de Suecia.

Pero eso no implica que no quieran lo mejor para su hija, el padre de Eleonor no aceptó el matrimonio solo por el beneficio que esto les llegará a contraer sino porque su hija le rogó que aceptara y permitiera que se case con Lucas.

A Eleonor no le importa en lo absoluto bajo qué condiciones. Eso es lo de menos para Eleonor con tal de ser la única mujer que lleve su apellido, la única a la que el permitirá vivir en su penthouse y dormir en su cama.

Aceptó las condiciones de Lucas, ser la esposa trofeo que lo acompañe a los eventos, a las reuniones empresariales en la que él necesite de su presencia como una bella y obediente esposa.

Las aceptó porque a pesar de lo distante y frío que es, ella lo ama con todo su ser. Desde la primera vez que se conocieron en la universidad de Harvard, y en donde fueron compañeros hasta graduarse.

Nunca hubo nada serio entre ellos, solo sexo esporádico en los que mezclar sentimientos estaba prohibido. Quizás para él, pero ella se enamoró de él desde esa florida primera en que lo vio entrar al salón de clases.

Acostarse con él era lo que Eleonor más quería. Pero él le había dicho que no se acostaba con vírgenes y ella era precisamente eso, una virgen enamorada de él. Eleonor era bella y aunque su corazón fue capturado por Lucas, no impedía tener algunos que otros pretendientes detrás de ella, esperando cualquier oportunidad para conquistarla.

Deseaba que Lucas le haga el amor, lo deseaba locamente a pesar de los valores y morales que desde niña le inculcaron, y acostarse con el hombre de sus sueños, era lo que su ser desde lo más profundo le pedía, le exigía.

Cada vez que lo tenía cerca sentía aquel aura poderoso, imponente, y arrogante que emanaba de él y que atraía a todas las mujeres, mujeres que Eleonor odiaba intrínsecamente con fuerza.

Meses pasaron y ella aún seguía virgen y Lucas no tenía intención de acostarse con ella. Planeó perder la virginidad con Madison un amigo, en una fiesta universitaria. La perdió aunque no supo quién fue él que tomó su virginidad porque esa noche también fue la primera vez que se emborrachó y la noche que la llevó a la desesperación de acostarse con Madison y un amigo de él, un hombre que no conocía.

Con el propósito de perder su virginidad, se acostó con Madison y el amigo de él, pero lo horrendo no fue eso, sino que Lucas seguía sin querer acostarse con ella. Había perdido la virginidad y él continuaba ignorándola.

—Aunque no seas virgen eres de la clase de mujeres con las que no me acuesto —explicó Lucas con frialdad —Mujeres fáciles y experimentadas son más atractivas que las mojigatas de estatus alto como el tuyo.

La Tentación Prohibida Del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora