Capítulo 17. Viaje a Roma

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La mano de Crystal presiona el vidrio del coche cuando la voltea arremetiéndola mientras la toma de las caderas jadeando excitado y con la respiración pesada por el cerrado lugar.

Un automóvil no es lo mejor para tener sexo exceptuando que cuando el placer sobrepasa los límites, el lugar es lo de menos en especial si la tentación que llegó a su vida está como para hacer del más santo un pecador y Lucas reconoce que de Santo no tiene nada.

—Eres la muñeca idónea para saciar mi apetito  —dijo extasiado.

La camisa de él esta abierta y deja a la vista un fornido tórax, unos abdominales marcados, unos musculosos y fuertes brazos que la sujetan  como una pluma alzándola y empalándola al ritmo feroz que acostumbra, bombeando por fuera y por dentro hasta sentir como ella sucumbe y refriega las nalgas al encuentro de sus embestidas.

Lo poco que Crystal veía a pesar de la posición en la que se encontraba era su tórax y el pantalón desabrochado. El miembro que más tendía a ser una estaca que la perforaba sobresalía y se insertaba en su agujero con la misma intensidad de un martillo, golpeando con dureza su cavidad hasta sentirlo clavarse en sus extrañas.

—Dame un respiro ya no puedo más...  —pidió ella apoyada con una mano sobre el asiento de cuero y la otra aún sobre el cristal de la ventana.

La mano exuda calor y humedad a través de la ventana polarizada a medida que la potencia de las embestidas se intensificaban golpeando su cavidad con fuerza, es una extraña sensación que se transforma en convulsión al ser penetrada con rudeza, una exquisita violencia que la tortura junto con un calor que la sofoca, un calor que se asemeja a la ardiente hoguera y que la hace implorar que Lucas termine y la deje libre.

—Aún no logro descifrar porque me excitas cuando no aguantas ni un polvo —la tomó del cuello y la atrajo a su tórax pegándola a su cuerpo.

— ¡Está es la tercera! —replicó ella con una escasa respiración por la fatiga y lo confinado del lugar.

—Cierra la boca que te follaré toda la noche como compensación de los días que no te tuve conmigo —tajó sin detener sus embestidas llevando una mano hacia el erecto pezón, pellizcándolo y madreándolo con posesión.

Un placentero toque que hizo a Crystal gemir y a Lucas curvar la comisura de los labios profundizando los embates, ella tiene razón esta es la tercera.

En la primera la embistió de un certero y desesperado golpe al tenerla de piernas abiertas y debajo de él, acabando con las ganas que le tenía desde que estaba en Vasteras, decidió que lo primero que haría al llegar a Gotemburgo es follársela y descargarse en el coño que en este instante está bombeando con brusquedad.

En la segunda ronda hizo que Crystal lo cabalgue, clavándosela hasta llegar al límite que su húmedo coño le permita entrar mientras se prendía con exasperación de los senos que se moría por lamer en el restaurante francés, un par de senos blandos con pezones erectos que revoletean cuando ella bajaba y subía sobre su miembro, moviendo las caderas en círculos a la vez que él acompañaba los movimientos de Crystal afirmándola de la cintura levantándola y descendiéndola sobre su eje.

Y esta tercera ronda, Lucas la puso en cuarto aferrándola del cuello y atrayéndola hacia su cuerpo, arremetiéndola con brusquedad y un salvajismo que desencadena el rudo sonido del choque de sus cuerpos en tanto que su miembro sale y entra de su coño.

La volvió a dejar sobre el asiento amasando sus nalgas sin dejar de embestirla, observándola con ojos ardientes de deseo. Ya se la ha follado dos veces sin importarle estar entre medio de la oscuridad y la avenida, aun así la situación no ha disminuido el deseo, tampoco el ritmo de sus acometidas ha desacelerado, y es que la imagen erótica que ella le ofrece, su trasero empinado y saliendo al encuentro de sus arremetidas, la curva más curvilínea y perfecta que una botella en sí, la cabellera rubia desparramado por la espalda y los hombros, las manos sujetándose sobre cualquier superficie que haga de soporte le daban un cuadro de una diosa del sexo nacida para ser follada todos los días y en todas las posiciones.

La Tentación Prohibida Del MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora