Un Sueño Abrazador

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La mañana se había vuelto hermosa con sus diversas nubes, ocultando el sol.

Mis compañeros relataban que las nubes eran personas que dejaron este mundo y ahora son guardianes del cielo. Es algo tonto, pero me gustan sus historias.

Dijeron que hay una pequeña celebración en el salón de la tercera clase, lo cual me pareció interesante.

Por un momento decidí dejarles en aquellos asientos, para luego acercarme al borde en donde me sostuve una vez más de aquellos barandales.

La brisa era ta encantadora, tan fresca, que no retuve una gran inhalación disfrutando de la sensación fría que provocaba estar entre grandes pedazos de hielo, al exhalar vi de nuevo aquel humo blanco casi transparente salir de mi, aún me encanta está sensación.

Estaba tan metido en mi propio mundo que no me había fijado que aquel hombre me observaba desde un buen rato, esperando tal vez alguna respuesta de mi. Su mucama, aquella mujer que había por un momento desconfiado de mi, me miraba tal y como lo hacía aquella noche. Desconfiada.

-¿Disculpe? ¿Decía usted? -Dije al volver en mi fijandome por completo en aquel atractivo hombre.

-Vine a agradecerle y la vez ofrecerle mis disculpas por tan desordenado comportamiento -Carrapeo ocultando su vergüenza, pero fue en vano, sus rosadas mejillas lo dejaban en evidencia -No tiendo ser de ese modo.

-Deduje que tal vez tuvo un mal día, como todos, queremos desahogarnos, así que no se preocupe. ¿Ahora cómo se encuentra?.

-Ahora me encuentro razonable, tanto como para hacerle un regalo -Le hizo una seña con su dedo a la mucama la cual sacaba un pañuelo de su bolsillo que al destapar se mostraba un fajo de billetes y con estos un diamante -Tomelo como muestra de gratitud.

Le miré asombrado, sintiendo que mis ojos no podía abrirse más debido a la impresión.

Me negué de inmediato, mi madre me enseñó, que un favor echo con el más notorio gusto, no se paga con objetos, solo un gracias es suficiente.

Lo cual extendí mis manos solo para volver a tomar las esquinas del pañuelo y volverlo a dejar como estaba, corriendo suavemente las manos de la mucama lejos de mi.

El hombre levantó una de sus cejas. Ese gesto no dejará de ser tan atractivo, todo en él es atractivo.

-¿No es de su agrado?.

-Por favor no se lo tome por mal augurio, me halaga que haya querido hacerme tan buen gesto, pero fui inculcado de otros modos, un objeto no es una muestra de gratitud, ante mis ojos es solo un objeto. Con un gracias, es conforme y especial, lo cual es suficiente.

-De algún modo debo de agradecerle, disculpe, pero no puedo aceptar su respuesta.

-Entiendo que este acostumbrado a dar regalos en agradecimiento, pero de verdad no hace falta.

El hombre lo pensó, al menos agradezco que no se lo haya tomado mal, al contrario, el solo me miraba con esa típica mirada neutra y tan seria.

-Si así lo desea -Volvio a hacerle un gesto a su mucama quien al verle guardó de nuevo el pañuelo, sacando ahora dos pequeños papeles entendiéndolos hacia mi persona -Al menos acepteme una pequeña invitación a una pequeña celebración que tenemos en el salón de la primera clase. Esta vez no podré aceptar un No, como respuesta. Insistiré.

Tome aquellos papeles en donde estaba uno tenía escrito el número uno y en el otro tenía una insignia.

-¿Primera clase? -Pregunte con curiosidad recibiendo su asentimiento en confirmación. ¡Lo sabía!, este hombre era alguien refinado.

-La etiqueta requiere ir de traje de gala -Carrapeo sonando algo inseguro -No quiero ser irrespetuoso, pero ¿usted tendrá un traje de gala?.

Moví mi cabeza hacia los lados lentamente, sintiéndome apenado.

-No sé preocupe, mi mucama se encargará de usted -Al decirlo aquella mujer se puso a mi lado enseguida -Diria que al ser mi invitado, tendría que ser yo quien le ayude, pero tengo unos asuntos que tratar con un tiempo determinado, así que debo aprovechar los minutos libres. Espero me comprenda.

Debía a aceptar, ese hombre insistirá, yo lo sé, así son todos los de primera clase, siempre tienen la costumbre de devolver favores, casi obligados. Así que solo asenti escuchando la gran exhalación que al parecer retuvo.

A caso. ¿Penso que seguiría negandome?, O, ¿eso fue porque sabe que se librará de mí? Al cabo de cumplir con el favor devuelto.

-Lo veré en la puerta del gran salón a las ocho ¿Señor..?.

Extendí mi mano rápidamente, viendo que el hombre dudaba un segundo pero termino aceptando en estrecharla.

-Park...Park Ji-min

-Jeon Jung-kook -Se presentó al igual terminando por apartar su suave mano de la mía -Entonces lo veré allí señor Park.

-Allí me vera, señor Jeon.

Jeon. Así que así era su apellido, sonaba tan bien mientras lo pensaba un sinfín de veces, ¡Incluso me dijo señor!, nunca me había sentido tan especial, aunque la mucama me movía de un lado a otro, no pudo sacarme de mi ensoñación.

Tal vez si este soñando. Aunque quisiera no estarlo haciendo.

 Aunque quisiera no estarlo haciendo

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𝑇𝐼𝑇𝐴𝑁𝐼𝐶 𝐋𝑎 𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎́𝑠 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑎𝑑𝑎 (KM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora