Han pasado tres días en los que la soledad me ha acompañado, Jimin se rehusaba a salir de su habitación, ni siquiera dejaba ingresar a su mucama. Estaba desesperado, desde el primer instante quería protegerlo, darle todo lo que fuera necesario, creí estar listo para cuando llegara el día de dejarlo ir con alguien que lo amara. ¡No puedo hacerlo!, me rehusó a dejar ir lo que realmente da un poco de color a mi vida, creo que fui inmaduro e estúpido, no soy quien para decidir por él, tiene razón, no debería de ver quién puede ser su partido cuando yo no estoy dispuesto de entregarlo, no me entiendo a mí mismo.
El plato que tenía en frente lo arrastre lejos de mí con suavidad, mirando hacia un lado apenado, me levante.
-Realmente se ve delicioso bretta, siento no tener el apetito para degustarlo como se debe, tal vez a la noche.
-No se preocupe señor Jeon –Respondió ella haciéndole señas a sus ayudantes recogiendo la mesa, ella se tomo su tiempo para acercarse manteniendo distancia –Perdone si resulto atrevida, me preocupa el Joven Jimin, desde ayer se rehúsa aceptar algo de comida, prohibió la entrada incluso a su mucama, nadie de nosotros sabe cómo se encuentra, nos tiene algo exaltados.
Exhale soltando un poco de aire.
-No se preocupe bretta, tratare de hacerlo estar en la cena.
Ella solo asintió haciendo una reverencia antes de irse a descansar a sus aposentos, camine decidió a las escaleras hasta llegar a la puerta de su habitación tocando levemente sin recibir respuesta ante unos minutos de espera.
-Jimin –Alce un poco la voz tocando nuevamente aun sin recibir algo –Jimin por favor, no puedes encerrarte así, tienes preocupados a todos, incluso a mí, por favor ábreme, hablemos como debe de ser.
Nada, no recibía nada, intente varias veces tocar incluso más fuerte, desesperándome, no escuche alguna queja ante el estruendoso ruido que hacía.
-¡Jimin! –Exclame tomando la perilla que estaba trabada -¡Jimin! ¡Jimin!.
Comencé a estrellar mi hombro contra la puerta varias veces con la mayor fuerza que podía dar, bastaron unos minutos antes de escuchar el crack de la perilla dejándome ingresar, allí con el miedo palpanté, estaba Jimin recostado en su cama tapado con sus sabanas, me acerque rápidamente notando algunas gotas de sudor en su frente y su seño fruncido, toque sus mejillas sintiendo su calentura.
-¡ELOISE! ¡VEN ENSEGUIDA! –Grite por lo alto subiéndome a un lado de Jimin, destapándolo para sentarlo en mis piernas y tratar de limpiar su sudor con mis manos, retirando la venda de su cabeza.
-¿Señor Jeon? –Llamo la atención eloise, una de las mucamas más jóvenes que veía la escena tapándose sus labios sorprendida -¡Joven Jimin!.
-Eloise trae pañuelos y una tina con hielo, ahora.
Ella asintió corriendo fuera de mi vista, al regresar lo hizo con el pedido, dejando la tina al pie de la cama, tomando uno de los pañuelos que estaba en la tina envolviéndolo en un hielo, pasándomelo, inmediatamente pose suavemente el pañuelo sobre la frente y mejillas de Jimin escuchando sus quejidos, eloise se encargo de pasar el otro por sus brazos suavemente, al levantar mi vista me encontré con Lili, quien ingresaba asustada viendo a Jimin.
-Lili, dile a bretta que llame a un doctor.
Ella capto mi orden corriendo lo más rápido que podía fuera de la habitación, escuchaba los quejidos de Jimin al sentir el frio de los pañuelos en su cuerpo, bese su frente y mejillas pasando luego el pañuelo.
-Jimin, ¿Me oyes? –Susurre suavemente sobre su oído no recibiendo alguna respuesta más que sus quejidos –Estarás bien cariño, aguanta un poco más.
Note que eloise me miro un poco sorprendida, pero no duro mucho ya que su prioridad era enfriar a Jimin, su piel estaba ardiendo y su frente sudaba moderadamente, su ceño estaba fruncido y sus labios resecos estaban abiertos soltando sus quejidos ante el tacto de los pañuelos que eloise me ayudaba a remojar nuevamente y seguir con aquella mini rutina hasta que llego lili en compañía del doctor, quien se presento como Jung Ho Seok.
Ambos dejamos que revisara a Jimin, conmigo casi encima, observando su revisión, pasados unos minutos el doctor se separo de Jimin girándose para verme.
-Solo es una fiebre, al parecer no lleva mucho así, es bueno que hayan actuado con rapidez enfriando su cuerpo –Tomo la bolsa que traía consigo sacando una bolsita entregándomela –Esto tiene eucalipto, deberá hacer que tome uno enseguida y otro antes de cenar, le recomendaría que en la cena sea algo ligero, así no sentirá pesado a la hora de seguir descansando –Volvió a meter su mano sacando otra bolsa extendiéndomela –La manzanilla ayudara a relajarlo en caso de sentirse adolorido, recomiendo un reposo en cama hasta mañana en que vendré a revisarle nuevamente.
-Entiendo –Pase ambas bolsitas en orden como fueron nombradas hacia eloise quien comprendió que debía de hacer saliendo del lugar, mientras que el doctor arropaba nuevamente a Jimin hasta la cintura –Gracias por venir Doctor Jung.
Al terminar lo que hacía guardo sus cosas mirándome con una ligera sonrisa.
-No fue nada señor Jeon, hasta mañana.
El hizo una mínima reverencia saliendo de la habitación en compañía de lili que le indicaba con señas el camino, solté una largar y pesada exhalación, pase una mano por mi frente sudorosa arrastrándola por mi cabello seguro desordenado, observe a Jimin dormir tranquilamente, camine arrodillándome a un lado de él, tomando su mano libre dándole un ligero beso.
-Me diste un susto muy grande –Susurre llevando mi otra mano a su mejilla acariciándola –Realmente pensé algo muy estúpido, pensé que por un instante te perdí, no me juzgues, fue por el miedo de acuerdo, no reaccionabas y estas tan pálido, otro hubiera pensado lo mismo que yo.
Jimin soltó un quejido, algo mínimo removiéndose un poco en la cama, le di un último beso a su mano dejándola en su lugar levantándome.
-Dejare que descanses, pero antes me asegurare que tomes el té –Mire atrás de mi hacia la puerta que estaba un poco inclinada al suelo –Prometo que lo arreglare, por ahora es mejor dejar esa puerta abierta hasta que mejores.
Sabía que tal vez no me escuchaba, pero cumplí con cada cosa dicha, no me fui hasta ver que tomaba su te diciendo cosas sin sentido, luego vino la cena en donde fue algo difícil hacer que tome la sopa especial que bretta le preparo, termine siendo yo quien le daba sus cucharadas relatándole sobre las flores del jardín en donde una se parecía a él, diciéndole en una indirecta que era hermoso, sin importarme que eolise y lili lo escucharan.
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𝑇𝐼𝑇𝐴𝑁𝐼𝐶 𝐋𝑎 𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝐽𝑎𝑚𝑎́𝑠 𝐶𝑜𝑛𝑡𝑎𝑑𝑎 (KM)
Romance𝐵𝑖𝑒𝑛 𝑎𝑣𝑒𝑛𝑡𝑢𝑟𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠 𝑙𝑜𝑠 𝑐𝑢𝑎𝑙𝑒𝑠 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑛 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑒𝑛 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙 𝑒𝑛𝑜𝑟𝑚𝑒 𝑏𝑎𝑟𝑐𝑜. 𝐴𝑓𝑜𝑟𝑡𝑢𝑛𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑎𝑞𝑢𝑒𝑙𝑙𝑜𝑠 𝑙𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑝𝑜𝑐𝑜 𝑦 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑛 𝑑𝑖𝑓𝑖𝑐𝑖𝑙𝑚𝑒𝑛𝑡�...