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Louis ha estado subiendo los escalones de la torre, uno por uno, durante lo que parece una eternidad. Con cada paso, su estómago se hunde más porque ¿qué está haciendo? ¿Por qué está subiendo? La única experiencia que Louis ha tenido con este tipo fue cuando: A) Cogió injustamente lo que debería haber sido la bebida de Louis en la tetería, y B) vació el contenido de su estómago encima de él.

Y cuando se mira así, la idea de que siquiera considere acudir allí parece ridícula.

Pero aquí está, vestido con sus mejores galas (o mejor dicho, las mejores galas de Niall) y por fin ha llegado a la cima, con los nervios a flor de piel y los puños metidos en los bolsillos. Se encuentra con una vieja puerta de roble arqueada y entreabierta, la luz del sol saliendo de ella en suaves rayos.

Y joder. ¿Llama a la puerta? ¿Llama a alguien? Es mucho más fácil con Niall, que puede golpear la puerta y gritar su nombre hasta hacerse notar. No está acostumbrado a tratar con gente de verdad.

Sintiéndose muy inseguro de todo en la vida, Louis coloca sus manos contra la fría madera y mira dentro.

Ante él se encuentra la habitación más elaborada y ridículamente lujosa que jamás haya visto. Es a la vez antigua y contemporánea (algo que Louis nunca habría podido entender anteriormente, pero que de alguna manera funciona) y es elegante, chic, y jodidamente pija. Pone su propio piso en ridículo, lo cual es algo que a Louis le cuesta digerir, para ser honesto.

Grandes y hermosas pinturas de imágenes en gris carbón salpicadas de violetas, carmesíes y esmeraldas se dispersan por la habitación, algunas en las paredes y otras descansando en el suelo, apiladas unas sobre otras,
esperando a ser colgadas. Las paredes están repletas de estanterías con innumerables libros, cuyos lomos de cuero brillan bajo los tonos ambientales de la iluminación de cristal, y en las paredes hay lo que parecen ser cómics de primera edición, protegidos por un grueso cristal mientras cuelgan, sus gastadas páginas en silencio. Hay sistemas de sonido relucientes y grandes ventanas de cristal transparente y alfombras de ébano y decantadores de cristal y atriles y... ¿es eso un puto piano? ¿En serio? ¿Es un requisito para la gente rica?

Y en medio de la fastuosidad de su entorno, descansa una mesa de madera gigante, estrecha y rectangular llena de cubiertos y cestas rebosantes de frutas, quesos, botellas de vino y huevos. Y en medio, sirviendo vino en cada vaso, está el chico de la noche anterior con sus gruesas cejas y sus rasgos tranquilos. En un rincón, un poco más allá, está el propio chico-vómito, reclinado en una silla de ante que parece hecha para un dios, fumando un cigarrillo lánguidamente.

Louis se queda ahí, torpemente, totalmente metido en la habitación, sin que sus anfitriones se den cuenta. Sin saber qué hacer, llama a la puerta sin ceremonias, a pesar de que ya ha entrado, y espera lo mejor.

Como uno solo, ambos miran hacia arriba.

Mientras el chico del pelo corto sonríe beatíficamente, Zayn Malik se limita a levantar la vista e inclina la cabeza hacia un lado, con una mínima sonrisa en la comisura de los labios.

-Te dije que vendría, Liam -es todo lo que dice.

-¡Excelente! -exclama Liam (?), levantando la botella de vino medio vacía en señal de celebración-. No pensé que aparecerías.

Louis se aclara la garganta, muy consciente de que ninguno de los dos sabe su nombre a pesar de que ahora él conoce el de ambos. ¿Debe presentarse?

-Bueno, ¿cómo no? -aclara en su lugar, con una encantadora sonrisa en el rostro-. Habría sido maleducado no hacerlo, con todas las flores que habéis enviado. Gracias, muchachos. Han ahuyentado el vómito.

Liam se ríe, educada y limpiamente.

Zayn sonríe, apaga su cigarrillo y se levanta.

-Te han gustado, ¿verdad?.

Young & Beautiful - Larry Stylinson (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora