Epílogo

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Louis es un muy buen novio.

Como, un novio extremadamente bueno. No, no "bueno". Increíble. Devoto. Magnífico. Espléndido. ¿Estúpido, tal vez? ¿Atontado? ¿Un poco como un cachorro baboso?

Bueno, no importa.

Louis es buena gente y esa es la única razón por la que está haciendo malabares con cinco cajas de panadería en sus brazos ahora mismo, todas llenas de varios pasteles, decorados con precisión y cuidado y exquisitamente, y subiendo ese maldito tramo de interminables escaleras de caracol hasta las habitaciones de Zayn.

La dificultad es real.

Cuando finalmente llega a la cima y logra lanzarse a través de la puerta manteniendo el equilibrio, lo primero que se encuentra es una mesa inmaculadamente preparada para cinco personas y los ojos de plato de Harry parpadeando con ansiedad, dos flores muy grandes y muy diferentes en cada mano.

—¿Cuál de ellas susurra "te vamos a echar de menos y a la vez estamos encantados de que te recuperes"? —es lo primero que dice, acorralando a Louis y lanzándole las flores a la cara.

Louis mira entre las dos, lo suficientemente versado en Haryismos como para abstenerse de protestar (por muy inconvenientes que sean: los brazos le están matando y el cartón se le está clavando en el bíceps) antes de suspirar, contemplando la rosa azul empolvada de la izquierda y el lirio magenta y dorado a la derecha. Y sigue mirándolas fijamente, un poco desconcertado.

¿Cuál era la pregunta?

—Er —consigue, su bíceps gritando en protesta, y reajusta la pila en sus brazos—. ¿La... derecha, verdad?

A Harry casi se le salen los ojos de la cabeza ante la mera insinuación.

—¡No, Lou! No, esa es demasiado fuerte —los reprende Harry, con su voz de barítono rayando en lo quejica. Oh, Dios mío—. ¿Has escuchado siquiera una palabra de lo que he dicho en todo el día? ¿Acaso te importa el día de hoy? Ni siquiera estás intentando que este almuerzo sea agradable para Liam. Solo estás…

—Whoah, whoah, cálmate, Rizado, espera —se apresura a decir Louis, ahogando los pucheros de Harry. Con un suspiro exasperado, se desliza junto a él, dejando las cajas sobre la mesa (con cuidado de evitar la vajilla y las servilletas dobladas artísticamente), antes de darse la vuelta y ponerse a su lado, acunando de inmediato su cara de labios apretados entre las manos.

Así que va a ser uno de esos días.

—Harold —comienza, sintiendo cómo se le forma una sonrisa de satisfacción, y los ojos de Harry van a su boca—. Sé que quieres hacer esto perfecto para Liam…

—Va a ir a rehabilitación, Louis. Por supuesto que tiene que ser perfecto…

Louis le hace callar con el dedo índice, lo empuja contra la almohadilla de sus labios.

—Sea como sea, va a ser perfecto independientemente de las flores que elijas poner en la mesa.

Harry está a punto de chillar por eso, pero Louis hunde más el dedo, siente los bordes de los dientes de Harry bajo su piel.

—Has hecho un trabajo precioso, amor. Como siempre. Y va a ser un almuerzo maravilloso. No solo por nosotros cinco, sino porque siempre te las arreglas para crear ambiente… seas consciente de ello o no. Ahora. ¿Puedes por favor poner las rosas en la mesa, los lirios en otro lugar, y ayudarme a desempacar estas cinco cajas, muy grandes, debo agregar, que he traído generosamente de la panadería? ¿A pie? ¿Porque me lo pediste? ¿Y no me he quejado ni una sola vez? —con eso, Louis extrae su dedo de los labios de Harry, listo para comenzar la distribución de pasteles de la manera más oportuna posible porque Zayn había dicho que volvería con Liam en cualquier momento.

Young & Beautiful - Larry Stylinson (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora