Autocontrol

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Steve trago saliva mientras miraba como el Omega a su lado jadeaba necesitado.

Tony estaba en una esquina del edificio, con las mejillas rojas y los ojos dilatados, pero por sobretodo, con una herida en su costado.

Ambos estaban atrapados en todos esos escombros, uno de ellos estaba herido y había entrado en celo.

—Tiene que ser una broma... —Steve desvío la mirada y tapó sus oídos.

No podía controlar las reacciones de su cuerpo. El pantalón del uniforme comenzaba a abultarse en su entrepierna.

—Steve...

—No, por favor, no... —Suplico al sentir como su boca babeaba en exceso y sus colmillo sobresalían.

—Por favor, Steve...

—Tenemos que salir de aquí. —El Alpha miró a todos lados. Se levantó aún con el pene erecto y trató de buscar una salida.

Escucho como Tony resbalaba por no poderse sostener. Lo vio agarrar su herida y gemir ante él toque del suelo frío con su piel caliente.

—Steve... —Tony no dejaba de jadear su nombre—, Steve...

Rogers quiso golpear la pared, pero sabía que estando bajo los escombros era muy mala idea. Dio la vuelta decidido y camino hasta su compañero. Tenía que sacarle la armadura y ver la gravedad de la herida.

Cuando el Omega lo vio cerca, estiró sus brazos de inmediato exigiendo sus caricias. Steve arrancó las piezas de la armadura con todas sus fuerzas ignorando el pedido del castaño.

—¡Ah! —Tony quedó en el suelo con una simple camisa negra pegada al cuerpo y un pantalón de mezclilla.

Se veía tan sexi. Rogers negó. No , no podía ceder ante sus instintos primitivos y abrirle las piernas ahí mismo.

Levantó al Omega en brazos y lo sintió tallarse en él. Cerró los ojos y contó de dos en dos para distraerse en algo más. Se sentó con Tony entre sus piernas y se dedico a buscar la herida.

Tony jadeo al sentir su toque en el estómago.

—No me hagas esto, Tony. —Steve miró los ojos del Omega—. No haré nada en este momento.

—Steve...

El rubio beso los labios del Omega. Ambos se perdieron en un beso largo y profundo, donde sus lenguas se acariciaba una y otra vez y sus dientes mordian su belfos adictivamente.

—Mi Alpha. —Tony le ofreció su cuello.

Los ojos de Steve se delataron. El aroma de Tony lo estaba atormentado y su trasero pegado en su entrepierna no ayudaba mucho.

Trago saliva.

—¡Agh! —Tony se encogió del dolor cuando Steve tocó la herida.

—La encontré. —El Alpha beso sus cabellos—. No es grave.

—Steve...

—Te amo, Tony. —Rogers no dejaba de mimar al necesitado Omega—. Eres lo que más adoro.

Cuando los vengadores encontraron a los líderes, para nadie paso desapercibido las horribles y dolorosas mordidas en el brazo de Steve.

Stony Omegacember. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora