Stony Omegacember.

Construcción del nido

La falta de ropa en su armario le pareció extraña. Abrió y cerró la puerta como si eso fuera una solución a su problema.

—Tony... —El Alpha miró con extrañeza el armario— ¿Has visto mi ropa?

—Sí. —El Omega a su espalda se escuchaba relajado—. Aquí está.

El rubio dio media vuelta encontrándose la cama cubierta totalmente con su ropa; miró al castaño para encontrarlo vestido por únicamente su camisa. Un tirón en su entrepierna lo hizo desviar sus pensamientos a otros, a unos más perversos y lujuriosos.

Negó con la cabeza saliendo de su ensoñación.

—¿Por qué mi ropa está ahí? —El soldado camino hasta su Omega.

Tony se encogió de hombros, se subió a la cama y se acostó en todo el desastre. Aspiro el aroma de su Alpha. Literalmente, la cama estaba inpregnada de su exquisito aroma, y por ello, su Omega interno pareció ronronear en aceptación y gozo.

—Me gusta tu aroma. —Tony tomó una de las sudaderas y la acercó a su nariz para aspirar como un verdadero adicto—. Me encanta.

Steve trago con dificultad. Jamás imagino excitarse por ese simple gesto, pero ciertamente, Tony se veía muy tentador.

—Y no es mejor tenerme ahí. —El soldado se cruzó de brazos—. Podemos estar todo el día en cama.

Tony estiró sus brazos aceptando de inmediato la sugerencia del Alpha.

—¿Qué esperas, anciano? —El Omega le sonrió perezoso—. También aceptó la follada.

—Nunca te propuse follarte. —Dijo Steve quitándose la playera.

—Tampoco te niegas a la idea, soldado. —Tony miró a Steve apuntó de tirar la camisa—. No, ponla en la cama.

Rogers sonrió sucio.

Anthony lo invito a su nido, ese donde solo podían estar él, su Alpha y sus futuros cachorros.