Stony Omegacember.

Mordida

La molestia permanecía. Tony evitó soltar un gruñido de dolor.

—Lo siento. —Steve, a su lado, lo miraba con culpa—. Fui demasiado agresivo.

Anthony sonrió aun acostado en la cama. Su cuello punzaba y ardía; la mordida estaba fresca. Tony quiso tocarse la herida, pero Steve lo impidió.

—No lo hagas. —Rogers suspiro y bajó la mirada—. Iré a la farmacia.

Anthony tomó la mano del Alpha antes de que se alejara. Trató de negar con la cabeza, pero una punzada de dolor lo detuvo.

—Se curará. —El castaño miró al rubio. Odiaba la culpa en los ojos de su pareja; quiso ignorar la punzada en su pecho.

—Pero, Tony... —Steve se alarmó cuando vio que la mordida volvía a sangrar.

—Si fuera un Omega no te preocuparías tanto. —Tony por fin soltó eso que tanto lo atormentaba—. Yo sé que mi cuerpo no está diseñado para aceptar tu marca, sé que a lo mejor cicatrizara y se borrara otra vez, sé que jamás estaremos enlazados, pero por favor... —Tony se negó a soltar las lágrimas en sus ojos—, no la veas como una simple herida que hay que curar.

Steve quedó mudo ante las palabras del Beta. Nunca imagino que Tony estuviera tan afectado por su casta. Se mordió el labio y soltó las lágrimas que Tony se negaba a dejar libres. Tomó las manos del castaño y las beso repetidas veces mientras susurraba miles de "te amo". Entendió que su preocupación solo lastimaba a su pareja y aumentaba sus inseguridades.

Tony lo había aceptado y se estaba esforzando por él. Él tenía que hacer lo mismo.

Beso los labios del Beta y pasó su mano por sobre la marca; la admiro con cariño y después le sonrió al genio.

—Gracias por elegirme, Tony. —Steve acarició el rostro del castaño—. Gracias por amarme.

Stark le regresó la sonrisa dichoso. No importaba que dijera la jerarquía ni las castas; en ese universo no había nadie más que amara tanto a Steve Rogers como él.