Stony Omegacember.

Supresor

Steve rogó porque todo el calor en su cuerpo se esfumara. Gruñó al sentir como su pene volvía a ponerse erecto; la sensación de nunca estar satisfecho era horrible, desesperante y dolorosa.

—Tranquilo. —Tony llegó con una jeringa en mano. Steve evitó gruñirle en disgusto y tomarlo por el cuello para devorar sus labios y después profanar su cuerpo.

Cerro los ojos e ignoro lo más que pudo sus primitivos impulsos.

Anthony le inyectó el supresor con una triste sonrisa.

—Tony... —Steve solo podía jadear su nombre mientras acariciaba con rudeza su polla erecta.

Stark no interfirio. Rogers y él habían hablado anteriormente; el soldado no quería hacerle daño y le pidió distancia. Siendo un Beta y el rubio un Alpha en celo, podrían terminar en una desastrosa situación.

Lo que menos quería el Capitán era lastimar a su pareja. Nunca se lo perdonaría.

—Estarás bien. —Tony se hinco a un lado de la cama y acarició los cabellos del soldado. Este apretaba la mandíbula y esperaba impaciente porque el supresor hiciera efecto.

—Tony...

—Aquí estoy, beloved. —El castaño beso la frente sudada y caliente del rubio. No podía evitar sentirse inútil ante la situación, pero entendía que  su casta no podría ayudar en el rut de Steve.

—Tony... —El Alpha tomó la mano del castaño y la beso con el cariño que en ese momento podía expresar—, te amo.

Anthony beso sus cabellos una vez más. Podían tener castas completamente diferentes, podía ser un Beta inútil y sin instintos, incluso no tener un lazo como el que tanto envidiaba, pero sabía que Steve lo amaba, sabía que en sus celos era a él a quien pedía e imaginaba, sabía que él era el mundo entero para Rogers y eso le bastaba.

Tenía al mejor Alpha.

—Gracias. —El castaño observó a un somnoliento rubio. El supresor por fin había calmado a su pareja—. Te amo, Steve.