Gargantilla

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Las clases sociales eran muy importantes; Alphas y Omegas permanecían a una sola y no podían combinarse entre ellas.

Cuando la sociedad supo de la gargantilla en el cuello del Omega de los Stark se volvió loca. Los periódicos hacían notas escandalosas, otras hacían teorías descabelladas y unas pocas le daban el beneficio de la duda.

Siendo como fuera, a Tony no parecia importarle. Él se paseaba con orgullo en las calles mostrando la mordida en su cuello siendo resaltada por una bonita, delgada y fina gargantilla. Aún con la mirada de reproche de su padre encima de él todo el tiempo.

—Fuiste tú. —Dijo Barnes en medio de la comida.

Steve tosio con el bocado en la boca y golpeó repetidamente su pecho. Trago con dificultad.

—¿Qué? —El pequeño Alpha observó al castaño. Al ver su expresión sabionda, supo de que hablaba—. No. Yo no lo hice.

—No te estoy preguntando, Steve. —James se encogió de hombros mientras picaba la comida—. Lo estoy asegurando.

—Yo no...

—Cuando lo tuve cerca pude percibir tu aroma. —Bucky dio un mordisco a su bolillo—. Apenas era perceptible, pero ahí estaba.

Rogers bajó la mirada y miró su plato por un largo rato. El silencio fue interrumpido por varios golpes en la vieja puerta.

Bucky se levantó y segundos después entró con Anthony por delante.

—¡Tony! —El pequeño rubio se levantó de un salto.

—Hola, beloved. —El Omega sonrió coqueto.

Bucky carraspeo sonriendole burlon al delgado hombre—. Supongo que aquí sobro yo.

Steve se sonrojo ante lo descarado que era James.

—Así que ya lo sabe. —Tony puso ambos brazos en los hombros del Alpha. Por inercia, Steve lo tomó de la cintura—. Es mejor de esa manera.

Los labios del Omega atraparon los del Alpha. Steve jadeo en medio de la caricia. Tony era todo lo que nunca pensó tener. Una de sus manos subió al cuello del castaño y acarició la gargantilla.

—¿Te gusta? —Tony acarició la nariz de Steve con la suya.

—Es hermosa, Tony. —Rogers le sonrió enamorado—. En realidad, en ti todo luce hermoso.

Stark sonrió. Steve era el mejor de los Alpha.

—Por cierto... —Tony lo beso una vez más—, mi padre ya lo sabe, así que puede que recibas algunas malas caras de su parte. Se le pasará en unos días.

—Pero, Tony...

—No es problema. —El Omega junto ambas frentes—. La sociedad puede irse a la mierda. También mi familia.

—Mi amor... —Rogers lo miro con preocupación.

—Dependen de mí de todos modos. —Presumió el joven—. Howard perderá a su mina de oro sino acata mis órdenes.

Steve rio. Tony podía ser un Omega mimado ante la sociedad, pero dentro de esa gran mansión, era el cabeza de familia.

—Te amo, Tony.

—Es imposible que no lo hagas. —Sonrió coqueto el castaño mientras presumía su marca y gargantilla.

Steve se mordió el labio. Tenía ganas de arrancarle el accesorio a mordidas.

Stony Omegacember. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora