Celo Omega

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Rogers sabía que este era un trabajo, algo estrictamente profesional, sin embargo, nadie le advirtió lo peligroso que era su cliente.

—Por favor... —El Omega encima de él se movía desesperado, autopentrandose con su larga y ancha polla—, Alpha, por favor ¡ah!

Steve desvío la mirada. Tony Stark había solicitado sus servicios con el único fin de calmar su celo y no seguir consumiendo los supresores que tanto daño comenzaban a hacerle. Pero, el Alpha del rubio comenzaba a despertar, comenzaba a desear lo prohibido.

—Steve... —Susurro ronco el castaño mientras movía sus caderas de adelante hacia atrás.

El rubio agarro la cintura del Omega y paro todo movimiento. En un segundo tenía al castaño debajo de él, penetrandolo con desesperación.

Los gemidos y suplicas de Stark comenzaban a enloquecerlo.

—Correte dentro. —Tony lo miró con ojos llenos de lujuria—. Quiero ¡ah! Steve, quiero a tus cachorros.

Steve escondió su cara en el hombro del Omega. Tenía que mantener su autocontrol, tenía que cumplir con su trabajo. Embistió con rudeza mientras Tony jadeaba en su oreja.

Tenía que salir de ahí antes de cometer una locura.

—Marcame. —Anthony mordió su oreja sensualmente—. Muerdeme.

El celo de un Omega era muy peligroso para cualquier Alpha, por muy entrenado y mentalizado que este.

Steve, gracias a las entidades divinas, era la excepción a la regla.

Mordió superficialmente el cuello del castaño para calmar su creciente ansiedad, penetro con rapidez y pellizco los pezones ya hinchados y erectos. Tony se corrió en medio de un grito ahogado y Steve salió antes de terminar aún cuando llevaba un condon puesto y había tomado los supresores correspondientes.

El Omega lo miró con ojos somnolientos; Tony le sonrió perezoso.

—Steve...

Rogers salió corriendo hacia el baño. Se hecho agua fría en la cara y se mentalizo para los próximo dos días que faltaban.

Stony Omegacember. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora