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12.50 pm

Y sí, hasta la época este ha sido, con diferencia, el mejor día de mi vida. No tengo palabras para expresar cuán feliz me siento... A pesar de los raros pensamientos, del extraño camino que he recorrido para llegar hasta aquí... de todo...

—Mejor, te dejo aquí —anunció Yeongu, deteniéndose unos cincuenta metros antes de llegar a casa.

—¿Por qué? Si lo haces por papá, no te preocupes. Yo hablaré con él y...

—Simplemente... —interrumpió, tomando mi mano—, no creo que todavía sea el momento.

Me miró por unos segundos y me derretí en sus pupilas. Asentí como boba al igual que las otras quinientas veces, cada vez que me puso aquella carita de «gato que no rompe un plato». Después me dio un dulce beso en la frente y se marchó, de nuevo así, sin más. Al parecer, se le haría costumbre, al igual que a mí lo de quedarme pegada al suelo viendolo marchar.

¡¿Y ahora cómo rayos lo veo?! ¿Cómo rayos me arranco del pecho esta necesidad de tenerlo invadiendo mi espacio personal más próximo, constantemente y sin remordimientos, como solo él sabe hacerlo?

¡Nada! No le pregunté nada que brindara un poco de luz al hermoso misterio que representa mi novio.

¡Por Dios, mi novio! En mi mente se escucha mejor que La quinta sinfonía de Beethoven. Estoy extasiada, como en una nube de algodón de azúcar color rosa.
Ya ni siquiera el rosa me molesta. Es más, ¡el color tiene su encanto!

¡Madre mía, Kang Seong!, ¿en qué te has convertido?

Pues, en todo lo que aborrecía, al parecer.

Lo más grave es que creo que este daño a mi persona, jamás podrá ser revertido. Min Yeongu será capaz de destruir la coraza defensiva que tan arduamente he construido en diesiseis años... ¡No!, creo ya lo ha hecho. Y no me hubiese importado mucho si solo pudiera franquearla él, pero estoy segura de que ahora que mis murallas han caído, seré vulnerable ante cualquier enemigo.

Bueno, Seong, volviendo al tema: te tocará ir cada día a la piedra, a la cancha, o peinar la zona del río hasta que lo vuelvas a ver y, esta vez, ¡por favor!, asegúrate de pedirle al menos su número de teléfono o su dirección para enviarle una carta...

¿Cartas en el siglo veintiuno?

¡Yo que sé, cualquier cosa es mejor que no tener nada con qué comunicarse! ¡Uff, bendita principiante sin ni idea de las relaciones!

¡Por supuesto que no tengo idea de las relaciones! Solo tengo diesiseis y este es mi primer novio. Pero tú pareces tener mucha. Así que me ayudarás.

Seong, ¿todavía no te has dado cuenta de que soy solo un producto de tu imaginación? Algo así como tu conciencia. Soy esa parte que está muy en el fondo de ti y que cuando sale a reprocharte por las cosas que sabes que estas haciendo mal, finges no escuchar porque odias que tenga razón. Pero al final, solo eres tú apoyándote o cuenstionandote. Solo eres tú tomando las decisiones. Yo solo soy un pequeño fragmento de tu propia voz.

Ah... entonces... mi conciencia, ¿eh? ¿Puedo llamarte grillo?

Si puedo escoger, prefiero que no.

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