El día de los recuerdos.
Sábado, 05 de noviembre de 2011
10.00 pmQuerido diario:
Hola, soy yo de nuevo. ¡Kang Seong!, ¿me recuerdas?
Sí, estas leyendo bien. Ha pasado justo un año desde que escribí en tus páginas por última vez. ¡Tantas cosas han sucedido desde entonces! Tanta tristeza, tantas decisiones, algunas equivocadas, otras... no tanto. Arrepentimiento, dolor, y muuuuchos cambios... No sabía muy bien si contarte todo sería una buena idea, no sabía siquiera cómo contártelo. Y no es que esté lo que se dice «preparada para hacerlo»..., pero creo que será bueno para mí. Me ayudará a cerrar por completo todas mis heridas, estoy casi segura. Debo reabrirlas, limpiarlas a profundidad, cubrirlas bien con el ungüento del perdón y entonces, solo entonces, cerrarlas de verdad y para siempre...
Te estarás preguntando qué pasó después de que asegurara que bajaría por el tubo de la calefacción para ir a ver a Yeongu. Bueno, pues... sí que bajé y, lo vi, y también morí aquella madrugada. Primero no tan literal y luego... por completo. Aunque Dios me dio otra oportunidad y envió un ángel a salvarme, a pesar de lo torpe y necia que fui con lo más preciado que me había dado: la vida.
Pensaba solo recordar lo necesario. No traer a mi memoria estrictamente todo lo que sucedió y no martirizarme así con tanto dolor, pero ya quedamos en que es vital para sanar... Y yo quiero sanar... Así que ¿preparados para volver al pasado?
El día raro. (De nuevo).
Viernes, 5 de noviembre de 201010.48 pm
Esto no me gusta, Seong. Sé que primero te dije que te esperarían cosas hermosas allí, pero ya es muy tarde. No deberías andar sola por el bosque.
La voz en mi cabeza sonaba aterrada y, en vista de mi silencio, volvió a hablar: Escríbele mejor un mensaje diciéndole que no te pudiste escapar. Él lo entenderá.
¡No me seas maniática a estas horas! Siempre quieres hacerme dudar después de estar decidida. No quiero tu opinión. ¡Déjame en paz!
Y no volví a escucharla. Mis pies tocaron el suelo y mentiría si dijera que no sentí un poco de miedo, pero le ganaron las ganas de ver a Yeongu. No quería fallarle a mi novio. Sentía que cometería un pecado muy grande. Él nunca me pedía nada, siempre estaba disponible para mí, sin hacer preguntas, sin demostrar cansancio... Y ahora que me había pedido por primera vez algo medianamente diferente, (Lo digo por lo de la hora y lo repentino de la petición) no podía decirle que no, así, sin más. Mínimo tenía que intentarlo. Así que sin mirar atrás corrí con cautela hacia la parte trasera de la mansión, salí por la entrada de los empleados y corté camino por el bosque. Mi interior se sentía agitado, afligido, no sé por qué. Sin embargo, después de estar a medio camino, me negaba a arrepentirme. Aunque debo reconocer que era exactamente esa la sensación que quería apoderarse de mi interior. Y no era por escapar en medio de la noche, ni por lo intrincado del sendero... era por algo más, algo que gritaba a los cuatro vientos «¡peligro!», pero ¿qué?
Poco a poco me fui acercando a mi lugar de destino y la sensación de acechanza, de aquel extraño riesgo, también se fue sintiendo más cerca... Cuando por fin llegué y abrí la puerta, vi a Yeongu sentado en medio del colchón de paja. Su rostro dibujó aquella sonrisa que me calmaba hasta el terror más profundo y, todos mis malos presentimientos se esfumaron.
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Diario de una canción ✔️
Teen FictionPensaba que amar le sería tan fácil como componer un rap... pero se equivocó. 🎼🎼🎼 Él vivía enamorado de la música. Ella se convirtió en su canción más perfecta. Pero no todas las melodías necesitan letra y no todas...