Carta III

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Sábado, 15 de agosto de 2015

Tokio, Japón.

   A ti: La única melodía que no podré revelar.

Hoy he recibido varios disparos... Pensé que estaba muerto hace tiempo, pero no... Fue hoy... Hoy fue que realmente te perdí o al menos, hoy fue que me di cuenta. Quizás, en mi estúpida fantasía, creí que todavía estarías esperándome. Que algún día podría recuperarte. Aún a pesar de cuanto te dañé, te juro que me quedaban esperanzas, mas hoy las muy perversas me abandonaron... junto con tu hermoso nombre...
    ¡¿Por qué?! ¿Por qué tuviste que arrancarte lo único que me di el lujo de conservar como solo mío? Nunca pensé que llegarías a esos extremos. ¡Dios, cuánto lo amaba! ¡Cuánto me gustaba que fueras mi canción! ¿Qué ganaste con cambiarlo? ¿Acaso tu rebuscada y nueva personalidad de adulta no combinaba con esas sencillas letras?
   
    성, Song, Canción... De cualquier manera y en cualquier idioma sonaba hermoso. Era único, especial y ahora, no existe... De «mi Seong» ya no queda nada...Te deshiciste completamente de ella y ni siquiera tengo derecho de reprochártelo porque no sabías cuánto me dolería el enterarme. Ni siquiera contemplabas la posibilidad de que me enteraría. ¿O sí?
    Que bien que se me ocurrió, por así decirlo, está obsoleta manera de desahogarme pues presiento que si no saco todo lo que me está quemando por dentro, esta noche el infierno mismo podría tener su segunda casa en mi interior. No puedo negarlo, verte ayer logró desestabilizar todo el mundo que tardé tanto en construir..., pero repetir el encuentro a menos de veinticuatro horas, acaba de destruirlo por completo. Que fácil se me hizo transitar de la firmeza a la incertidumbre... y más cuando mi seguridad para mantener la máscara que es mi vida ahora, dependía de cuán lejos pudiera estar de ti...
    Nunca imaginé que tú serías la que llegaría ante mi presencia. No sé si agradecerle o darle un puñetazo a Taesung... Aunque lo segundo sería injusto; el pobre ni por enterado se dio de lo que ocasionó con invitarte. El mundo es un pañuelo; que estúpida pero acertada frase cliché. Resulta que los dos tenemos como hermano a la misma persona. Era prácticamente improbable que nuestro destino se volviera a cruzar gracias al zarpazo de ese pequeño tigre, pero así fue... Viniste a cumplir una promesa que le hiciste, según escuché... y de paso... matarme... ¿Lo sabías?
    Al parecer nos hemos vuelto muy buenos mentirosos, tú más que yo, mi querida Seong. (Lo intenté, pero jamás podré llamarte de otra manera). Mientras miles de sentimientos se agolpaban en mi corazón provocándo que retumbara más que un tambor, tu sonrisa cínica y tu mirada prepotente, te hacían ver demasiado cómoda aparentando que no nos conocíamos durante las tres horas en que estuvimos en el mismo espacio/tiempo...
    Creo que de alguna forma esperabas que me derrumbara. Que mandara todo a la mierda y admitiera en aquel pasillo en el que coincidimos a solas, que me había equivocado, que había fracasado... que te había dejado en vano. Pero no puedo darte la razón, no puedo decir que he fallado porque... estoy a las puertas de la fama y sé que lograré entrar y tocarla, así sea con la punta de mis dedos. Como rapero, como cantante, aunque no era precisamente lo que quería, estaré en la cima del éxito muy pronto... Y por conseguir eso fue que te hice sufrir de una manera tan cruel hace cinco años...
    Ahora, como hombre... como ese hombre que te ama con locura y jamás podrá dejar de amarte, sí tengo claro que fallé. Deseaba con todas mis fuerzas ser yo y no ese imbécil de metro noventa y músculos inecesarios, quien acariciara tus cabellos casi toda la noche y rosara tus muslos con suavidad. Quien te susurrara cosas al oído y te sacara aquella hermosa sonrisa que extraño tanto...
   ¡Rayos! No es solo tú sonrisa lo que extraño... ¿Y si todo fue una mentira?... ¿Y si también me amas todavía?... Estoy decidido. ¡Tengo que hacerlo! ¡Sí, voy a hacerlo! No tengo nada que perder. Solo correré a tu lado y volveré a preguntarte lo mismo que hace un rato... Quizás, de ese modo, pueda convencerme por completo de si dijiste la verdad o todavía sientes aunque solo sea una mísera parte de ese amor que alguna vez me juraste. Seong, voy a buscarte... ¡No sé por qué carajos sigo escribiendo!


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